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15 cosas sorprendentes que pueden aumentar el riesgo de una caída

Además, lo que puedes hacer para ayudar a prevenir este tipo de accidentes.


Piernas en movimiento bajando unas escaleras.
Photo taken in Otterfing, Germany
Getty Images

La fisioterapeuta Sandi Preston le recuerda con frecuencia a su madre de 86 años que use el andador para desplazarse. Pero un día su madre lo olvidó cuando salió a buscar el correo. Y aunque el trayecto hasta el buzón era corto, perdió el equilibrio y se cayó.

De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), cada año se caen más de 14 millones de adultos mayores de 65 años, y alrededor de un millón de ellos terminan hospitalizados.

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Sin embargo, las caídas pueden prevenirse. A continuación, te mostramos 15 cosas sorprendentes que pueden aumentar el riesgo de caídas, junto con consejos para reducirlo. 

Riesgo núm. 1: medicamentos

Los medicamentos te ayudan a mantenerte saludable, pero los efectos secundarios que causan mareos, visión borrosa o un retraso en el tiempo de reacción pueden hacerte más propenso a una caída.

Según los CDC, algunas categorías de medicamentos que pueden aumentar el riesgo de caídas incluyen:

  • Medicamentos psicoactivos, incluidos los antidepresivos, los opioides y los sedantes
  • Antihistamínicos
  • Relajantes musculares
  • Medicamentos para la presión arterial
  • Anticolinérgicos (se usan para tratar la incontinencia urinaria, la vejiga hiperactiva y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica)

Para reducir el riesgo: Mantén una lista de los medicamentos que tomas, incluidas las dosis y por qué estás tomando cada uno. No olvides los medicamentos de venta libre y los suplementos. Luego, revisa la lista con tu médico o farmacéutico clínico y pídele que identifique y explique cualquier cosa que pueda aumentar el riesgo de sufrir una caída. Tu proveedor de servicios de salud puede hacer algunos cambios, como reducir la dosis o usar un fármaco alternativo.

Riesgo núm. 2: diabetes

Las personas diabéticas a menudo tienen otros problemas que aumentan el riesgo de caídas, como deterioro de la visión (retinopatía) y de la función sensorial (neuropatía). Además, los medicamentos que controlan el azúcar en la sangre pueden hacer que los niveles bajen demasiado (hipoglucemia), lo cual puede producir mareos. 

Otros riesgos de caídas

Hay otros peligros y factores de riesgo en el hogar que pueden provocar una caída. Entre ellos se cuentan:

  • Alfombras
  • Cargadores de teléfono y otros cables
  • Mala iluminación
  • Desorden
  • Bordillos mal marcados y senderos desnivelados

Un bastón, andador u otro dispositivo de asistencia puede ayudarte a seguir siendo más independiente... y a mantenerte sobre tus pies. Un proveedor de servicios de salud —como tu médico o fisioterapeuta— puede ayudarte a elegir el dispositivo adecuado y ajustarlo para que se adapte a tu altura y a tus necesidades.

Para reducir el riesgo: Mantén la diabetes bajo control: acude a las citas médicas regulares, sigue una dieta saludable, mantente activo la mayoría de los días, verifica el nivel de azúcar en sangre con frecuencia, maneja el estrés y toma el medicamento tal como se te recetó. 

Riesgo núm. 3: otras enfermedades relacionadas con la edad

La enfermedad de Parkinson, los derrames cerebrales, la artritis y la enfermedad arterial periférica también pueden afectar la capacidad para caminar y aumentar el riesgo de caídas.

Para reducir el riesgo: Si tienes alguno de estos trastornos, habla con tu médico para completar un análisis de tu riesgo de caídas, que incluye la evaluación de tu fuerza, tu forma de andar, tu cognición y los medicamentos que tomas.

Riesgo núm. 4: mascotas

El mejor amigo del hombre puede ser un peligro de caída. Las mascotas excitadas pueden saltar y derribarte, dice Preston. También pueden meterse por delante y empujarte, especialmente cuando estás tratando de salir de la casa, agrega. Un estudio de los CDC del 2009 halló que cada año se registran aproximadamente 86,629 lesiones por caídas asociadas con perros y gatos.

Para reducir el riesgo: el Departamento de Envejecimiento de Ohio recomienda que si encuentras una mascota en tu camino la hagas moverse, no intentes pasarle por encima. Y siempre mira alrededor para ver dónde está tu mascota antes de aproximarte a una escalera. Si no te sientes capaz de controlar fácilmente a tu perro cuando lo sacas a pasear, contrata a un paseador de perros o pídele ayuda a un vecino. Otra opción es llevarlo a un parque para perros o a otra área cercada para que queme energía allí. En su informe del 2009, los CDC también recomiendan el entrenamiento de obediencia para perros.

