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El futuro del Seguro Social

La verdad sobre su estado actual y las opciones para mejorar su estabilidad en el futuro.


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Video: Tenemos que proteger el Seguro Social 

Nota del editor: Puede que la población de Estados Unidos no esté de acuerdo en muchas cosas, pero el 96% de nosotros coincidimos en la importancia del Seguro Social. Y con razón: el programa, que este año cumple 90 años, se ha convertido en el fundamento de nuestras finanzas en la jubilación. Esto plantea la pregunta: ¿Por qué no son más seguras sus finanzas? Para contestar eso, AARP habló con docenas de expertos sobre el Seguro Social y su viabilidad futura. A continuación, lo que aprendimos.

Durante décadas, los asesores financieros han descrito el sistema jubilatorio de Estados Unidos como “un banco de tres patas”: una ecuación para tener estabilidad económica en la etapa avanzada de la vida que está compuesta por una pensión sustancial del trabajo, generosos ahorros personales y un pago mensual del Seguro Social.

Buena suerte con eso. Las pensiones que garantizan ingresos de por vida han prácticamente desaparecido de los centros laborales del sector privado, y son muy pocas las personas que han acumulado ahorros suficientes para tener un ingreso mensual sustancial durante todos los años de su jubilación. Según la mas reciente Encuesta de Finanzas del Consumidor de la Reserva Federal, el ahorro promedio para la jubilación de los hogares estadounidenses encabezados por personas de entre 55 y 64 años es de $185,000.  

El Seguro Social, sin embargo ha demostrado ser robusto y constante. Es la mayor fuente de ingresos para dos de cada cinco jubilados y proporciona casi todo el ingreso para uno de cada siete. Y nunca dejó de hacer un pago mensual desde que emitió su primer cheque a nombre de Ida May Fuller en 1940. Y ese tal vez sea el motivo por el cual a tantas personas les preocupa su salud del Seguro Social. Una encuesta realizada por AARP en el 2024 (en inglés) halló que al 75% de los ciudadanos mayores de 50 años les preocupa que el Seguro Social no exista cuando lo necesiten.

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“Quienes tienden a desconfiar del Gobierno parecen tener menos fe en que el Seguro Social estará allí para ellos en su forma actual”, dice Michael Baughman, un planificador financiero con Holistiplan en Tryon, Carolina del Norte. “Y cuando trabajamos con clientes más jóvenes, vemos incluso menos confianza en el Seguro Social”.

Aunque la preocupación por el programa no es nueva, los escépticos tienen razón. Las finanzas del Seguro Social están, sin lugar a duda, reduciéndose, ya que el programa paga anualmente más en beneficios de lo que recauda en ingresos.

Únete a la lucha de AARP para proteger tu Seguro Social

Has trabajado duro y has pagado al Seguro Social con cada cheque de nómina. Pero recientemente, hemos escuchado a miles de personas preocupadas. Únete a nosotros (en inglés) para enviar un mensaje fuerte y claro a los legisladores.

La solución de ese problema está principalmente en manos del Congreso de Estados Unidos que tendría que aprobar nuevas leyes, bien sea para incrementar los ingresos, reducir beneficios o alguna combinación de ambas medidas, para cumplir totalmente con los beneficios prometidos. Si no se toma ninguna medida, el punto de crisis ocurrirá en algo más de diez años.

Si bien hay muchas razones para sospechar que el Congreso se tomará su tiempo, es probable que se acumule la presión para que actúe antes de que llegue ese momento. 

“Toda reforma que es factible desde el punto de vista político requiere de cosas que ambos partidos odian”, dice Reid Ribble, un excongresista republicano del 8.º Distrito de Wisconsin. “Los republicanos nunca han querido aumentar los ingresos, y abordar el problema solo del lado de los beneficios no es políticamente viable”.

