Vida Sana
En lo que se refiere al peso, la década de los 60 a los 69 años es fundamental.
El 41.5% de los adultos mayores de 60 años se consideran obesos, según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Con la edad, el cuerpo acumula más grasa y deposita más de ella alrededor de la cintura, al tiempo que pierde músculo. Todo eso aumenta las probabilidades de que surjan una multitud de problemas de salud: hipertensión, colesterol alto, diabetes tipo 2, apnea del sueño y deterioro del funcionamiento físico.
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Tu peso no es lo único importante, pero puede indicar la cantidad de grasa corporal que tienes. Y la grasa corporal no es algo benigno y pasivo; actúa como si fuera un órgano endocrino que participa en el metabolismo de las hormonas sexuales, la coagulación sanguínea, la presión arterial y la sensibilidad a la insulina.
Para envejecer bien, es importante que llegues a un punto óptimo, en el que no tengas ni demasiada ni muy poca grasa corporal. Los médicos utilizan la escala del “índice de masa corporal” (IMC) como una forma de medir la grasa del cuerpo y determinar si tu peso es inferior al normal, si tienes un peso saludable, si tienes sobrepeso o si eres obeso. (Mide tu índice de masa corporal en aarp.org/bmi). Entre la población general, un índice de masa corporal menor de 18.5 indica peso insuficiente; de 18.5 a 24.9, peso saludable; de 25 a 29.9, se considera como sobrepeso; y a partir de 30 indica obesidad, dentro de lo que un IMC de 40 o superior indica obesidad grave.
Pero esas cifras quizás no se puedan aplicar igual de claramente entre quienes tienen de 60 a 69 años: en un estudio del 2022, se descubrió que el mejor IMC para la salud de los mayores de 65 años es de 27 a 28 para los hombres y de 31 a 32 para las mujeres. Esto se conoce como la paradoja de la obesidad y su existencia es algo que no se entiende a plenitud, dice la Dra. Kristen DeCarlo, una geriatra que ejerce en las áreas de endocrinología, diabetes y metabolismo de UI Health, en Chicago.
Eso no significa que deberías hacer caso omiso de un aumento de peso. Considera tu peso como un indicador de tu estado de salud, junto con tu presión arterial, tu azúcar en sangre y tus niveles de colesterol. Pero fíjate también en qué partes del cuerpo tienes esas libras de más.
“La grasa visceral es la que se oculta en la cavidad abdominal”, explica Jean-Pierre Després, profesor del Departamento de Kinesiología de la Universidad Laval en la ciudad de Quebec (Canadá). Tener una mayor cantidad de grasa visceral significa algo más que una cintura más ancha: implica un mayor riesgo de padecer enfermedades cardíacas, diabetes y derrames cerebrales.
¿Qué le está sucediendo a mi organismo?
“Nuestro organismo es distinto a los 60 años comparado con cuando teníamos 20 o 30 años”, señala la Dra. Gitanjali Srivastava, directora médica de Medicina de la Obesidad en la Universidad Vanderbilt, en Nashville.
1. Es posible que aún estés acumulando grasa
El aumento en la grasa corporal que tuviste a los 50 y tantos años podría continuar hasta después de los 60. “Entre los adultos razonablemente saludables, se produce un aumento natural de la grasa corporal hasta después de los 80 años”, dice DeCarlo. Los cambios hormonales y los efectos secundarios de los medicamentos, combinados con la disminución de masa muscular y la acumulación de grasa, hacen que el cuerpo tenga proporcionalmente más grasa.
2. Los músculos necesitan protección
En general, se piensa que cada libra rebajada al hacer dieta contiene un 75% de grasa y un 25% de músculo, señala DeCarlo. Si el médico te ha recomendado que bajes de peso, la clave es que mantengas todo el músculo que puedas. Para eso, asegúrate de que entre un 15 y un 25% de tus calorías diarias provengan de proteínas y haz con regularidad ejercicios aeróbicos (caminar, montar bicicleta, trotar o nadar por 150 minutos a la semana) y ejercicios de resistencia (levantar pesas al menos dos veces por semana). Cada año entre los 60 y los 69 años, es posible que pierdas hasta un 3% de tu fuerza muscular general. Los hombres tienden a mantener su fuerza muscular por más tiempo; las mujeres la pierden rápido después de los 65 años.
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