La atención al cliente en la Administración del Seguro Social (SSA) va a empeorar antes de mostrar alguna mejora.
Esa es la conclusión que se desprende del plan operativo para el año fiscal 2023 (en inglés) que la agencia presentó al Congreso el 10 de febrero. El plan detalla la forma en que el Seguro Social usará los $14,100 millones asignados en el presupuesto para el año y reconoce una “degradación temporal” de algunos servicios, especialmente para quienes esperan decisiones sobre beneficios por incapacidad o llaman al teléfono nacional 800 de la SSA en busca de ayuda.

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Si bien es inferior a los $14,800 millones que solicitó la SSA, el nuevo presupuesto representa un aumento de $785 millones, o el 6%, con respecto a los gastos de administración y operaciones de la agencia el año anterior. AARP y sus socios lucharon para que el Congreso aumentara considerablemente los fondos que asigna a la SSA a fin de resolver la crisis de atención al cliente.
“Los miembros de AARP en todo el país enviaron más de 200,000 correos electrónicos instando al Congreso a que proporcione los fondos adicionales que usted solicitó”, escribe Nancy LeaMond, directora de defensa y compromiso de AARP, en una carta (en inglés) del 28 de febrero al comisionado interino de la SSA, Kilolo Kijakazi. “Es difícil explicar cómo, a pesar de lograr un aumento significativo en el presupuesto, la SSA cree que el servicio al cliente disminuirá”.
La SSA dice que, como consecuencia de años de financiación insuficiente y niveles históricamente altos de cantidades bajas de personal, la mayoría del dinero nuevo ya ha sido gastado. La agencia no anticipa que la atención al cliente comience a mejorar antes del año fiscal 2024, que comienza el 1.o de octubre.

“Se necesitará aproximadamente el 75% del aumento de presupuesto que recibimos para cubrir aumentos en los costos fijos”, dijo Nicole Tiggemann, vocera de la SSA. Tales costos incluyen el alquiler del espacio de oficinas, el franqueo postal y los ajustes automáticos por costo de vida de los pagos que reciben los empleados federales.
El aumento de los costos, combinado con la recuperación aún en marcha de la pandemia —que prácticamente cerró las oficinas locales del Seguro Social durante más de dos años y aceleró el éxodo de empleados—, significa que los clientes continuarán sufriendo las consecuencias del servicio declinante, al menos en el corto plazo.
“No es ningún secreto que la financiación de la SSA no ha seguido el ritmo del aumento de la carga de trabajo”, dice Chad Mullen, director de Asuntos Gubernamentales de AARP que se centra en la seguridad financiera. “Muchas agencias y organizaciones tienen que descubrir cómo mantenerse al día con la demanda, incluso en tiempos de presupuestos ajustados. Con los fondos adicionales del Congreso, esperaríamos ver algunas mejoras en el servicio al cliente, no disminuciones”.
Más tiempo en espera
Se prevé que la espera promedio por una respuesta en las llamadas al número nacional del Seguro Social, que aumentó de 14 minutos en 2021 a 33 minutos el año pasado, aumente nuevamente a 35 minutos este año en medio de demoras en la implementación de una revisión del sistema telefónico anticuado de la agencia, según un resumen de la SSA del plan operativo. Se espera que la tasa de llamadas que resultan en señales de ocupado aumente del 6 al 15%.
“Este es un paso atrás inaceptable”, dice LeaMond.