Popular y en problemas

El Seguro Social es uno de los programas más exitosos que jamás se haya creado en este país para combatir la pobreza. Sin los beneficios del Seguro Social, otros 22 millones de personas se encontrarían por debajo del umbral de pobreza, 16.3 millones de ellos tendrían 65 años o más, según un análisis de enero de 2025 (en inglés) realizado por el Center on Budget and Policy Priorities.

El Seguro Social hace más que enviar un cheque a los beneficiarios jubilados cada mes. También provee ingresos regulares a los cónyuges sobrevivientes y a sus hijos. El Seguro por Incapacidad del Seguro Social (SSDI) ayuda a pagar las facturas mensuales de trabajadores cuando sufren de alguna enfermedad o lesión grave. Entre aquellos a quienes el Seguro Social mantiene fuera de la pobreza, 5.7 millones tienen menos de 65 años, incluidos casi 960,000 niños.

No sorprende, entonces, que el Seguro Social cuente con amplio apoyo. “Es sumamente claro que las personas de todas las generaciones en el país valoran la estabilidad económica que el Seguro Social ha ofrecido”, desde 1935, dice Nancy LeaMond, vicepresidenta ejecutiva y directora de Activismo Legislativo y Compromiso de AARP. ​

Pero hay nubes en el horizonte. Si no se modifican las leyes, los fondos fiduciarios del Seguro Social —las cuentas financieras de las que el programa retira fondos cuando los pagos anuales a los beneficiarios exceden la recaudación anual de impuestos— se agotarán en 10 años, de acuerdo con el más reciente informe anual de fiduciarios del Seguro Social. En ese momento, el programa contará solamente con la recaudación periódica de impuestos para pagar los beneficios, y los cálculos de la Administración del Seguro Social indican que eso cubriría solo el 83% de los beneficios prometidos.

A ojos del Congreso, falta mucho para el 2035. Pero cuanto más pronto actúen los legisladores, más rápido y fácil será reforzar las reservas de los fondos fiduciarios, por una simple razón matemática: los cambios más pequeños que se realicen ahora en los ingresos o en los beneficios se acumularán con el tiempo, lo cual es una forma mucho más eficiente que pagar una reparación grande a último momento para asegurar la disponibilidad de fondos.

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Cómo llegamos hasta aquí

Una de las razones por las que las personas se irritan cuando escuchan hablar de reducir los pagos del Seguro Social es que la mayoría de nosotros hemos contribuido al programa desde nuestro primer empleo. Y no se trata de una cantidad insignificante.

Tú pagas el 6.2% de tu ingreso bruto en impuestos destinados al Seguro Social y tu empleador paga el otro 6.2%. Quienes trabajan por cuenta propia pagan la totalidad del impuesto.

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La cantidad de salario que está sujeta al impuesto sobre la nómina tiene un límite y se indexa anualmente. En el 2025, un trabajador paga este impuesto sobre salarios de hasta $176,100. En el caso de un trabajador que llega a esa cifra o la supera, la cuenta anual del impuesto al Seguro Social es de alrededor de $10,918.

Mano sostiene una foto antigua de un niño que celebra su cumpleaños al lado de otras fotos en blanco y negro, y una tarjeta del Seguro Social.
E+, IStock / Getty Images

Después de que la Administración del Seguro Social (SSA) realiza los pagos a los beneficiarios, todo dinero sobrante recaudado con el impuesto ingresa a los fondos fiduciarios, para ser utilizado cuando los impuestos que ingresan al sistema no son suficientes para cubrir los pagos de beneficios en curso. 

Eso es lo que está sucediendo ahora. Para compensar el déficit de ingresos, la SSA comenzó a retirar dinero de los fondos fiduciarios este año. A falta de cambios importantes, los fondos, que alcanzaron un máximo de $2.91 billones en el 2021, se agotarán en el 2035, según las últimas proyecciones de la agencia. Eso es 23 años antes de lo que la SSA había estimado la última vez que evaluó el sistema, en 1983.

