Una conversación con Sully Sullenberger
El piloto jubilado del 'milagro sobre el río Hudson' habla sobre el heroísmo, la reinvención y el temor a volar.
Foto: JONATHAN SPRAGUE/REDUX
Sully Sullenberger, el piloto jubilado del "milagro sobre el río Hudson" habla sobre los logros personales y la reinvención.
In English | Han pasado cinco años desde el "milagro sobre el río Hudson". ¿Cómo cambió tu vida ese suceso?
Fue, al principio, muy difícil, muy impactante, pero con el tiempo comprendí que hay que convertirlo en algo que forma parte de uno mismo, no solo algo que te pasó.
¿Cómo has cambiado?
Me ha hecho pensar que de las cosas triviales que debo resolver ninguna siquiera se aproxima a ello.
Cuéntame sobre cómo conociste al presidente Obama varios días después, en su primera inauguración.
Cuando mi esposa, Lorrie, y yo conocimos al presidente en un baile de etiqueta, se volvió hacia ella y le dijo, "América lo considera un héroe". Mi esposa le contestó, "Bueno, el mundo lo considerará un héroe, pero ¡no ha dejado de roncar!" Esto de ser un héroe no te brinda mucha ventaja, independientemente de quién seas.
¿Qué importancia tuvo tu experiencia en el aire sobre el río Hudson?
El entrenamiento en simuladores de vuelo no permite practicar aterrizar sobre el agua. Tuvimos 208 segundos para solucionar un problema para el cual nunca habíamos sido entrenados específicamente. La experiencia y juicio que mi tripulación y yo habíamos desarrollado a lo largo de muchas décadas nos permitió tener la cautela creativa de llevar intacto a la superficie ese avión lleno de personas.
Para ese entonces, ya habías trabajado por mucho tiempo para cambiar la cultura que existía en las cabinas de los aviones en la industria de la aviación.
En los viejos, malos tiempos, los capitanes no eran buenos líderes, no creaban equipos, eran arrogantes y autocráticos.
¿Y ahora?
Los pilotos aprenden a usar las habilidades humanas para comunicar información y tomar decisiones colectivamente, que crea en el equipo un sentido de responsabilidad compartida, con mejores resultados.
Tu nuevo esfuerzo es intentar cambiar el sector de la atención médica. ¿Es el mundo de la medicina como la vieja cultura de vaqueros de la aviación?
Los profesionales médicos son tan habilidosos y dedicados como cualesquiera otros profesionales, pero trabajan dentro de un sistema fragmentado que no ha progresado tanto como lo hemos hecho en la industria de la aviación.
¿Por qué has tomado parte en esta cuestión?
En este país, hay unas 200,000 muertes prevenibles cada año, incluso por errores médicos, que son mayormente faltas en el sistema y enfermedades relacionadas a la atención médica tal como las infecciones adquiridas en los hospitales. Esto equivale a tres accidentes de aviones de pasajeros, sin supervivientes, todos los días, algo que no se toleraría en mi mundo.
¿Por qué se tolera en el mundo de la medicina?
Porque las muertes suceden una por una y los fracasos frecuentemente se entierran; todavía no hemos alcanzado tener la conciencia pública y la voluntad política para cambiarlo.
¿Por qué no?
Cuando testifiqué ante el Congreso después del aterrizaje sobre el río Hudson, el congresista James Oberstar de Minnesota dijo, "La seguridad comienza en la sala de juntas". Eso es tan cierto en la medicina como lo es en la aviación. Siempre se reduce al liderazgo.
¿Qué piensas sobre el estancamiento en el Congreso?
Cené hace dos años en Washington D.C. con una docena de personas, algunas de la Organización Mundial de la Salud, un exministro de salud de un país europeo, dos congresistas. Realicé una encuesta extraoficial para averiguar si pensaban que por fin lograríamos mejoras en seguridad que no solo salvaran vidas sino también ahorraran dinero. La respuesta de uno de los congresistas me dejó estupefacto. Dijo, "Aunque lograra que mis colegas del otro lado del pasillo acordaran hacerlo, me sentiría sospechoso de sus motivos, de sus prioridades".
¿Le respondiste?
Después de recobrar la compostura, le dije, "Congresista, si pudiéramos lograr que ambos lados del pasillo acordaran hacerlo, ¿realmente le importaría sus motivos?" Contestó que suponía que no. La cuestión es, ¿será dentro de 20 años y 4 millones de muertes prevenibles? Mi voto es hacerlo ahora.
Los viajes por avión tienen a mi esposa completamente traumatizada. ¿Qué le puedes decir?
Nunca te quites el cinturón de seguridad a no ser que necesites ir al baño.
Hugh Delehanty es el exdirector de las publicaciones de AARP Media y coautor con el presidente de los New York Knicks, Phil Jackson, de Eleven Rings y Sacred Hoops.