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En la primera línea del Seguro Social, los clientes buscan servicio... y tranquilidad

En oficinas locales en tres estados, los beneficiarios temen que con los cambios en las reglas y los recortes de personal se haga más difícil obtener respuestas y resolver problemas.


Sandra Hamm
Sandra Hamm, una beneficiaria del Seguro Social y de la Seguridad de Ingreso Suplementario (SSI), fue a su oficina local de la SSA en Austin, Texas, después de recibir una serie de cartas de la agencia sobre sus beneficios. "Sentí que necesitaba hablar con alguien", dice Hamm.
Arturo Olmos

Estos son tiempos inciertos en las oficinas del Seguro Social.

En los últimos dos meses, la Administración del Seguro Social (SSA) ha comenzado a reducir su personal con el objetivo de eliminar 7,000 puestos de trabajo, más del 12% de su fuerza laboral. Casi 2,000 empleados de primera línea en oficinas locales se han ido como parte de un programa de renuncias con indemnización.

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En medio de esta reestructuración, la agencia anunció, modificó y luego abandonó un plan para implementar nuevos requisitos de verificación de identidad que habrían restringido seriamente la capacidad de solicitar beneficios por teléfono.

Esto ocurre mientras la SSA hace el cambio a un servicio solo con cita previa en sus más de 1,200 oficinas locales, lo cual pone más presión en su ya sobrecargada línea telefónica gratuita, que ahora recibe también las llamadas de las personas que buscan programar una cita.

La agencia, que administra $130,000 millones en pagos mensuales a más de 73 millones de personas, dijo en una declaración reciente (en inglés) en la que reconoció a abril como el Mes Nacional del Seguro Social, que está "aumentando la cantidad de empleados en posiciones de apoyo a los puestos de atención de primera línea". En muchas oficinas ha aumentado el flujo de clientes, algunos en busca de confirmación de que los cambios de políticas y personal no afectarán sus beneficios, y otros simplemente cansados de esperar horas en el teléfono para obtener ayuda de rutina.

"La crisis de atención al cliente en el Seguro Social ha estado gestándose durante años. A medida que la población envejece, la demanda aumenta, pero la financiación del Congreso no le ha seguido el ritmo, y ahora estamos viendo aún más recortes de personal sin un plan claro para mejorar el servicio", dice Bill Sweeney, vicepresidente sénior de Asuntos Gubernamentales de AARP.

"Las personas han contribuido al Seguro Social durante toda su vida laboral, y han pagado por el apoyo que viene con él", agrega. "Cualquier cosa menos que eso es inaceptable".

En medio de la crisis cada vez más profunda, AARP visitó tres oficinas de la SSA en diferentes partes del país para conversar con los clientes sobre su experiencia y sus preocupaciones.

 Middletown, Nueva York: 'Vine para asegurarme de que no perderé nada'

El 8 de abril amaneció ventoso e inusualmente frío en este pueblo del valle del Hudson, y en lugar de hacer fila fuera de la oficina local del Seguro Social, las personas que comenzaron a llegar casi una hora antes de la apertura a las 9 a.m. esperan dentro de sus automóviles para protegerse del frío, mientras vigilan las dobles puertas de vidrio del enorme edificio de ladrillos.

Cuando las puertas se abren, se invita a los clientes a sentarse adentro y esperar su turno para obtener información sobre beneficios, notificar un cambio de domicilio, obtener documentos o solicitar otros servicios.

En medio de las noticias sobre las reducciones de personal del Seguro Social y los planes para restringir el servicio telefónico (planes que más tarde ese día la SSA anunció que retractaba), algunos dicen que han venido para que les aseguren en persona que los cambios en la agencia no afectarán sus beneficios.

"Vine para asegurarme de que no perderé nada", dice Benjamin Washington Taylor, de 76 años, de Middletown, desafiando el viento en un banco mientras espera un autobús para volver a casa.

Habiendo leído sobre los recortes y cambios, dice, fue a la oficina "por un exceso de precaución" para verificar que la información que la SSA tiene sobre él es correcta. Una conversación con una empleada de la oficina calmó sus miedos. "Afortunadamente, no hay nada de qué preocuparse. Según la señora, estoy actualizado”.