¿Cómo llegamos a esta situación? Los datos demográficos explican mucho: al final de la década, toda la generación de los baby boomers —alrededor de 70 millones de personas nacidas entre 1946 y 1964— habrá alcanzado la edad de jubilación. Para el 2030, la SSA estima que cerca de 70.5 millones de personas recibirán beneficios del Seguro Social, casi más del doble de los beneficiarios que había en 1980. ​

Ese crecimiento se predijo hace mucho tiempo. Lo que no se sabía con precisión era cuánto tiempo más vivirían esos boomers. “Entre 1940 y el 2019, la expectativa de vida a los 65 años aumentó aproximadamente seis años y medio”, dice Amy Kemp, presidenta del Comité del Seguro Social de la Academia Estadounidense de Actuarios.

El resultado: muchos trabajadores recibirán beneficios durante más tiempo. Y, en promedio, las personas con ingresos más altos —que generalmente son las que reciben mayores beneficios— tienden a vivir más.

Al mismo tiempo, ha habido una disminución continua en el índice de natalidad del país; eso significa que hay menos trabajadores jóvenes para respaldar los beneficios que se les prometieron a los trabajadores mayores. En 1955, el respaldo de cada beneficiario del Seguro Social provenía de más de ocho trabajadores. Ahora, hay 2.8 trabajadores por beneficiario, y en 2035, la SSA proyecta que serán 2.3.

Además, la disparidad de ingresos en el país, cada vez mayor, ha tenido un efecto negativo en la cantidad de impuestos sobre la nómina que ingresan a los fondos fiduciarios, puesto que los salarios por encima del límite del impuesto sobre la nómina han crecido mucho más rápido que los salarios por debajo de ese límite. ​

Estadística que muestra los fondos del Seguro Social hasta el 2030

Todo esto no significa que el programa del Seguro Social se terminará en el 2035.

“Las personas podrían pensar erróneamente que todos los beneficios se cancelarán en ese momento dice Kemp". “Una vez que se agoten las reservas, los beneficios seguirán siendo pagaderos”. Pero los impuestos sobre la nómina que seguirán ingresando al sistema cubrirán solo alrededor del 80% de esos beneficios. E incluso si no se toma ninguna medida, la proyección es que el Seguro Social podrá pagar aproximadamente el 75% de los beneficios prometidos durante lo que queda del siglo.

Aún así, la publicación en primavera de un informe anual de los administradores que supervisan los fondos fiduciarios del Seguro Social suele provocar una avalancha de cobertura noticiosa premonitoria, y en encuesta tras encuesta se muestra que los ciudadanos tienen dudas sobre el futuro del programa, particularmente las generaciones más jóvenes. En una encuesta del 2024 realizada por el Nationwide Retirement Institute, el 41% de los encuestados de la Generación Z y el 36% de los milénicos dijeron que no esperan recibir ni un centavo del Seguro Social, en comparación con el 26% de la Generación X y el 14% de los boomers.

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Los adultos nacidos después de 1981 “son más propensos a asumir que los beneficios futuros serán inexistentes, mientras que las familias a las que les faltan entre cinco y diez años para reclamar el Seguro Social suponen que los beneficios se reducirán o se comprobarán los recursos económicos”, señala Cody Garrett, dueño de Measure Twice Financial, una empresa de planificación financiera en el área de Houston, Texas.

Decisiones difíciles

Protesta contra la privatización del Seguro Social en el 2005 con una persona vestida como una tarjeta de la administración
Manifestantes protestaron contra la privatización del Seguro Social en Capital Hill en Washington D.C., el martes, 26 de abril del 2005.
TRIBUNE NEWS SERVICE / GETTY IMAGES

Entonces, ¿qué debe suceder para que el Seguro Social esté protegido a largo plazo? Algunas variables —como la economía, los salarios, la expectativa de vida y los índices de natalidad— están fuera del control directo de la SSA o del Congreso. Pero si las proyecciones son más o menos acertadas, en teoría las opciones son relativamente simples: el Congreso deberá aumentar los impuestos, modificar los beneficios o hacer ambas cosas. 

