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Puntos principales
- Los programas ayudan cuando la vida te da un vuelco.
- La idea de una pensión federal surgió después de la Guerra Civil.
- Como la atención médica se basa en el empleo, los jubilados habían sido olvidados.
- Decenas de millones participan. Los fondos fiduciarios necesitan ser reforzados.
- Ahora es el momento de salvarlos. En la década de 1980, el bipartidismo funcionó.
Después de una larga carrera como gerente de oficina en St. Louis, Debbie Haupt se jubiló a los 60 años para poder cuidar a tiempo completo de su esposo enfermo. "Había planeado trabajar al menos hasta los 68, tal vez hasta los 70", dice Haupt, "pero el Parkinson tenía otros planes".
Sin embargo, había un problema: los Haupt no habían tenido tiempo para acumular un fondo de jubilación. "Mi 401(k) era pequeño", se ríe. "Si solo hubiera comido comida para perros, me habría durado menos de tres años".

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Afortunadamente, Haupt, como persona mayor en Estados Unidos, podía confiar en otra fuente de sustento.
"El Seguro Social ha sido mi salvación", dice. "Contribuí durante todos esos años, y cuando realmente necesité la ayuda, allí estuvo".
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Ella comenzó a recibir su beneficio en cuanto cumplió con los requisitos, a los 62 años. Para entonces, su esposo ya estaba cobrando el Seguro Social. Cuando cumplió 65 años, Haupt, ahora de 71 años, calificó para otro beneficio federal que celebra su 60° aniversario el 30 de julio.
"Medicare es el mejor seguro médico que he tenido", dice. "Los deducibles que tenía cuando tenía seguro privado, no podría pagar tanto ahora. Pero Medicare es una bendición".
En la zona rural de Virginia, la historia de Suzanne Leedy, de 80 años, es similar.
"Mi esposa era enfermera y yo trabajaba en bienes raíces", explica. "Entonces, realmente no había un fondo de jubilación para ninguna de las dos, a pesar de que trabajamos durante años. Pero el Seguro Social ha hecho toda la diferencia. Nuestra situación actual es que podemos pagar las cuentas y conservar la casa. Esperemos que dure".
Franklin D. Roosevelt y Lyndon B. Johnson deben estar sonriendo en algún lugar sabiendo que los programas que tanto lucharon por establecer han hecho una contribución tan importante a las vidas de Haupt, Leedy y decenas de millones de personas en el país.
Hace sesenta años, el 30 de julio de 1965, Johnson, tras meses de debates, presiones y negociaciones en el Congreso, firmó la ley que creó Medicare. Hace noventa años, el 14 de agosto de 1935, Roosevelt firmó la Ley del Seguro Social.
Parece apropiado entonces conmemorar —en realidad, celebrar— dos iniciativas históricas que han asegurado a las personas de Estados Unidos contra la pobreza y la bancarrota médica en las últimas etapas de la vida.
James Chappel, Centro para el Envejecimiento, Universidad Duke
"Juntos, el Seguro Social y Medicare transformaron el significado y la experiencia de la edad avanzada en Estados Unidos", señala James Chappel, un historiador en el Centro de Envejecimiento de la Universidad de Duke. "Gracias al Seguro Social y Medicare, estas personas mayores son mucho menos pobres y disfrutan de una salud mucho mejor de lo que se podía imaginar un siglo atrás".
Como señala Chappel en su libro del 2024 Golden Years, las personas mayores de 65 años no son las únicas beneficiarias de estos programas de beneficios llamados "para la tercera edad". El Seguro Social y Medicare también sirven a las generaciones más jóvenes, ya que les ahorran el desafío financiero de mantener a sus familiares y amigos mayores.
"Sé que mis hijos ayudarían si tuvieran que hacerlo, pero no quiero obligarlos a ello", dice Donna Dalrymple, de 68 años, una socia de AARP en Nuevo Hampshire que debe hacer frente a tratamientos costosos para un cáncer de sangre. "Con la Parte D de Medicare, puedo costear el control de este cáncer. No tengo que imponerle esos costos a mi familia".
En ese sentido, el Seguro Social "nos permite tener libertad", asiente Janice Ferebee, de 69 años, en Washington, D.C. "Poder envejecer con dignidad y no tener que depender de amigos o familiares para el sustento; solo por eso, el Seguro Social ha sido muy importante. Es esencial para mí".
Tomó años lograrlo
Ese apoyo a los adultos mayores requirió un proceso de varios años para concretarse. El primer plan de pensiones federales de EE.UU. se creó para los veteranos de la Guerra Civil.
Los beneficios obvios para esos hombres impulsaron a varias organizaciones a hacer campaña por un programa más amplio de apoyo financiero para cuando las personas concluyeran su vida laboral. Grupos como la Orden Fraternal de las Águilas (FOE), que contaba a Franklin D. Roosevelt entre sus miembros, y el Plan Townsend, con afiliados locales en casi todos los distritos representados en el Congreso, lanzaron campañas para un sistema nacional de pensiones.
A partir de 1929, el dolor generalizado y la pobreza de la Gran Depresión aumentaron aún más esa necesidad. Cuando Roosevelt entró a la Casa Blanca en 1933, le indicó a su secretaria de trabajo, Frances Perkins (la primera mujer en servir en un gabinete), que preparara un plan.
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