Con cada paso, tus pies reciben un golpe que equivale hasta 2.5 veces tu peso corporal. Después de décadas de desgaste, no es de extrañar que los problemas de los pies comiencen a surgir a partir de los 50 años. “La edad, junto con el peso, el calzado inapropiado y la genética se traducen a problemas de los pies”, dice Eric Stamps, decano de la California School of Podiatric Medicine de Samuel Merritt University.
Para las lesiones comunes de los pies, comenzar con una solución de venta libre suele ser aceptable, dice Stamps. (Consulta con un podólogo si el dolor es intenso o las cosas no mejoran en una semana, o si la lesión interfiere con tus actividades diarias).
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1. Arcos caídos
Se siente cómo: dolor o hinchazón a lo largo del empeine. Puede empeorar al hacer actividades.
¿Por qué ahora? La inflamación relacionada con la edad y la ruptura del tendón que sostiene los arcos —de la misma manera en que los cables sostienen un puente—. El desarrollo de los arcos caídos se acelera con las libras de más, la actividad de alto impacto, un historial de lesiones de pie y tobillo, y los arcos bajos.
Una mala idea: colocar suelas suaves y acolchadas o soportes de arco en tus zapatos. La suavidad acolchada no levantará a los arcos caídos, dice Laura Virtue-Delay, presidenta de la Pennsylvania Podiatric Medicine Association.
Mejor prueba esto: un soporte firme en el arco, ya sea incorporado en los zapatos o agregado como un dispositivo ortopédico.
2. Juanetes
Se siente cómo: dolor, hinchazón y una protuberancia ósea en la base del dedo gordo del pie. El dedo gordo se desplaza hacia adentro y puede superponerse sobre el segundo dedo del pie.
¿Por qué ahora? Culpa a la mecánica defectuosa de los pies, que es heredada, y a las décadas de desgaste. Usar zapatos ajustados y puntiagudos que aplastan los dedos y el antepié empeora las cosas.
Una mala idea: creer que una férula para juanetes o un separador de dedos estirará de manera permanente un dedo gordo torcido.
Mejor prueba esto: zapatos con una punta ancha y profunda que proporcionen suficiente espacio para la parte más ancha del pie.
3. Dolores del tendón de Aquiles
Se siente cómo: dolor leve o intenso en la parte posterior del talón, o una sensación repentina de crujido. (¡Uf!)
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