Riesgo núm. 5: deterioro de la memoria

Es común que con el paso de los años comencemos a olvidarnos de algunas cosas: ¿dónde dejé los anteojos? La enfermedad de Alzheimer y otras formas de demencia son menos comunes, pero cuando están presentes, los síntomas comienzan generalmente después de los 60 años.

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Cuando una persona tiene demencia, al cerebro le puede resultar difícil comunicarle al cuerpo qué hacer y cómo moverse al caminar, lo que aumenta el riesgo de que esa persona se caiga. Un estudio del 2023 publicado en Alzheimer's & Dementia: The Journal of the Alzheimer's Association, halló que casi la mitad de los adultos mayores con demencia (en inglés) sufrieron una o más caídas en el 2016, en comparación con menos de un tercio de los adultos mayores sin demencia.

Para reducir el riesgo: en tu casa, asegúrate de que los artículos que necesitas estén al alcance y fácilmente disponibles. Seguir una rutina diaria sin modificaciones también puede ayudar a reducir el riesgo de caídas. Además, es importante discutir cualquier riesgo con tu médico. Los investigadores del estudio del 2023 proponen adoptar estrategias personalizadas de prevención de caídas para las personas con demencia.

Riesgo núm. 6: cambios en la visión

Es común que la visión empeore con la edad. Pero si el deterioro visual no se trata, puede afectar el equilibrio y la capacidad para juzgar distancias, lo que aumenta el riesgo de caídas.

Para reducir el riesgo: la Academia Americana de Oftalmología recomienda que los adultos mayores de 65 años se hagan un examen de la vista cada uno o dos años. Además de las visitas de rutina, "todo cambio en la visión de uno o ambos ojos debería motivar una visita a un oculista", dice la Dra. Laura Kilty, oftalmóloga en Bassett Medical Center en Cooperstown, Nueva York. "Es importante tener en cuenta que, como tenemos dos ojos y los usamos al mismo tiempo, tal vez no nos demos cuenta del cambio de visión en uno de ellos".

Otro punto clave: "Un gran porcentaje de personas mayores de 50 años usan lentes bifocales, trifocales o progresivos para corregir diferentes problemas de enfoque", dice Kilty. Pero estos lentes hacen que sea más difícil ver el suelo ante tus pies. Si tienes lentes progresivos, bifocales o trifocales, baja la barbilla cuando uses escaleras o camines sobre superficies irregulares, de modo de mirar a través de la parte superior de los lentes. "Considera usar gafas con lentes de visión única cuando camines", dice Kilty.

(Lee más de AARP: El peligro oculto de los lentes progresivos)

Riesgo núm. 7: hipotensión postural

Al ponerte de pie desde una posición acostada o sentada la presión arterial  baja, y a la sangre le puede llevar alrededor de un segundo llegar al cerebro.

Pero si la presión arterial cae por debajo de lo normal —20 mmHg o más en el número superior de la lectura o 10 mmHg o más en el número inferior—, es posible que el flujo de sangre demore más en llegar al cerebro y te sientas mareado. Eso se conoce como hipotensión postural, y es algo que tu médico puede evaluar en el consultorio.

Los medicamentos que afectan la presión arterial pueden causar hipotensión postural. También pueden hacerlo la deshidratación, la diabetes y la enfermedad de Parkinson, entre otros factores.

Para reducir el riesgo: Habla con tu médico sobre la posibilidad de cambiar o reducir los medicamentos que puedan estar contribuyendo a la hipotensión postural. Mantente hidratado, evita tomar baños o duchas calientes y trata de ponerte de pie lentamente cuando estés sentado o acostado. Además, asegúrate de tener algo de donde agarrarte. 

Riesgo núm. 8: deterioro auditivo

La audición y el equilibrio están conectados: ambos sistemas están en el oído interno, por lo que el deterioro auditivo a menudo va acompañado de problemas de equilibrio.

Para reducir el riesgo: Si tienes problemas de audición, procúrate audífonos... y úsalos. Investigadores de la Universidad de Colorado en Anschutz encuestaron a adultos mayores de 60 años que tenían pérdida auditiva y descubrieron que incluso aquellos que usaban sus audífonos solo cuatro horas al día se caían menos que quienes no los usaban nunca.

Riesgo núm. 9: juanetes y otros problemas de los pies 

A medida que envejecemos, las anomalías en los pies —como juanetes, arcos caídos y dedos en martillo— se vuelven más comunes, y los estudios indican que estos problemas pueden aumentar el riesgo de caída.

Para reducir el riesgo: Considera visitar a un ortopedista o a un podólogo, quienes pueden recetarte órtesis (insertos para los zapatos). Según el Consejo Nacional sobre el Envejecimiento, las plantillas pueden ayudar a los adultos mayores a mantener la movilidad y reducir el riesgo de caídas. 

