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Cómo el Seguro Social y Medicare transformaron el envejecimiento en Estados Unidos

El 30 de julio se celebra el 60.º aniversario de Medicare. El 14 de agosto es el 90.º aniversario del Seguro Social.


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Puntos principales

Después de una larga carrera como gerente de oficina en St. Louis, Debbie Haupt se jubiló a los 60 años para poder cuidar a tiempo completo de su esposo enfermo. "Había planeado trabajar al menos hasta los 68, tal vez hasta los 70", dice Haupt, "pero el Parkinson tenía otros planes".

Sin embargo, había un problema: los Haupt no habían tenido tiempo para acumular un fondo de jubilación. "Mi 401(k) era pequeño", se ríe. "Si solo hubiera comido comida para perros, me habría durado menos de tres años".

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Afortunadamente, Haupt, como persona mayor en Estados Unidos, podía confiar en otra fuente de sustento.

"El Seguro Social ha sido mi salvación", dice. "Contribuí durante todos esos años, y cuando realmente necesité la ayuda, allí estuvo".

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Ella comenzó a recibir su beneficio en cuanto cumplió con los requisitos, a los 62 años. Para entonces, su esposo ya estaba cobrando el Seguro Social. Cuando cumplió 65 años, Haupt, ahora de 71 años, calificó para otro beneficio federal que celebra su 60° aniversario el 30 de julio.

"Medicare es el mejor seguro médico que he tenido", dice. "Los deducibles que tenía cuando tenía seguro privado, no podría pagar tanto ahora. Pero Medicare es una bendición".

En la zona rural de Virginia, la historia de Suzanne Leedy, de 80 años, es similar.

"Mi esposa era enfermera y yo trabajaba en bienes raíces", explica. "Entonces, realmente no había un fondo de jubilación para ninguna de las dos, a pesar de que trabajamos durante años. Pero el Seguro Social ha hecho toda la diferencia. Nuestra situación actual es que podemos pagar las cuentas y conservar la casa. Esperemos que dure".

Franklin D. Roosevelt y Lyndon B. Johnson deben estar sonriendo en algún lugar sabiendo que los programas que tanto lucharon por establecer han hecho una contribución tan importante a las vidas de Haupt, Leedy y decenas de millones de personas en el país.

Hace sesenta años, el 30 de julio de 1965, Johnson, tras meses de debates, presiones y negociaciones en el Congreso, firmó la ley que creó Medicare. Hace noventa años, el 14 de agosto de 1935, Roosevelt firmó la Ley del Seguro Social.

Parece apropiado entonces conmemorar —en realidad, celebrar— dos iniciativas históricas que han asegurado a las personas de Estados Unidos contra la pobreza y la bancarrota médica en las últimas etapas de la vida.

“Gracias al Seguro Social y a Medicare, … los adultos mayores viven menos en la pobreza y gozan de una salud mucho mejor de lo que hubiéramos pensado hace un siglo”.

James Chappel, Centro para el Envejecimiento, Universidad Duke

"Juntos, el Seguro Social y Medicare transformaron el significado y la experiencia de la edad avanzada en Estados Unidos", señala James Chappel, un historiador en el Centro de Envejecimiento de la Universidad de Duke. "Gracias al Seguro Social y Medicare, estas personas mayores son mucho menos pobres y disfrutan de una salud mucho mejor de lo que se podía imaginar un siglo atrás".

Como señala Chappel en su libro del 2024 Golden Years, las personas mayores de 65 años no son las únicas beneficiarias de estos programas de beneficios llamados "para la tercera edad". El Seguro Social y Medicare también sirven a las generaciones más jóvenes, ya que les ahorran el desafío financiero de mantener a sus familiares y amigos mayores.

"Sé que mis hijos ayudarían si tuvieran que hacerlo, pero no quiero obligarlos a ello", dice Donna Dalrymple, de 68 años, una socia de AARP en Nuevo Hampshire que debe hacer frente a tratamientos costosos para un cáncer de sangre. "Con la Parte D de Medicare, puedo costear el control de este cáncer. No tengo que imponerle esos costos a mi familia".

En ese sentido, el Seguro Social "nos permite tener libertad", asiente Janice Ferebee, de 69 años, en Washington, D.C. "Poder envejecer con dignidad y no tener que depender de amigos o familiares para el sustento; solo por eso, el Seguro Social ha sido muy importante. Es esencial para mí".

Tomó años lograrlo

Ese apoyo a los adultos mayores requirió un proceso de varios años para concretarse. El primer plan de pensiones federales de EE.UU. se creó para los veteranos de la Guerra Civil.