Aquí hay algunas de las estrategias principales evaluadas por los legisladores, comenzando con las formas de introducir más dinero al sistema.

  • Ajustar el límite de ganancias imponibles. Este año, una persona que gana $1 millón con su trabajo pagará la misma cantidad de impuestos al Seguro Social que alguien que tiene un salario de $176,100. Si se eliminara el límite de salario imponible, los fondos fiduciarios seguirían siendo solventes hasta finales de la década del 2060, según el Seguro Social. Otras alternativas menos drásticas: aumentar el límite a un nivel más alto o crear un “período sin cobertura” en el impuesto sobre la nómina, en el que los ingresos entre el límite actual y un segundo umbral más alto (digamos, $400,000) no estén sujetos al impuesto sobre la nómina. 
  • Aumentar las tasas del impuesto sobre la nómina. Como dijimos, la tasa actual es del 12.4%. Hay quienes proponen un aumento gradual —digamos, para llegar al 14.4%— como una forma de incorporar dólares adicionales a los fondos fiduciarios. Pero algunos expertos advierten que esos incrementos impositivos tendrían un impacto mayor en quienes ganan salarios más bajos o trabajan en forma independiente.
  • Ampliar la base. Algunos empleados estatales y locales no están cubiertos por el Seguro Social; solo tienen la cobertura de pensiones públicas. Incorporar a todos los empleados estatales y locales nuevos al sistema del Seguro Social crearía un gran influjo nuevo de fondos, si bien significaría que más adelante habría que distribuir pagos a más beneficiarios. Pero esta solución tampoco es simple, puesto que la medida podría crear problemas para los planes de pensión que se administran en nombre de los Gobiernos locales. ​
  • Ampliar la definición de ingreso. Ciertos tipos de ingresos —como el valor del seguro de salud patrocinado por el empleador, por ejemplo— no están sujetos a los impuestos sobre la nómina del Seguro Social. Eliminar esas exclusiones aumentaría los ingresos del Seguro Social. Sin embargo, la SSA proyecta que esto solo extendería la solvencia de los fondos fiduciarios unos cuantos años. Un objetivo mucho más amplio, y por ende más complicado en el aspecto político, sería establecer un impuesto del Seguro Social sobre los ingresos anuales derivados de inversiones, en vez de solo sobre los ingresos laborales. 

La otra cara de la moneda es implementar cambios que reduzcan los pagos de ciertos beneficiarios del Seguro Social. Estas son algunas de las estrategias que han circulado.

  • Introducir mayor progresividad. Normalmente conocido como “comprobación de medios económicos”, este enfoque se basa en ajustar los pagos del Seguro Social según el salario, la riqueza o los ingresos del beneficiario. La idea es proteger a quienes se encuentran por debajo de cierto nivel anual de ingresos o salarios a fin de que reciban los beneficios completos; quienes están en mejor situación financiera sacrificarían parcial o totalmente sus pagos del Seguro Social. ​
  • Recortar los beneficios de los beneficiarios nuevos. Otro enfoque sería pagarles a los nuevos jubilados algo menos de lo prometido por mes. Al recortar los pagos de los nuevos jubilados un 5% comenzando en el 2025, la vida de los fondos fiduciarios se extendería hasta 2036, según proyecta la SSA. Si tu pago mensual debía ser de $2,000, esa reducción lo llevaría a $1,900.
  • Reducir el ajuste por costo de vida (COLA). Generalmente, cada año la SSA ajusta los pagos a los beneficiarios para ayudarlos a proteger su poder adquisitivo de la inflación. El parámetro que se aplica es el índice CPI-W (Índice de Precios al Consumidor para Trabajadores Asalariados en Zonas Urbanas y Trabajadores Administrativos), el cual toma en cuenta los aumentos generales de precios, desde manzanas hasta gasolina y alquileres. Han circulado propuestas para utilizar un parámetro de inflación diferente, o directamente reducir el COLA. Pero este enfoque es sumamente impopular. Típicamente, los aumentos anuales del Seguro Social han estado por debajo de la tasa general de inflación; reducir el COLA tendría un impacto sobre los beneficiarios que se acumularía con el tiempo, sin hacer mucho por mejorar la salud financiera del programa a largo plazo.
  • Modificar el cálculo de los beneficios. Ajustar las fórmulas complejas que se utilizan para determinar los pagos del Seguro Social podría reducir levemente los beneficios, con lo que se podría ayudar a extender la vida de los fondos fiduciarios. A modo ilustrativo: la SSA usa los 35 años de salario más alto para determinar el beneficio jubilatorio. Si se utilizaran más años —38 o 40, por ejemplo—, se reduciría el promedio de ganancias anuales del beneficiario y, por consiguiente, su beneficio mensual.
  • Aumentar la edad de jubilación. Actualmente, los beneficios del Seguro Social pueden comenzar a cobrarse a los 62 años con pagos reducidos. Una persona que espera hasta cumplir 66 o 67 (la edad plena de jubilación), tendrá derecho a recibir el beneficio completo. El aumento gradual de ambos límites de edad aliviaría algo de la presión que sufren los fondos fiduciarios. Pero también perjudicaría a los jubilados que no pueden esperar más tiempo para recibir los pagos del Seguro Social. “Hay muchos trabajos en los que la capacidad física simplemente se desgasta”, dice el excongresista Ribble, de Wisconsin.