Deborah Gilbert-Mann, de 59 años, de Bloomingburg, Nueva York, llevó a su esposo, George Mann, de 69 años, directamente a la oficina desde su cita de diálisis para obtener una carta oficial de verificación de beneficios. Ese servicio está disponible en internet, pero "es más fácil venir en persona", dice.

Deborah L. Gilbert-Mann
Deborah L. Gilbert-Mann en la oficina del Seguro Social en Middletown, Nueva York. Ella dice que los servicios en internet de la SSA no son útiles para su esposo, quien "no sabe usar un teléfono inteligente o una computadora".
Michael George

Mientras pliega la silla de ruedas de su esposo para ponerla en su automóvil, Gilbert-Mann expresa preocupación ante la posibilidad de que con la reducción de empleados de la SSA, a las personas como su marido les resulte más difícil acceder a los servicios.

"Sería una preocupación, porque no todos son expertos en computadoras", dice. "Él no sabe usar un teléfono inteligente o una computadora, así que deberían mantener la plantilla de personal tal cual está".

La situación de Robert Crump, residente de la ciudad de Nueva York, de 60 años, es similar. Dice que no tiene habilidad con las computadoras y no pudo notificar un cambio reciente de domicilio en línea, por lo que no recibió su cheque de beneficios por discapacidad. Para su alivio, un agente en la oficina de Middletown pudo procesar el cambio de domicilio, anular el cheque viejo y emitir uno nuevo.

"El empleado fue muy profesional y cortés", dice Crump. Y agrega que todos los agentes en la oficina estaban ocupados atendiendo a clientes durante su visita y que no cree que los niveles de servicio allí puedan mantenerse con un personal reducido.

Esas preocupaciones son personales para Jacqueline Lake, de Maybrook, Nueva York, quien está aquí para preguntar sobre los beneficios de su esposo, Lake, de 65 años, quien es sordo y se comunica por lenguaje de señas. "Si reducen el personal, no tendrán a nadie para interpretar", dice.

A Lake le preocupa especialmente que la SSA busque empujar a más beneficiarios a buscar ayuda en línea. Dice que ella no tiene computadora, aunque sí tiene un teléfono inteligente, al que llama su "salvavidas". Pero le cuesta navegar por la web y encontrar lo que necesita en internet. "No sé dónde buscar cosas, o qué buscar", dice.

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James A. Rollins Sr
James A. Rollins Sr. dice que estaba frustrado con el "enfoque analógico" del Seguro Social después de que le dijeron que no podía resolver un problema con su inscripción de Medicare en internet o por teléfono.
Michael George

Incluso quienes quieren usar servicios remotos pueden sentirse frustrados. James Rollins Sr., de 65 años, consultor de gestión y expresidente de la NAACP de Middletown, ha estado intentando corregir un error que cometió durante la inscripción en Medicare el año pasado que causó un problema con el pago de las primas, lo que interrumpió su cobertura. Llamó a la SSA y le dijeron que tenía que imprimir un formulario y llevarlo a una oficina para reactivar su inscripción.

"No puedes simplemente entregarlo. Tienes que tomar un número y esperar, solo para darle el formulario a alguien", dice Rollins. Este "enfoque analógico" le resultó frustrante.

"Hay algo que no cuadra en esa situación, y lo que están haciendo en Washington, no veo cómo esto puede ayudar", dice. "Si están recortando personal, están perjudicando aún más a las personas que han trabajado toda su vida para apoyar a este país pagando impuestos".                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                     

— Martha C. White

Gale Sloan
Gale Sloan espera afuera de la oficina de la SSA en Suitland, Maryland, mientras un amigo espera en la fila para recibir ayuda para solicitar beneficios. "Están haciendo las cosas tan difíciles ahora", dice ella.
Greg Kahn

Suitland, Maryland: ‘No llaman a nadie’

Cuando Gale Sloan, de 66 años, se jubiló en el 2022, la tarea de solicitar los beneficios del Seguro Social le resultó bastante fácil. Entonces, cuando una amiga comenzó con el proceso este año, Sloan se ofreció voluntariamente a mostrarle cómo era. Eso es lo que la trae a la oficina de la SSA en Suitland, en las afueras de Washington, DC, el 14 de abril.

