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¿Deberías operarte de un juanete?

El dolor, la inflamación y las deformidades de los dedos del pie pueden indicar que ha llegado el momento de hacerlo.


spinner image Rayos X que muestra el juanete de una persona
PETER DAZELEY

 

Gayle Lloyd no tiene ningún bulto en el pie derecho desde octubre del 2021, cuando la residente de St. Leonard, Maryland, decidió someterse a una intervención quirúrgica mínimamente invasiva para extirpar la protuberancia.

Al igual que casi un tercio de los adultos del país, Lloyd, de 63 años, tenía un juanete, una dolorosa protuberancia ósea en la base del dedo gordo del pie que se produce cuando la articulación se desalinea. Los adultos mayores son más propensos a padecer estos molestos bultos, y las investigaciones indican que suelen afectar más a las mujeres que a los hombres.

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Algunas personas pueden aliviar el dolor y la presión que pueden causar los juanetes con medicamentos de venta libre, calzado más espacioso y almohadillas que actúan como una barrera. En algunos casos, el problema se puede resolver con procedimientos médicos, como el que se le realizó a Lloyd.

AARP invitó a cuatro cirujanos ortopédicos de pie y tobillo a explicar quién se podría beneficiar de la cirugía de juanetes y qué se puede esperar de una intervención ambulatoria. Esto es lo que debes saber si estás pensando en operarte de un juanete.

¿Llegó el momento de operarse?

Según la Academia Estadounidense de Cirujanos Ortopédicos (AAOS), puedes ser candidato a una intervención quirúrgica si el pie donde se encuentra el juanete te produce mucho dolor y limita tus actividades cotidianas, como caminar. Tal vez el dedo gordo del pie esté inflamado, hinchado, rígido o “desviado” hacia otros dedos —o incluso se ha cruzado por encima de otro dedo— y los analgésicos no ayudan a aliviar los síntomas.

Debes saber que, como con cualquier operación, la extirpación de los juanetes entraña riesgos, por lo cual la AAOS insiste en que la intervención se debe limitar a las deformidades que causan dolor, y no debe realizarse con fines estéticos. Si tienes la esperanza de evitar una intervención quirúrgica, prueba usar almohadillas protectoras que amortigüen la zona adolorida (se venden en las farmacias).

También puede ser conveniente cambiar de calzado. Elige uno que tenga la puntera ancha o abierta y un material blando en la parte superior, aconseja la Dra. Carol Frey, codirectora de West Coast Sports Medicine/UCLA Sports Medicine Fellowship, en Manhattan Beach, California: considera usar zuecos, mocasines y sandalias. También hay plantillas para el calzado que pueden ayudar a distribuir la presión en los pies con mayor uniformidad al caminar.

Una vez más, si estas medidas no surten efecto y el problema afecta tu calidad de vida, pregúntale a tu médico si la cirugía podría ser una solución.

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¿Qué tipos de intervenciones quirúrgicas hay?

Dado que existen diversas opciones para la operación de juanetes, puedes esperar un enfoque “personalizado”, señala la Dra. Rebecca Cerrato, quien dirige el programa de becas de The Institute for Foot and Ankle Reconstruction en Mercy Medical Center, en Baltimore.

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El médico tomará radiografías del pie y tendrá en cuenta el estilo de vida y otros factores para determinar el mejor procedimiento para cada paciente. “No existe una única forma de operar los juanetes”, explica Cerrato.

Pese a que existen diferentes alternativas, la AAOS sostiene que la mayoría de las intervenciones de juanetes tienen el mismo objetivo: corrigen la alineación del hueso del dedo gordo del pie y reparan los tejidos blandos que lo rodean. Aquí te presentamos tres procedimientos básicos:

  • Exostectomía: durante esta intervención, el cirujano elimina (recorta) la protuberancia del dedo gordo. Sin embargo, esto no corrige la causa principal del juanete, por lo que se suele combinar con otro procedimiento para reposicionar el dedo gordo. Las exostectomías aisladas se realizan con poca frecuencia y suelen destinarse a juanetes muy pequeños.
  • Osteotomía: el cirujano hace unos pequeños cortes en el hueso para realinear la articulación y, en algunos casos más graves, para eliminar un fragmento de hueso. Se colocan clavos, tornillos o placas para mantener juntos los huesos que se han alineado.
  • Artrodesis: este procedimiento, que se suele reservar para los juanetes que son producto de la artritis, consiste en seccionar las partes artríticas de la articulación del dedo gordo del pie y fijarlas con tornillos, alambres o placas hasta que se fusionen.

Algunas de estas intervenciones quirúrgicas —típicamente las que tratan juanetes pequeños o moderados— se pueden llevar a cabo con técnicas muy poco invasivas, por lo que la recuperación suele ser “más corta y fácil”, explica el Dr. Jonathan Kaplan, del Hoag Orthopedic Institute en el condado de Orange, California. Los pacientes activos suelen ser muy buenos candidatos para los métodos mínimamente invasivos, afirma la Dra. Elizabeth Cody, del Hospital for Special Surgery en Stamford, Connecticut.

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Para determinar si eres un buen candidato para una intervención quirúrgica mínimamente invasiva, Kaplan recomienda que el cirujano te haga un examen físico completo. Los pacientes que tienen baja densidad ósea, u osteoporosis, pueden no ser buenos candidatos para este tipo de intervención, señala Cody, “ya que la técnica y los tornillos de gran tamaño que se utilizan pueden aumentar el riesgo de fracturas y otras complicaciones”.

A veces, los juanetes vuelven a aparecer incluso después de haberlos eliminado. Sin embargo, “ningún estudio sugiere un mayor riesgo de que los juanetes vuelvan a aparecer con una intervención mínimamente invasiva”, señala Cody. Es más probable que esto suceda si “no se logra una buena corrección inicial con la operación”, explica. Además, el riesgo de recurrencia es mayor cuando los juanetes se seccionan con una exostectomía, según Kaplan.

Qué esperar después de la operación

Algunas personas, como Lloyd, no sienten dolor después de la intervención. Sin embargo, Cerrato explica que una vez que desaparece el efecto de la anestesia, los pacientes suelen manifestar un malestar que se puede controlar con medicamentos recetados o de venta libre. “Al cabo de uno o dos días, la mayoría ya no toman nada”, dice.

Inmediatamente después de la operación, eleva el pie y aplica hielo según las indicaciones de tu médico para reducir la hinchazón. “Durante las primeras seis semanas, duerme con dos almohadas debajo del pie y ten en cuenta que la hinchazón durará seis meses”, indica Frey.

La recuperación es diferente en cada caso, pero lo habitual es que los huesos tarden entre seis y 12 semanas en fusionarse, según la Cleveland Clinic. Lloyd esperó dos semanas para apoyar peso en el pie con una bota ortopédica, y otras seis para volver a conducir. Varios meses después de la operación, volvió a montar a caballo y a hacer yoga.

“Casi todas las personas limitan por sí mismas sus actividades según cómo se sientan, y reanudan su actividad normal basándose en el nivel de dolor y en el consejo de su médico”, señala Kaplan.

Los resultados de las operaciones de juanetes “realmente están mejorando”, agrega. La mayoría de los pacientes manifiestan que sienten alivio del dolor. Por lo tanto, si tienes un juanete que te causa molestias —y no solo por su aspecto—, consulta con tu médico sobre los beneficios y los riesgos de extirparlo.

Kaplan sugiere que “no está de más hacer una consulta, comentarlo y preguntar: ‘¿La operación es lo más conveniente para mí?’”.

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