Los beneficios obvios para esos hombres impulsaron a varias organizaciones a hacer campaña por un programa más amplio de apoyo financiero para cuando las personas concluyeran su vida laboral. Grupos como la Orden Fraternal de las Águilas (FOE), que contaba a Franklin D. Roosevelt entre sus miembros, y el Plan Townsend, con afiliados locales en casi todos los distritos representados en el Congreso, lanzaron campañas para un sistema nacional de pensiones.

A partir de 1929, el dolor generalizado y la pobreza de la Gran Depresión aumentaron aún más esa necesidad. Cuando Roosevelt entró a la Casa Blanca en 1933, le indicó a su secretaria de trabajo, Frances Perkins (la primera mujer en servir en un gabinete), que preparara un plan.

Tomó dos años superar la fuerte oposición; entre otros argumentos, los opositores decían que las pensiones federales destruirían la unidad familiar, ya que los adultos mayores ya no dependerían de sus hijos para su sustento. Después de numerosos compromisos, la Ley del Seguro Social de 1935 dejó a muchos jubilados —empleados públicos y trabajadores agrícolas y domésticos— sin cobertura. Pero durante los 90 años siguientes, el sistema llegó a incluir a casi todas las personas mayores.

El día que firmó el proyecto de ley, Roosevelt dejó en claro que había más por hacer.

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"Esta ley... representa una piedra angular en una estructura que... de ninguna manera está completa", dijo. El pilar principal que faltaba en esa estructura era la atención médica.

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Roosevelt y Perkins habían planeado incluir un componente de seguro médico en el Seguro Social. Pero los oponentes, incluido el poderoso grupo de médicos representados por la American Medical Association (AMA), lograron generar preocupación pública sobre una "usurpación" de la atención médica por parte del Gobierno federal. El sucesor de Roosevelt, Harry Truman, asumió la lucha, pero no pudo superar la campaña de la AMA contra la "medicina socializada". Durante la fase más dura de la Guerra Fría, esa etiqueta sugería que cualquiera que abogara por un sistema nacional de atención médica debía ser comunista.

Debido a que todas las propuestas para la atención médica universal en Estados Unidos enfrentaron una oposición política desalentadora, sus promotores comenzaron a concentrarse en un objetivo más limitado: seguro médico garantizado para las personas de 65 años o más.

Los jubilados, inicialmente olvidados en los planes de salud

La necesidad era evidente. Cuando después de la Segunda Guerra Mundial de Estados Unidos pasaron a un sistema de seguro médico privado proporcionado a través de los empleadores, las personas jubiladas a menudo quedaban excluidas. El seguro obtenido a través del empleo generalmente cubría al cónyuge y a los hijos del trabajador, pero no a sus padres. En los días en que las aseguradoras podían rechazar a cualquiera por una enfermedad preexistente, millones de adultos mayores no podían obtener ningún seguro médico.

La fundadora de AARP, Dra. Ethel Percy Andrus, fue una figura importante en la lucha para crear Medicare. En la década de 1950, ella logró que las aseguradoras ofrecieran un plan de seguro médico grupal a los miembros de la Asociación Nacional de Maestros Jubilados. En 1958, Andrus formó AARP, en parte para extender un plan médico grupal a todas las personas jubiladas. En los años siguientes, testificó ante el Congreso mientras Medicare tomaba forma.

En la campaña presidencial de 1960, John F. Kennedy hizo del seguro médico para los adultos mayores una parte clave de su plataforma; una vez presidente, organizó un gran mitin en Madison Square Garden para promover la idea.

Después del asesinato de Kennedy, Johnson impulsó la aprobación de Medicare en 1965. Cuando se firmó la ley, el cambio propuesto por AARP para poner la cobertura a disposición de todas las personas mayores —no solo de los beneficiarios del Seguro Social— se incluyó en la legislación.

En reconocimiento a la historia, Johnson voló a Misuri para firmar el proyecto de ley en la sede de la biblioteca presidencial de Harry Truman, y entregó las primeras dos tarjetas de Medicare al expresidente y a su esposa, Bess.

Los pagos bajo Medicare no comenzaron hasta el 1.º de julio de 1966, una fecha que se eligió cuidadosamente para que el nuevo sistema no se viera abrumado en su comienzo. "Las enfermedades respiratorias tienen baja incidencia en verano, y la cirugía electiva está en su punto más bajo justo antes de la festividad del 4 de julio", explicó Wilbur J. Cohen, un arquitecto del plan.

Desde entonces, “la ley ha protegido a millones de familias contra el riesgo de la ruina financiera debido a facturas hospitalarias”, dice el historiador Chappel.