Mientras su amiga está sentada con unas 50 personas más en una sala de espera abarrotada, Sloan estira las piernas afuera. Anticipa que estará aquí un buen rato. "Acabo de preguntarle al empleado que estaba trabajando allí atrás cuántas personas están delante de nosotras, y dijo que 16", dice. "Están haciendo las cosas muy difíciles ahora". 

Sloan no es la única clienta frustrada aquí. Muchos visitantes se quejan de las largas filas, la confusión sobre procesos y procedimientos y la imposibilidad de obtener las respuestas que necesitan.

Angela Tunnell, de 77 años, dice que para evitar venir en persona, llamó a la línea nacional de ayuda del Seguro Social para obtener la información que necesitaba para preparar su declaración de impuestos. "Me tuvieron en espera durante 120 minutos", dice. Después de esperar todo ese tiempo, la llamada se cortó. Por eso es que vino a la oficina, a probar suerte en persona.

Pam Donbrosky, de 70 años, quiere solicitar beneficios para cónyuges divorciados con base en el historial de ganancias de su expareja. Ella también intentó llamar primero y le dijeron que podía hacer una cita telefónica para discutir su caso. La fecha más temprana disponible era el 30 de mayo.

Pam Donbrosky
Pam Donbrosky no pudo conseguir una cita telefónica para discutir una reclamación de beneficios antes del 30 de mayo, así que intentó ver si la atendían en la oficina de Suitland. Fue enviada a casa a esperar hasta la reunión telefónica.
Greg Kahn

"Pensé que tal vez podría venir en persona y poner esto en marcha", dice. Pero después de esperar dos horas para hablar con un agente de la SSA, la mandaron a casa a esperar su cita original.

No a todos les molestan las largas filas. El jubilado Tyrone Harris perdió el formulario SSA-1099 que necesitaba para completar su declaración de impuestos. Ha estado esperando alrededor de media hora, pero salió de la oficina para devolver una llamada telefónica. "Podría haber hecho una cita, pero entré directamente", dice. "No está mal".

Otros son menos pacientes. Crystalyn Gale, de 62 años, echó un vistazo a la fila y decidió volver otro día.

Crystalyn Gale
Crystalyn Gale planea su jubilación pronto, pero dice que intentará obtener ayuda en la oficina de Suitland otro día: "Este lugar está atiborrado".
Greg Kahn

Gale dice que planea jubilarse este año y está buscando orientación sobre cómo solicitar sus beneficios. No estaba segura de si tendría que venir en persona o podría hacerlo en internet. "Quería hablar físicamente con alguien solo para estar segura", dice. "Pero este lugar está atiborrado". 

Chester Austin, de 80 años, también probará suerte otro día. Dice que vino a preguntar si cumplía los requisitos para un "cheque de bonificación" retroactivo disponible para algunos exempleados gubernamentales que reciben el Seguro Social y pensiones. Al llegar, recibió el número C295, que representaba su lugar en la fila en una ventanilla designada con la letra C. Mientras esperaba su turno, vio que el último número llamado había sido el C281 y que no había nadie detrás de la ventanilla "C".

"No llaman a nadie. Nunca llamaron a la ventanilla C", dice Austin. "¿Entonces por qué tendría que estar sentado allí?".

 —Tamara E. Holmes

 Austin, Texas: ‘No nos dejaron entrar’

El 14 de abril también es un día ocupado en la oficina del Seguro Social en 1029 Camino La Costa, una de las dos en la capital de Texas. El flujo de clientes es constante, todos cargando carpetas con papeles. Llegan en auto, en camioneta, en transporte compartido, en vans accesibles y a pie, desde la parada de autobús más cercana. Algunos usan bastones, andadores o sillas de ruedas; otros empujan cochecitos de bebé o llevan a niños pequeños de la mano. Una mujer entra con su perro a la oficina.

Aún así, no se ven las filas que los locales dicen había unos meses atrás. Como en todas las oficinas de la SSA, se supone que aquí solo se recibe a visitantes con cita. Un guardia de seguridad saluda a las personas que entran y les entrega páginas impresas con un código QR que pueden escanear para programar una visita.

