Vida Sana
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- Repórtalo en el mapa de rastreo de estafas (en inglés), de AARP
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La COVID-19 asestó un gran golpe a los 30 millones de pequeñas empresas en Estados Unidos, y no solo debido a los cierres masivos. Mientras el Gobierno federal destinaba miles de millones de dólares en préstamos para ayudar a pequeñas empresas a mantenerse a flote, los estafadores desataron un torrente de artimañas para conseguir ese dinero y aprovecharse de los empresarios durante tiempos inciertos.

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La estafa a menudo comienza con una llamada o un correo electrónico, supuestamente de una fuente en la que por lo general confiaría el propietario de la empresa, como un banco local o la Administración de Pequeñas Empresas (SBA), que ofrece facilitar ayuda federal, por ejemplo, mediante el Programa de Protección de Pago y los préstamos por pérdidas económicas por desastres que formaban parte del paquete de estímulo por el coronavirus del Gobierno.
Los estafadores te presionan para que proporciones información que dicen hará que obtengas el dinero más rápido. Incluso podrían crean sitios web falsos para recibir tu “solicitud”. Todo esto es una trampa para robar dinero, acceder a tu cuenta bancaria, obtener datos privados (como números de Seguro Social) o instalar programas maliciosos o de secuestro de datos en la red informática de tu empresa.
Estos trucos no son nada nuevo. En un estudio de la Better Business Bureau (BBB) del 2018, casi dos tercios de las pequeñas empresas informaron haber sido el blanco de estafadores al menos una vez en los tres años anteriores, y más de una de cada ocho perdió dinero o información comercial confidencial. Según los datos de la encuesta, la BBB estimó que debido al fraude, las pequeñas empresas pierden $7,000 millones al año. Al igual que la pandemia, los desastres naturales hacen que los estafadores salgan de cada esquina para aprovecharse de los negocios que buscan ayuda para reconstruir.
Los estafadores utilizan muchos otros trucos para aprovecharse de las pequeñas empresas. Aquí presentamos algunos de los más comunes, según la BBB y la Comisión Federal de Comercio (FTC).
Facturas falsas: los estafadores envían facturas fraudulentas de productos y servicios que los negocios usan con frecuencia, como artículos de oficina o alojamiento web, y esperan que la persona encargada de pagar las facturas esté demasiado ocupada para darse cuenta del engaño.
Impostores: estafadores que fingen ser empleados de agencias gubernamentales o empresas de servicios públicos amenazan con tomar medidas legales, suspender la licencia comercial del negocio o interrumpir la electricidad a menos que pagues impuestos, facturas o cargos supuestamente vencidos. O insisten que pagues por carteles sobre las normas del lugar de trabajo que los departamentos de trabajo federales y estatales te pueden proporcionar gratis.
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