La cobertura de pago de los medicamentos recetados —el Plan D en el cual se apoya Dalrymple— se agregó en la Ley de Modernización de Medicare del 2003.

Hoy en día, Medicare es uno de los mejores planes de seguro médico en Estados Unidos. Tiene calificaciones de satisfacción más altas entre los usuarios que casi todos los planes privados, bien sea planes por medio de los empleadores o mediante el mercado de planes de salud de la ACA, según datos recopilados por KFF (en inglés), una organización de investigación de políticas de salud. Y Medicare —como informa el Center on Budget and Policy Priorities (en inglés), una organización sin afiliación política— "ha sido el líder en la reforma del sistema de pago de la atención médica... y ha superado a los seguros de salud privados en reducir el aumento de los costos de salud".

Los programas enfrentan un futuro incierto

Es difícil ahora imaginar a Estados Unidos sin el Seguro Social o Medicare.

Mediante una serie de expansiones que comenzaron a finales de la década de 1930, los beneficios del Seguro Social están disponibles no solo a los jubilados, sino también a sus cónyuges (y excónyuges), hijos y sobrevivientes, y a personas con discapacidades y sus familias. Unos 69 millones de personas reciben actualmente pagos del Seguro Social.

Más de 22 millones dependen del sistema para al menos la mitad de sus ingresos; para unos 10 millones de personas, el beneficio mensual representa el 90% o más de sus ingresos.

En marzo del 2025, había 68.6 millones de personas en Medicare; el 90% de ellas tienen al menos 65 años. (Originalmente diseñado para personas mayores de 65 años, la cobertura de Medicare se extendió en 1972 para cubrir a personas más jóvenes que tienen ciertas discapacidades o enfermedades crónicas).

El pago mensual del Seguro Social que recibe cada beneficiario es una función de sus ganancias salariales anuales, la cantidad de años que trabajó y la edad a la que comienza a recibir los beneficios. En junio del 2025, el beneficio promedio era de $2,005 por mes, o $24,060 por año; la cantidad más alta que un beneficiario puede recibir este año es $5,108 al mes, poco más de $61,000 al año.

A medida que la población de Estados Unidos envejece, está claro que la cantidad de personas que necesitarán el Seguro Social y Medicare será mayor. Y eso plantea una pregunta crucial: ¿el Seguro Social y Medicare seguirán estando allí de la misma manera para nosotros?

La respuesta gira alrededor de los fundamentos económicos de ambos sistemas.

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Has trabajado duro y has aportado al Seguro Social con cada cheque de nómina. Esto es lo que puedes hacer para ayudar a mantener la solidez del programa:

La importancia de los fondos fiduciarios

El Seguro Social se financia independientemente, principalmente por un impuesto específico sobre la nómina. En la actualidad, el impuesto del Seguro Social es del 12.4%, hasta el límite máximo de ingresos ($176,100 en el 2025); una mitad la paga el trabajador y la otra mitad la paga el empleador. (Las personas que trabajan por cuenta propia pagan el 12.4% completo sobre sus ingresos netos, pero reciben un crédito parcial en su declaración de impuestos sobre los ingresos.)

Medicare tiene múltiples fuentes de financiamiento, incluidas las primas mensuales; su impuesto es del 2.9%, que también se divide equitativamente entre el trabajador y el empleador. La tasa es más alta para los trabajadores que ganan $200,000 o más.

Estos ingresos fiscales, que ahora superan $1.6 billones cada año, se vierten en fondos fiduciarios, que han ido acumulándose a lo largo de los años. Los fondos de reserva que no se usan para pagar beneficios se invierten en bonos del Tesoro de EE.UU. Los fondos son grandes; en el 2024, el Gobierno informó que había casi $2.8 billones en los fondos fiduciarios del Seguro Social y unos 400,000 millones en los fondos de Medicare.

Pero esos grandes fondos no son lo suficientemente grandes.

Después de tener un superávit creciente durante décadas —es decir, recaudaban más en impuestos que lo que pagaban en beneficios—, ambos planes federales de seguro ahora gastan más de lo que ganan. Desde el 2021, cada año han retirado dinero de los fondos fiduciarios para ayudar con el pago de beneficios.

Y el futuro se presenta complicado. El informe más reciente de los administradores del Seguro Social, del 2025, dice que los fondos fiduciarios combinados del Seguro Social —uno para prestaciones de jubilación y supervivencia, y el otro para prestaciones por discapacidad, se quedarán sin fondos en 2034, dentro de nueve años y un año antes de lo proyectado para 2024. Los fideicomisarios de Medicare afirman que el Fondo Fiduciario de Seguro Hospitalario, que financia la Parte A de Medicare, se quedará sin fondos en 2033, dentro de solo ocho años y tres años antes de lo proyectado el año pasado..