Sherelle Gibson, de 33 años, y su esposo, Randal Moore, de 39, se enteraron de eso hace una semana, cuando se presentaron para obtener una tarjeta de Seguro Social de reemplazo para su hijo de 2 años, True. 

Sherelle Gibson
Sherelle Gibson y su esposo tuvieron que hacer varias visitas a una oficina de la SSA en Austin para solicitar con éxito una tarjeta de Seguro Social de reemplazo para su hijo de 2 años.
Arturo Olmos

"Llegamos a las 7 de la mañana porque normalmente la fila es muy larga", dice Gibson. "Estuvimos en la fila dos horas hasta que se abrió la ventanilla y nos dijeron: 'Ya no aceptamos visitas sin cita previa. Tienen que hacer una cita’. No nos dejaron entrar".

Esta vez tienen cita. Llegan en autobús cerca de las 10:15 a.m., 40 minutos antes de su reunión. Les van a enviar la tarjeta de reemplazo de su hijo por correo.

Marion Clinton, de 65 años, también necesita una tarjeta de Seguro Social de reemplazo. Llega en CapMetro Access, un servicio de transporte público de Austin para personas con discapacidades, aproximadamente 90 minutos antes de su cita de las 12:10 p.m.

Marion Clinton
Arturo Olmos
Marion Clinton fue en una camioneta de transporte público accesible hasta la oficina de Austin para solicitar una nueva tarjeta de Seguro Social, llevando múltiples formas de identificación "en caso de que alguien quiera saber que soy realmente yo".

"Escuché que van a cerrar las oficinas del Seguro Social aquí", dice. "Si cierran las oficinas locales, ¿cómo diablos voy a conseguir una tarjeta de Seguro Social de reemplazo?"

Es posible solicitar una tarjeta nueva en línea, pero el veterano del Cuerpo de Infantería de Marina dice que "no intentó hacer nada en internet. No quería enredarme en la burocracia en internet si ingresaba algún dato incorrecto". En cambio, trajo un montón de documentos, incluidos su certificado de nacimiento, el documento de identificación del estado de Texas y los documentos de la baja militar, "en caso de que alguien quiera saber que soy realmente yo".

Su nueva tarjeta también le llegará por correo, informa Clinton al salir. "El guardia de seguridad fue increíblemente atento. El empleado que me atendió fue atento", dice. "No tuve ningún problema con la gente aquí".

Rebecca, de 40 años, quien pidió ser identificada solo por su primer nombre, está aquí para obtener un número de Seguro Social. Llegó a Austin desde Sydney, Australia, a finales de marzo, solo unos días antes de comenzar un trabajo en recursos humanos con una agencia de reclutamiento tecnológico.

"No he podido cobrar mi sueldo porque no tengo un número de Seguro Social", dice. "Intenté hacerlo en línea. Pero ahí vi que tenía que venir personalmente. Otras personas me habían dicho que llegas y haces fila, pero cuando hice la fila, el agente de seguridad me dijo que dejaron de aceptar visitas sin cita en febrero”.

Su cita de las 9:40 a.m. se ha convertido en una odisea. "Ahora me han dicho que tengo que imprimir una página. Tengo que encontrar una biblioteca. Tengo mi visa de trabajo y todo conmigo”. Una hora y 45 minutos más tarde, después de tomar un Uber hasta la biblioteca y otro de regreso, obtuvo su número de nueve dígitos. Ella también recibirá la tarjeta de Seguro Social por correo.

Sandra Hamm, de 64 años, recibe el Seguro Social y el Ingreso Suplementario de Seguridad (SSI), un beneficio administrado por la SSA para personas con discapacidades y adultos mayores con poco o nada de ingresos o recursos financieros. A un mes de una cirugía de reemplazo de cadera, depende de un bastón para moverse.

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Vino a la oficina del Seguro Social porque recibió dos cartas sobre sus beneficios en la misma semana. Llamó a la oficina y completó algunos documentos que la SSA le envió por correo. Luego recibió otra carta. "Cuando recibí tres cartas por correo, decidí venir a hablar con alguien", dice.

"No intenté en internet. No tengo tableta ni computadora. Y el teléfono es demasiado pequeño para mí. Sentí que necesitaba hablar con alguien", dice Hamm. "Simplemente, necesitaba venir aquí".

 —Sharon Jayson

 

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