Vida Sana
Si quieres mantener tu cuerpo fuerte y sano en la segunda mitad de la vida, es posible que necesites algunas nuevas rutinas. A continuación, te explicamos a qué te enfrentas y por qué debes tratar con especial cuidado las partes más vulnerables del cuerpo.
1. Los ojos
Incluso si tienes una visión perfecta, un examen de la vista cada uno a tres años debe formar parte de tu rutina a partir de los 55 años, afirma la Dra. Alice C. Lorch, profesora adjunta de Oftalmología en la Facultad de Medicina de Harvard y oftalmóloga en Massachusetts Eye and Ear.
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Los oftalmólogos vigilan los ojos para diagnosticar y tratar trastornos comunes relacionados con la edad, como la degeneración macular —cuando el ojo empieza a desenfocarse y a perder la visión central— y el glaucoma, que daña el nervio óptico, amenazando la visión periférica. "Sin la vigilancia y detección, hay muchas cosas que de otro modo no sabrías que tenías", explica Lorch.
Además de no fumar, que aumenta el riesgo de enfermedades oculares, las investigaciones demuestran que es posible retrasar el progreso de la degeneración macular con un suplemento multivitamínico específico. Los medicamentos y la cirugía pueden mantener a raya el glaucoma.
Tu médico también estará atento a la aparición de cataratas que nublan la visión, añade Lorch. Cuando llega el momento, la cirugía para sustituir los lentes gastados y amarillentos corrige además problemas como la miopía y el astigmatismo.
Y si experimentas la sensación arenosa del ojo seco, que es más frecuente con la edad, obtén alivio con alimentos o suplementos ricos en ácidos grasos omega-3, higiene de los párpados o lágrimas artificiales. "No hay por qué sufrir de mala visión o molestias en los ojos", afirma Lorch. "Hay medidas que podemos tomar".
2. Los dientes y las encías
Hoy en día, gracias a la fluoración generalizada del agua y a la higiene bucal básica esperamos conservar todos o al menos la mayoría de los dientes durante toda la vida, hasta los 80 y 90 años", afirma Matt Messina, profesor clínico adjunto de la Facultad de Odontología de la Universidad Estatal de Ohio y portavoz de la American Dental Association. Sin embargo, si esperas sacarles tanto partido a los dientes, es posible que tengas que hacer más de lo que acostumbras.
"A medida que las personas envejecen, vemos más recesión gingival y pérdida ósea, y eso puede dejar al descubierto parte de la superficie de la raíz", señala Messina. "Pero estas superficies no están cubiertas de esmalte, la dura capa exterior que protege la parte superior del diente, por lo que se vuelven más susceptibles a la caries".
Después de los 50 años, es posible que también produzcas menos saliva, que disuelve los ácidos utilizados para descomponer los alimentos, haciéndolos menos dañinos para los dientes. O tal vez te receten uno de los cientos de medicamentos conocidos por causar sequedad bucal, que también pone en peligro los dientes.
"Alguien que no tenía problemas de caries quizás necesite de repente un gel o enjuague de flúor recetado para uso diario a fin de fortalecer los dientes y las superficies de las raíces", dice Messina.
Para mantener dientes y encías saludables a largo plazo, Messina recomienda redoblar la higiene bucal (¡no te saltes el hilo dental esta noche!). Si tomas un medicamento que causa sequedad en la boca, pregúntale al médico si puedes tomar una dosis más pequeña o un medicamento diferente. Y evita masticar hielo, ya que astilla el esmalte dental, o utilizar los dientes para cosas como quitar las etiquetas de los precios. "Los dientes no son herramientas", dice.