Luego, están las ideas más radicales. Algunos han sugerido eliminar totalmente el programa y convertirlo a cuentas individuales similares a los planes de jubilación 401(k), en los que el trabajador contribuye algo o todo de sus impuestos actuales sobre la nómina a una cuenta de jubilación, que él mismo administra, con inversiones en acciones, bonos y otros valores. Los riesgos y las recompensas de las decisiones de inversión corren por cuenta del trabajador.

El presidente George W. Bush propuso un plan así en el 2005, pero fue firmemente rechazado por AARP. Los expertos también señalan que un programa de ese tipo haría que los fondos fiduciarios se agotaran más rápidamente, lo cual representaría un mayor riesgo para los beneficios actuales.

Hacer las cosas bien

Aunque muchas de sus disposiciones provocaron un vigoroso debate, la legislación de 1983 negociada entre el presidente de la Cámara de Representantes, Tip O'Neill, y el presidente Ronald Reagan, que ha mantenido solvente el programa durante las últimas cuatro décadas, finalmente obtuvo un gran apoyo bipartidista.

“El fondo fiduciario de OASI llegó a un punto en el que técnicamente se habría agotado en 1982”, dice el actuario jefe de la SSA, Stephen Goss, refiriéndose a la parte de las arcas del Seguro Social que paga los beneficios de jubilación y para sobrevivientes. (La otra parte, llamada fondo DI, paga beneficios por incapacidad). Afortunadamente, algunas maniobras técnicas permitieron realizar pagos completos hasta que las Enmiendas al Seguro Social de 1983 se convirtieron en ley.

Ese proyecto de ley elevó gradualmente la edad plena de jubilación para los beneficiarios a 67 años, añadió impuestos sobre los pagos del Seguro Social para algunos beneficiarios y aumentó la tasa del impuesto sobre la nómina, todo lo cual sería difícil llegar a un consenso hoy en el Congreso.

Los legisladores en el Congreso todavía proponen rutinariamente proyectos de ley para modificar el Seguro Social, que van desde pequeños ajustes hasta reformas sustanciales. Decenas de miembros han presentado proyectos de ley de este tipo en los últimos años; hasta la fecha, ninguno ha pasado a una votación plena.

¿Sobre una sola pata?

