Vida Sana
Lo más probable es que te hayas raspado la rodilla, dado un golpe en una parte del cuerpo o recibido una vacuna y hayas sentido un poco de dolor, hinchazón e incluso un poco de calor en el área afectada. Estos síntomas son el resultado de la inflamación, que es la reacción del cuerpo a una lesión o a un invasor foráneo.
A pesar de los efectos secundarios desagradables, esta respuesta a corto plazo es saludable; es parte del proceso de sanación del cuerpo. Pero cuando la inflamación persiste en ausencia de invasores o lesiones, puede mantener al organismo como rehén y causar una gran cantidad de problemas de salud.
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Lo que se conoce como inflamación crónica se ha relacionado con varias enfermedades, entre ellas el cáncer, las enfermedades cardíacas, las enfermedades pulmonares, las enfermedades gastrointestinales, la diabetes tipo 2, la artritis y la enfermedad de Alzheimer.
A diferencia de la inflamación aguda, es posible que no conozcas sobre la inflamación crónica; sus síntomas pueden ser más sutiles o fáciles de culpar a otras enfermedades. La fatiga, el aumento de peso, los problemas gastrointestinales, las llagas en la boca, el dolor en las articulaciones, la ansiedad y la depresión pueden ser señales de advertencia de inflamación crónica. También puede causar erupciones en la piel, reflujo ácido e infecciones frecuentes.
La buena noticia: hay algunas cosas que puedes hacer y algunos factores desencadenantes que puedes evitar para ayudar a reducir tu riesgo de inflamación crónica. Estos son siete factores desencadenantes de la inflamación.
1. Fumar
“Fumar es el mayor factor de riesgo de inflamación”, dice la Dra. Saraswathi Lakkasani, gastroenteróloga de Richmond, Virginia, quien atiende a muchos pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal, síndrome del intestino irritable y cáncer de colon, los cuales tienen vínculos con la inflamación crónica.
Los estudios han demostrado que fumar activa ciertos glóbulos blancos que pueden exacerbar la inflamación, y aumenta la cantidad de bacterias proinflamatorias en el intestino. En los pulmones, fumar causa daños a las células que recubren y protegen las vías respiratorias, lo que deja a una persona más vulnerable a las infecciones. “Así que es muy difícil que el cuerpo continúe su proceso de sanación si el paciente está fumando”, dice Lakkasani.
Si fumas y quieres dejar de hacerlo, habla con tu médico. Hay medicamentos recetados y de venta libre que pueden ayudar, así como recursos y programas gratuitos (en inglés).
2. Contaminación
Las investigaciones han vinculado los contaminantes que circulan en el aire exterior —como las partículas finas— con el aumento de la inflamación. Estos irritantes pueden causar inflamación a corto plazo y, si la exposición es continua a largo plazo, inflamación crónica.
Por ejemplo, el polvo de sílice, que se encuentra en materiales como la arena, las piedras y el concreto, puede ser un desencadenante. Más de 2 millones de personas están expuestas a este irritante en el trabajo, y cuando se inhala durante un largo período de tiempo, se ha relacionado con la inflamación crónica.
No es solo el aire libre lo que representa una amenaza. En espacios cerrados, las chimeneas, las estufas de leña y las estufas de gas pueden empeorar la calidad del aire, dice la Dra. Courtney Blair, alergista e inmunóloga de McLean, Virginia.
La American Lung Association recomienda revisar los informes de calidad del aire de tu área (en inglés) a diario, y si los niveles de contaminación son altos, debes limitar el tiempo que pasas afuera. Si tienes que salir, una mascarilla N95 puede ayudar a filtrar algunas partículas dañinas.
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