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Bebida perfecta para el verano.

Escoger bien las bebidas es parte importante de nuestra mesa y de la ocasión que estemos celebrando. Aunque a veces no lo tenemos en cuenta, la bebida perfecta es el complemento ideal a una fiesta, convite, recepción, cena, y puede hacer de usted un anfitrión/a magistral o dejarle mal, si no escogió bien la selección de bebidas o hasta puede echarle a perder su menú e incluso su agasajo.

Imagínese usted en la plenitud del calor de verano, preparar carnes en un asador al aire libre y acompañarlo de vino tinto robusto. Usted y sus invitados serían los que terminan asados. O servir sushi con wasabi y acompañarlo de una bebida gaseosa o café con leche. O hacer una fiesta para niños y sólo tener bebidas alcohólicas. ¿Y qué es mejor para concluir una buena cena en invierno, una limonada fría o un buen té caliente, del cual hay cientos de variedades?

Ahhhh, una deliciosa jarra de sangría siempre luce y es refrescante sobretodo en el verano. Pocas bebidas son tan tradicionales y evocan la Península Ibérica como la sangría. Típica en toda España, ha recorrido gran parte del mundo, esa deliciosa combinación de vino tinto y frutas.

Claro está que hay muchas versiones de la sangría que pueden incorporar o no, otros licores, diferentes combinaciones de jugos y frutas, azúcar o almíbar, y agua de soda o como en la receta que les ofrezco esta semana, ginger ale, una gaseosa a base de jengibre. Incluso el vino puede variar; hay sangría de vino tinto como hay sangría con vino blanco.

Lo importante es que la sangría se prepara poco antes de servirla, deja asentar los sabores en la nevera, y justo al momento de llevarla a la mesa, le añade los cubitos de hielo. Recuerde que la fruta en contacto con el azúcar y el alcohol se puede fermentar, así que sirva a sus invitados sin demora. Ellos le estarán agradecidos.

Por supuesto, hay versiones de sangría sin alcohol, perfectas para quienes no ingieren bebidas alcohólicas y para los más chicos. Éstas usualmente consisten de una mezcla de jugos frescos, como el de uva blanca, manzana y hasta melocotón. Son sabores que se complementan, delicados, dulces y a los que algunas hierbas como la menta, la yerbabuena, hasta la albahaca y rebanadas de fruta cítricas le sirven de contrapunto para lograr una bebida sumamente agradable al paladar.

Ya que estamos en el tema de bebidas sin alcohol, nada más refrescante para mí desde niña que la limonada, en muchos de nuestros países preparada con jugo de limón verde y en Estados Unidos con limón amarillo. En Colombia, en la región del Valle del Cauca probé una versión llamada “limonada natural”, con limón verde, cáscara y todo. Aunque me supo algo amarga al principio, su complejidad e intensidad de sabor, me conquistó.

Claro que hija de Puerto Rico como soy, no podría concluir este artículo sin mencionar la bebida oficial de la Isla del Encanto y uno de los cocteles más famosos del mundo.

Me refiero a la piña colada, una deliciosa mezcla de piña fresca, colada, jugo de piña, ron y crema de coco con hielo. El resultado es una dulce crema de piña, atemperada por las especias del ron, con notas de coco, que también puede usarse como un rallado para la decoración. Por supuesto, hay una versión sin alcohol de la piña colada; sólo añada más jugo de piña, crema de coco y hielo batido.

Claro está que usted puede inventar sus propias combinaciones según su gusto, y siempre y cuando tenga en cuenta la ocasión, los invitados y la época del año.

Hasta la próxima en Sabores con Denisse ¡Salud!

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