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7 signos de advertencia de la septicemia

Esta enfermedad amenaza la vida y puede ser difícil de diagnosticar, pero el tratamiento precoz es esencial.

spinner image Ilustración del torrente sanguíneo que muestra las células rojas y bacteria
DR_MICROBE/GETTY IMAGES

Por lo general, te sientes mejor después de expulsar un cálculo renal. Sin embargo, poco después de que Timothy Gibbons expulsara uno en diciembre del 2022, se despertó una mañana con escalofríos, náuseas y un dolor tremendo al intentar orinar.

Gibbons, de 53 años, director de una funeraria en Fairview Heights, Illinois, creyó que tal vez tenía una infección urinaria. Pero cuando el corazón empezó a acelerarse y se le nubló la vista, se dio cuenta de que su situación era grave.

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Se dirigió rápidamente a la sala de emergencias, donde los médicos le diagnosticaron septicemia.

La septicemia es un trastorno que puede poner en peligro la vida cuando el organismo reacciona de forma excesiva ante una infección. Se puede producir por una infección urinaria, pulmonar o incluso por una infección en un corte o un rasguño.

Las vacunas reducen el riesgo de septicemia

Según los expertos, una de las mejores formas de protegerse contra la septicemia es recibir todas las vacunas recomendadas, incluida la vacuna anual contra la gripe, la COVID-19 y el neumococo. Pueden ayudar a protegerte de las infecciones que causan septicemia.

Cada año, más de 1.7 millones de adultos padecen septicemia en el país, y hasta el 30% de ellos mueren a causa de esta enfermedad.

Los adultos mayores son especialmente vulnerables. 

“Cuando me dijeron que tenía septicemia, pensé que estaba a punto de morir”, recuerda Gibbons. “En mi trabajo como director de funeraria, lo veo siempre en los certificados de defunción”.

Una enfermedad “sigilosa”

En la septicemia, la respuesta del organismo ante una infección se descontrola, lo que produce inflamación y desencadena una serie de problemas. La presión arterial desciende y los vasos sanguíneos se vuelven permeables, lo que impide la circulación hacia órganos importantes como el corazón y el cerebro. “La mayoría de las veces que contraemos una infección, podemos mantenerla localizada donde comenzó. Sin embargo, a veces el organismo no logra hacerlo. De eso se trata realmente la septicemia”, explica Grant O'Keefe, un médico de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington que estudió la septicemia en pacientes con traumatismos.

La septicemia se puede desencadenar a causa de cualquier tipo de infección bacteriana o vírica.

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), la infección suele comenzar en los pulmones, las vías urinarias, la piel o el tubo digestivo.

“Las infecciones urinarias son una causa frecuente, sobre todo en los adultos mayores”, señala Wesley Self, médico de emergencias y vicepresidente sénior de Investigación Clínica del Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt. “Las infecciones pulmonares [neumonía] también son muy frecuentes”.

La septicemia se trata con antibióticos, líquidos y apoyo a los órganos vitales, y el tratamiento precoz ofrece las mejores posibilidades de cura. Sin embargo, puede ser difícil de detectar antes de que una persona enferma de gravedad.

Los pacientes “pueden no tener siempre síntomas claros”, explica Mark Winther, médico especializado en emergencias de Bassett Healthcare en Cooperstown, Nueva York. “Esta enfermedad es tan peligrosa debido a que evoluciona con sigilo”.

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Cuándo sospechar que se trata de septicemia

Los estudios demuestran que los adultos mayores de 65 años tienen 13 veces más probabilidades de ser hospitalizados por septicemia que los adultos más jóvenes.

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Si has tenido algún tipo de infección reciente y no te sientes como siempre, los médicos sugieren que consultes con tu proveedor de atención médica si podría deberse a una septicemia.

Tienes mayor riesgo de contraer septicemia si tu sistema inmunitario está debilitado o padeces un trastorno crónico como diabetes, enfermedad renal o un trastorno pulmonar.

También deberías estar atento si recientemente has estado en el hospital, porque algunos casos de septicemia se deben a infecciones como el estafilococo o la E. coli, que se pueden contraer en centros de atención médica. Un estudio del 2020 que se publicó en Intensive Care Medicine (en inglés) concluyó que cerca del 24% de los pacientes con septicemia tenían una infección de origen hospitalario. También es importante tener cuidado en casa o en la comunidad, ya que casi el 87% de los casos comienzan antes de que el paciente acuda al hospital, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.