Las personas en Estados Unidos dependen del Seguro Social. Durante mucho tiempo se ha dicho que el Seguro Social se creó para brindar el 40% del ingreso jubilatorio. Pero según información de la Administración del Seguro Social (en inglés), los beneficios representan el 90% o más de los ingresos del 12% de los hombres y del 15% de las mujeres de 65 años o más. Incluso una reducción modesta de los beneficios tendría consecuencias considerables para esas personas. Y para el 39% de los hombres y el 44% de las mujeres de esa edad, los beneficios del Seguro Social representan el 50% o más de sus ingresos. ​

Con alrededor de 69 millones de beneficiarios; eso significa que decenas de millones de ciudadanos dependen en gran medida del programa. Y ya en este momento los pagos que reciben no son altos. El beneficio jubilatorio promedio del Seguro Social en febrero de 2025 fue de $1,981 al mes, o $23,772 al año. ¿El alquiler promedio de un apartamento de un dormitorio en Estados Unidos? Alrededor de $1,607 al mes, según Rent.com. ​

“Cuando investigué el tema, probablemente la persona más afectada por el Seguro Social fue una viuda que vivió hasta agotar los ahorros familiares y ahora, a edad avanzada, vive estrictamente del Seguro Social”, dice Ribble. “Está tratando de vivir con un cheque mensual de $700 u $800 dólares”.

A pesar de que quienes dependen completamente del Seguro Social están en dificultades y los fondos fiduciarios enfrentan una merma, los legisladores no han tomado medidas... todavía. De todos modos, si la historia sirve de guía, hay motivo para tener esperanza de que el Congreso hallará una solución. Como indica Goss, que se jubiló del Seguro Social en enero del 2025 después de una carrera de 50 años con el programa: “Nunca hemos llegado al punto en que se agotaron las reservas y tuvimos que reducir los beneficios”.

AARP y el Seguro Social

Durante más de 65 años, AARP ha luchado para proteger los beneficios del Seguro Social que los trabajadores se han ganado merecidamente, responder preguntas sobre el programa y asegurar que continúe teniendo solidez financiera para las generaciones venideras. Así se ven estos esfuerzos hoy.

Defensa de derechos en Washington y más allá:

En el 2025, AARP continúa exhortando al Seguro Social a que mantenga y mejore el servicio al consumidor que los estadounidenses han pagado y a los miembros del Congreso a que refuercen las finanzas a largo plazo del Seguro Social y cumplan las promesas hechas a los beneficiarios, actuales y futuros.

Hemos luchado con determinación contra recortes arbitrarios al ajuste por costo de vida (COLA) y contra las propuestas del Congreso para crear una comisión fiscal (en inglés) que podría centrarse en el Seguro Social como una forma de abordar los déficits presupuestarios. Y luchamos arduamente para asegurar que los beneficiarios del Seguro Social pudieran recibir los pagos de estímulo económico sin tener que presentar una declaración separada. ​

Continuaremos señalando a la Administración del Seguro Social (SSA) los problemas de atención al cliente y sus soluciones, y trabajando activamente para que el Congreso apruebe la financiación necesaria, de modo que la agencia pueda brindar beneficios y servicios en forma apropiada y rápida a su creciente base de clientes. ​

Nueve estados aún aplican impuestos sobre los beneficios del Seguro Social. AARP continuará trabajando a nivel estatal para reducir o eliminar esta carga tributaria para más jubilados y sus familias. ​

Ayuda para responder tus preguntas:

El Centro de recursos sobre el Seguro Social, de AARP, puede ayudarte a encontrar respuestas a preguntas simples y complejas sobre el Seguro Social. Y la calculadora de beneficios del Seguro Social, de AARP, puede ayudarte a descubrir cómo maximizar tus beneficios.

Seminarios en línea:

AARP ofrece seminarios interactivos gratuitos (en inglés) para ayudar a las personas mayores de 50 años a tomar decisiones informadas sobre el Seguro Social. Los interesados también pueden acceder a seminarios anteriores relacionados con la planificación financiera y el Seguro Social, y obtener ayuda de expertos en jubilación.

Una fuente valiosa

La edición actualizada de la publicación de AARP Social Security for Dummies (en inglés) es la única guía que necesitas para navegar el complejo mundo de los beneficios del Seguro Social. Encuentra más información en aarp.org/dummies.

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