4. Frijoles
Garbanzos, frijoles negros, frijoles rojos… todos contienen abundante vitamina B12, un nutriente que presenta un nivel bajo en muchos adultos mayores, dice Heller. ‟Las personas de más de 50 años no absorben muy bien la vitamina B12, pero el sistema inmunitario la necesita para combatir las enfermedades y reparar las células dañadas y así conservar la buena salud”, explica Heller.
Los frijoles tienen un alto contenido de zinc, que ayuda a aumentar la producción de glóbulos blancos, agrega Taylor. ‟La deficiencia de zinc se ha vinculado con el mal funcionamiento del sistema inmunitario”, dice.
Taylor recomienda al menos media taza de frijoles cocidos, tres veces a la semana. Los puedes agregar a sopas, ensaladas o incluso a platos con arroz. Para un refrigerio saludable y crocante, tuesta unos garbanzos en aceite de oliva.
5. Frutos secos y semillas
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Estos alimentos son ricos en vitamina E, la cual desempeña una importante función en el sistema inmunitario porque fomenta el crecimiento de las células T, dice Lauri Wright, presidenta del Departamento de Nutrición y Dietética de la Universidad del Sur de la Florida. También son una buena fuente de ácidos grasos omega-6. Las nueces son una opción especialmente buena, ya que las investigaciones demuestran que tienen un efecto muy positivo en el microbioma intestinal, dice Kate Cohen, nutricionista y dietista licenciada del Ellison Institute for Transformative Medicine en la Universidad del Sur de California.
También contienen más ácido alfa-linolénico —un ácido graso esencial, muy importante en la función inmunitaria— que cualquier otro tipo de fruto seco.
6. Salmón
No es un vegetal, pero es uno de los pocos alimentos que proporcionan vitamina D, la cual desempeña un importantísimo papel en la regulación del sistema inmunitario, dice Jennifer McDaniel, propietaria de McDaniel Nutrition Therapy en Clayton, Misuri.
Un estudio del 2020 publicado en la revista JAMA Network Open halló que las personas con deficiencia de vitamina D no tratada fueron casi dos veces más propensas a tener un resultado positivo de COVID-19 que los pacientes que tenían niveles adecuados de esta vitamina.
Un filete de salmón de seis onzas contiene alrededor de 600 UI de vitamina D, muy cerca de las 800 UI que se recomiendan para las personas mayores de 70 años. Otra ventaja: es rico en ácidos grasos omega-3, los que también se ha comprobado refuerzan el sistema inmunitario.
Si no te apetece mucho el pescado, McDaniel sugiere marinarlo en azúcar negra y mostaza de Dijon durante 45 minutos y luego asarlo en la parrilla. ‟Se suaviza el sabor a pescado y adquiere un sabor ahumado”, explica.
El salmón enlatado también cuenta: agrégalo a una ensalada para preparar una comida rápida, añade.
7. Ajo
Es rico en un compuesto llamado aliina, que puede ser la fuente de sus propiedades que refuerzan el sistema inmunitario, señala Libby Mills, nutricionista de Filadelfia y portavoz de la Academy of Nutrition and Dietetics.
Una revisión del 2020 (en inglés) publicada en la revista Medical Hypotheses encontró que el ajo en sí parece estimular las células relacionadas con la función del sistema inmunitario. Otro estudio (en inglés) publicado en la revista Journal of Nutrition determinó que las personas que recibieron aproximadamente 2½ gramos de extracto de ajo añejado durante 90 días no solo tenían niveles más altos de células inmunitarias, sino que también tenían menos síntomas de resfriado y gripe. Además, perdieron menos días de trabajo debido a estas enfermedades respiratorias que un grupo de control. Como mínimo, si comes bastante, probablemente mantengas a las personas alejadas de ti, bromea Mills.
Aunque probablemente no se han realizado suficientes investigaciones para apoyar el consumo de un suplemento de ajo, Mills recomienda que cocines con ajo durante los meses más fríos del invierno. Puedes preparar tu propia salsa con tomates y ajo, ya que la vitamina C es en sí misma un antioxidante que ayuda al sistema inmunitario, dice.
8. Kéfir
Investigaciones recientes, incluido un estudio del 2021 (en inglés) publicado en Biomedicine & Pharmacotherapy, sugieren que ciertos compuestos que se encuentran en los lácteos fermentados, como el kéfir (que es como un yogur fino), tienen propiedades antiinflamatorias que pueden ayudar al sistema inmunitario a combatir las infecciones virales.
Los probióticos que se encuentran en el kéfir y otros alimentos fermentados también ayudan a calmar la inflamación crónica, según Harvard Health. “La leche fermentada es rica en probióticos, que parecen tener un efecto positivo en el sistema inmunitario”, explica Mills.
9. Curcumina
La curcumina es un compuesto natural que se encuentra en la cúrcuma, una planta que da ese color amarillo-anaranjado tan característico a esta especia. Se ha estudiado por sus efectos antiinflamatorios y antivirales.
En los últimos años, algunos estudios han analizado su posible utilidad contra la gripe y el COVID-19. La mayoría de estas investigaciones se han hecho en laboratorios, no en personas, por lo que aún falta evidencia clínica sólida, según explica Julie Stefanski, nutricionista registrada y vocera de la Academy of Nutrition and Dietetics.
Un estudio publicado en 2024 en la revista Virology Journal encontró que un spray nasal con curcumina puede ayudar a reducir la gravedad de la gripe y estimular la producción de péptidos antimicrobianos, que ayudan a detener el virus. Además, este spray también podría disminuir el daño inflamatorio causado por el virus.
La curcumina también podría aliviar síntomas similares al resfriado que suelen acompañar a la gripe. En un estudio de 2023 publicado en el Journal of Dietary Supplements, 65 personas tomaron 150 miligramos diarios de curcumina de alta absorción, mientras que otras 30 recibieron un placebo. Quienes tomaron curcumina reportaron menos días con síntomas cuando se resfriaron.
Sin embargo, Stefanski advierte que aún no se ha determinado cuál es la cantidad ideal de cúrcuma o curcumina que podría ser beneficiosa, ya sea estando sano o enfermo.
También es importante tener precaución al tomar suplementos, especialmente si se está enfermo, ya que la curcumina puede interactuar con ciertos medicamentos, como anticoagulantes, medicamentos para la diabetes o para la presión arterial. Estas interacciones pueden causar efectos secundarios como sangrado, bajadas de azúcar o presión muy baja.
Nota de redacción: Este artículo se publicó originalmente el 1.º de noviembre del 2021 y se actualizó para incluir nueva información.
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