Signos de advertencia de la septicemia

Dado que se trata de una enfermedad difícil de detectar, acude al médico si tú o un ser querido tienen alguno de estos síntomas:

1.   Dolores o malestar intensos (generalmente en el lugar de la infección)

“La manifestación de la septicemia suele incluir síntomas vinculados al lugar de la infección dentro del organismo”, explica Self.

Por ejemplo, si la septicemia se debe a una infección gastrointestinal, puedes sentir un fuerte dolor abdominal acompañado de vómitos o diarrea. Las infecciones pulmonares suelen causar dificultad respiratoria y dolor torácico, mientras que una infección cutánea puede producir una erupción rojiza, caliente y dolorosa.  

2.   Letargo o cansancio

La somnolencia es frecuente en los pacientes de septicemia, sobre todo en los adultos mayores. Es posible que tengas menos energía o que simplemente no te sientas como siempre.

Presta atención si la fatiga impide que un ser querido participe en una actividad habitual, como ir a la iglesia, señala Winther: “Un comentario muy habitual que oigo es: ‘Mamá suele levantarse temprano. Cuando fui a verla, no quería levantarse de la cama’”. 

3. Confusión o mareos

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Algunos pacientes con septicemia se sienten muy mareados o aturdidos debido a la escasa circulación sanguínea hacia el cerebro. Otros, sobre todo los que reciben cuidados a largo plazo, pueden sentir un cambio repentino del estado mental o confusión.

“En el caso de los pacientes que viven en centros de vida asistida o de enfermería especializada, puede ser algo tan simple como no interactuar del modo habitual con los cuidadores”, indica Self. “En el caso de las personas que pueden hablar y suelen conversar, en general es obvio cuando alguien dice algo que no tiene sentido o parece olvidadizo”.

4.  Fiebre, temblores y escalofríos

La fiebre alta es el signo clásico de que el sistema inmunitario está luchando contra una infección, y también es un signo inicial frecuente de septicemia. También puedes sentir escalofríos o mucho frío.

Sin embargo, no puedes descartar la septicemia solo porque no tengas fiebre, advierte Winther. Según él, algunos adultos mayores de 65 años y los que tienen el sistema inmunitario debilitado no tienen fiebre.

5.  Muy baja temperatura corporal

Una temperatura corporal inferior a 96 °F (hipotermia) también puede ser un síntoma de septicemia, aunque no es tan común. Los estudios demuestran que la hipotermia se vincula a un caso más grave de septicemia y a un mayor riesgo de muerte.

6.  Elevada frecuencia cardíaca, respiración rápida o disnea

Cuando el organismo reacciona de forma excesiva ante una septicemia, necesita más oxígeno, por lo que aumentan la frecuencia cardíaca y la respiratoria. Si bien puede ser difícil que los pacientes detecten esos síntomas en sí mismos, un cuidador puede observar si la respiración está acelerada, señala Self.

7.  Humedad, sudoración o manchas en la piel

Cuando la sangre se desvía de la piel a otros órganos importantes, la piel puede parecer húmeda, pálida, azulada o manchada. En la piel oscura, la coloración azulada puede ser más fácil de observar en las palmas de las manos o en las plantas de los pies.

Algunas personas con septicemia presentan un grupo de pequeñas manchas de sangre que parecen pinchazos en la piel. Si no se tratan, aumentan gradualmente de tamaño y adquieren el aspecto de hematomas.

Afortunadamente, muchos hospitales ya disponen de protocolos o sistemas para ayudar a los médicos a reconocer los signos de septicemia, y los índices de mortalidad por esta enfermedad han disminuido.

Según Gibbons, los médicos de la sala de emergencias sospecharon de inmediato que se trataba de septicemia. Estuvo seis días en el hospital, donde le administraron antibióticos y líquidos por vía intravenosa. La lección, nos dice, es que hay que acudir al médico cuando sabes que algo no anda bien. “El médico me dijo que si no hubiera ido cuando lo hice, esta historia podría haber tenido otro final. Podría haber acabado con mi obituario”, comentó.

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