Este dolor se debe a la presencia de bacterias, y en el 75 al 95% de los casos se trata de Escherichia coli (E. coli), que invade el aparato urinario desde el exterior del cuerpo, por lo general desde el perineo (el área entre el ano y la uretra).
Dado que el exceso de bacterias produce inflamación, una infección urinaria puede hacerte sentir ardor o escozor al orinar.
“En algunas mujeres [posmenopáusicas], la falta de estrógeno en el tejido vaginal produce algunas molestias crónicas al orinar. Por eso es importante advertir si el dolor es repentino o ha aumentado de intensidad últimamente”, dice Summer Allen, profesora adjunta en el Departamento de Medicina Familiar de Mayo Clinic. (El malestar inicial se puede aliviar temporalmente si se evitan las bebidas con cafeína, como el café y los refrescos, y el alcohol).
2. Necesidad repentina e inexplicable de orinar
Toda mujer que alguna vez haya tenido una infección urinaria, incluso si fue hace décadas, conoce penosamente esta sensación: inmediatamente después de ir al baño, vuelves a sentir la necesidad de orinar; sin embargo, por mucho que lo intentes, no sale nada de orina.
Con el paso de los años, algunas personas ya sienten necesidad de ir al baño con urgencia o con frecuencia, a menudo debido al debilitamiento de los músculos de la vejiga. Pero si esta urgencia aparece repentinamente o empeora, es posible que tengas una infección urinaria.
3. Dolor en una de dos áreas
Las infecciones urinarias pueden producir un nuevo malestar en dos lugares: el área púbica inferior cerca de la vejiga, o la parte baja y media de la espalda —cuyo nombre técnico es zona costovertebral— donde se ubican los riñones. (El médico se puede referir a esta molestia como “CVA tenderness”, o sensibilidad costovertebral).
La causa de este dolor es la inflamación que producen las infecciones en los tejidos circundantes.
4. Orina turbia o con mal olor
Una vez más, lo importante aquí es que la orina de repente “huela raro” o no se vea transparente en el inodoro.
Para evitar contraer una infección urinaria en primer lugar, es conveniente beber mucho líquido (la orina debe ser de color amarillo claro a ámbar intermedio) y vaciar la vejiga con frecuencia.
Al hacer ambas cosas “se eliminan las bacterias que intentan alojarse en la vejiga o la uretra”. Las mujeres también deben orinar inmediatamente después de tener relaciones sexuales.
5. Sangre en la orina
En una mujer posmenopáusica, una infección urinaria puede producir otro cambio en la orina: la presencia de gotas de sangre no vinculadas a la menstruación.
“Los tejidos de la vejiga y la uretra se irritan e inflaman tanto que básicamente sangran un poco”, advierte Allen. Esa sangre no siempre se observa con facilidad, señala, pero cuando existe “una hematuria macroscópica, lo que significa que la orina contiene una mayor cantidad de sangre, la orina tendrá un color rojo brillante, rosado o amarronado”.
6. Fiebre
Todas las infecciones, incluso las urinarias, pueden provocar un aumento de temperatura. Allen sugiere prestar atención a una fiebre de 100.4 °F o más, y agrega: “La fiebre debe ocurrir en combinación con otros síntomas, ya que por sí sola no es indicativa de una infección de las vías urinarias”.
Ella recomienda tomar la temperatura con un termómetro timpánico (para el oído), oral o axilar (para la axila). La fiebre puede presentarse acompañada de escalofríos e incluso náuseas.
7. Dificultad para pensar
Aunque no tengas ninguno de los síntomas que se mencionan arriba, si de repente sientes como una “desconexión mental” (sin otras causas aparentes), habla con el médico. De modo similar, si eres cuidador de un ser querido que de pronto manifiesta confusión o algo semejante a un empeoramiento de la demencia, llama a su médico.
Lisa Corbin, profesora de Práctica Clínica en el Anschutz Medical Campus de University of Colorado, describe a una paciente —“la persona de 60 años más sana del mundo”— que estaba dejando de tomar narcóticos por un dolor cervical crónico y empezó a sentirse mal y un poco atontada. “No tenía ningún síntoma urinario, pero cuando vino a verme la vi tan mal que la llevé directamente a la sala de emergencias. Tenía septicemia por una infección de las vías urinarias”. Aunque sin duda la confusión puede tener otras causas —como la deshidratación o la depresión—, es una señal de que debes consultar con el médico.
¿Qué tiene que ver la menopausia con esto?
Mucho, cuando se trata de las causas de las infecciones urinarias en las mujeres mayores.
“Una de las defensas contra las infecciones urinarias es un tejido con un buen nivel de estrógeno”, explica Corbin. “Todos sabemos que la vagina tiene receptores de estrógeno, pero la uretra también. Por lo tanto, a medida que disminuye el nivel de estrógeno, toda la zona pierde una línea de defensa porque ya no existe esa mucosa húmeda y resistente. Se seca, se agrieta y permite la entrada de bacterias y demás”.
Es por eso que cuando las mujeres contraen infecciones urinarias recurrentes (es decir, tres o más en un año), con frecuencia los médicos recetan una crema tópica con estrógeno que se aplica en el meato urinario.
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