Riesgo núm. 10: pérdida muscular 

Los músculos pierden fuerza y volumen a medida que envejecemos, algo que se conoce como sarcopenia. No todas las personas experimentan esto en la misma medida, pero para cuando llegan a los 80 o 90 años algunos adultos pueden haber perdido hasta la mitad de su fuerza muscular.

Para reducir el riesgo: Los CDC recomiendan que los adultos mayores realicen entrenamiento de fuerza al menos dos días a la semana con pesas libres, bandas de resistencia y ejercicios con el peso corporal (flexiones y abdominales). Incluso cavar en el jardín cuenta. 

Riesgo núm. 11: huesos débiles

En el caso de las personas con osteoporosis —un trastorno relacionado con la edad en el que los huesos se vuelven débiles y frágiles—, los huesos no solo se quiebran con mayor facilidad en una caída, sino que las investigaciones indican que esas personas tienen además un mayor riesgo de caerse. 

Para reducir el riesgo: Incorpora actividades con soporte de peso a tu programa de ejercicios. Además, aumenta el consumo de calcio y vitamina D en la dieta: los lácteos, las verduras de hoja verde y pescados como el salmón y las sardinas son fuentes ricas de estos nutrientes. A menos que te lo recomiende el médico, no es necesario que agregues un suplemento a tu rutina. Investigaciones evaluadas por el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de Estados Unidos hallaron que no hay pruebas concluyentes de que los suplementos de calcio y vitamina D ayuden a prevenir caídas y fracturas.

Riesgo núm. 12: caminar muy despacio

Tal vez pienses que caminar a un ritmo más lento podría ser bueno para evitar una caída. Sin embargo, las investigaciones sugieren que los adultos mayores que caminan despacio tienden a caerse con mayor frecuencia.

Para reducir el riesgo: Un buen calzado (asegúrate de comprar en persona y que te quede bien) y el ejercicio aeróbico (cualquier cosa que acelere el ritmo cardíaco) pueden ayudarte a mantener un ritmo de caminata seguro.

Riesgo núm. 13: peso corporal

Tener sobrepeso puede aumentar el riesgo de caídas. Un estudio publicado en el American Journal of Preventive Medicine reveló además que el lugar donde se aloja el peso es importante: los investigadores descubrieron que los adultos mayores que llevan el peso alrededor de la cintura tuvieron mayor riesgo de caerse que quienes llevan el peso alrededor de las caderas.

Al mismo tiempo, los adultos mayores que están por debajo del peso normal tienen un mayor riesgo de caerse que quienes tienen peso normal.

Parar reducir el riesgo: Trabaja con tu médico para establecer un peso saludable para tu tipo de cuerpo y ajusta tu dieta y rutina de ejercicios para alcanzar y mantener ese peso ideal. La sede local de la Oficina de Envejecimiento en tu área tal vez pueda ayudarte si tienes problemas para costear alimentos nutritivos.

(Más información de AARP Foundation: Beneficios de SNAP para adultos mayores) (en inglés)

Riesgo núm. 14: ritmo cardíaco anormal

Esto puede consistir en latidos muy rápidos, muy lentos o irregulares, y puede causar mareos y desorientación.

Para reducir el riesgo: Si sientes latidos irregulares, tu médico puede pedirte que uses un monitor cardíaco para ayudar a diagnosticar y tratar el problema. 

Riesgo núm. 15: haberse caído antes

"Las caídas, incluso las que no dejan lesiones duraderas, pueden ser emocionalmente traumáticas para los adultos y erosionar su sentido de confianza", dice la Dra. Karin Ouchida, geriatra en el Centro de Envejecimiento de Weill Cornell Medicine en la ciudad de Nueva York. "Si no se abordan las consecuencias físicas o psicológicas de una caída, es posible que una persona sienta miedo de volver a caerse, lo que en realidad puede aumentar el riesgo de una caída futura".

Para reducir el riesgo: Si has sufrido una caída, realiza una evaluación de tu riesgo de caídas con tu médico o con otro proveedor de servicios de salud, como un terapeuta ocupacional, para abordar las causas de la primera caída y reducir el riesgo de que se repita, dice Ouchida.

La evaluación podría incluir:

  • Una revisión inicial para repasar tu historial médico y tus medicamentos, el historial de caídas, los posibles riesgos de seguridad en tu casa y otros riesgos potenciales de caída.
  • Pruebas para evaluar el equilibrio, la marcha, la fuerza, la visión y la audición.
  • Creación de un programa de intervención para reducir tu riesgo de caídas. Es posible que te den un programa específico de ejercicios y te deriven a tratamientos y terapias adicionales.

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