‘Es necesario conservarlos’

El agotamiento de los fondos fiduciarios no significaría el fin de los programas; todavía tendrían la mayor parte de los ingresos anuales que reciben por los impuestos sobre la nómina.

Pero los ingresos fiscales no serán suficientes para cubrir todos los costos. Si el Congreso no encuentra una manera de cubrir el déficit, se proyecta que los beneficios del Seguro Social podrían cortarse por 19% en el 2034, mientras que Medicare solo podría cubrir el 89% de los gastos de hospital, por lo que los participantes de Medicare podrían tener que pagar más de sus facturas médicas.

Esta amenaza se ha convertido en una preocupación importante para AARP, dice Nancy LeaMond, directora de Activismo Legislativo y Compromiso de la organización.

"Estos dos programas han protegido la calidad de vida de los adultos mayores", observa LeaMond. “Por eso es necesario conservarlos. La tarea número uno es asegurar la solvencia de los programas para los beneficiarios actuales, pero también para las generaciones futuras. Para eso, tenemos que asegurar que los fondos fiduciarios sean estables”.

Una preocupación, dice LeaMond, es que "tendemos a llegar al límite cuando se trata de abordar problemas importantes". Por eso AARP está poniendo de relieve el problema ahora.

“La prioridad número uno es garantizar la solvencia de los programas tanto para los beneficiarios actuales como para las generaciones futuras. Para lograrlo, debemos asegurarnos de que los fondos fiduciarios sean estables”.

Nancy LeaMond, AARP

"Creemos que el 90.º aniversario es el momento para expandir la concientización sobre la necesidad de resolver los problemas de financiación. Nos encantaría ver que los líderes bipartidistas trabajen en esto. Y también tiene que haber liderazgo presidencial".

El bipartidismo en la década de 1980 trajo una solución

A quienes están preocupados por el agotamiento de fondos del Seguro Social y Medicare quizás les ayude saber que ya hemos estado aquí antes.

La Administración del Seguro Social publica una tabla histórica que muestra los ingresos y costos de los fondos fiduciarios del seguro por edad avanzada, el seguro de sobrevivientes y el seguro de discapacidad a lo largo de las décadas. Las gráficas muestran que los fondos generalmente tuvieron balance positivo desde su inicio hasta mediados de los años 70.

Entonces, cuando las condiciones económicas afectaron negativamente los ingresos fiscales, los fondos fiduciarios comenzaron a desembolsar más de lo que recibían, tal como sucede hoy. En 1977, el Seguro Social gastó $5,200 millones más de lo que recibió, y cubrió el déficit con los fondos fiduciarios. Para 1983, los fondos fiduciarios estaban a meses de llegar a cero, una crisis más aguda que la que enfrentamos hoy.

El comienzo de la década de 1980 fue un momento de división partidista bastante aguda en nuestro país, con un republicano conservador, Ronald Reagan, en la Casa Blanca y un demócrata liberal, el presidente de la Cámara de Representantes Thomas P. "Tip" O'Neill Jr. como la fuerza dominante en el Congreso. Pero ante la necesidad de salvar este programa esencial, el presidente, por la derecha, y el líder del Congreso, por la izquierda, se unieron en el centro.

Su plan —que incluye aumentar gradualmente la edad de jubilación, incrementar el impuesto sobre la nómina para algunos trabajadores y hacer que los contribuyentes de alto nivel paguen impuesto a los ingresos sobre sus beneficios del Seguro Social— fue aprobado por el dividido Congreso con apoyo bipartidista y mantendría al Seguro Social solvente durante más de 40 años.

Pero los fondos fiduciarios están enfrentando desafíos otra vez. En un año de grandes aniversarios tanto para el Seguro Social como para Medicare, está claro que es necesaria la acción política para mantenerlos con la solvencia necesaria para garantizar que las personas mayores continúen recibiendo los beneficios que se han ganado y la seguridad financiera y de salud que estos programas han proporcionado durante décadas.

Eso requerirá la clase de compromiso político que no es común hoy en día y que es motivo de preocupación para algunas personas.

"Nunca he sido política", dice Haupt, en St. Louis. "Pero ahora estoy preocupada. Muchos de nosotros dependemos del Seguro Social y de Medicare. ¿Las personas que están en el poder se ocuparán de nosotros, como prometieron?".

 

Esta historia, publicada originalmente el 30 de abril de 2025, se actualizó con la información más reciente sobre la inscripción, los beneficios y los informes de los fideicomisarios de Medicare y el Seguro Social, además de información adicional sobre el 60.° aniversario de Medicare.

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