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Consejos para cuidadores familiares que deben lidiar con ‘cosas’ acumuladas

Haz planes para distribuir, donar o descartar bienes personales ahora a fin de evitar complicaciones legales más adelante.


spinner image Un hombre sentado en un estudio desordenado.
DAG SUNDBERG

 

En internet hay muchos artículos sobre el hecho de que las generaciones más jóvenes no quieren heredar las cosas de sus padres y abuelos. Para quienes están entrando en la etapa avanzada de la vida o cuidan de un adulto mayor, determinar qué hacer con las posesiones que no se traspasarán a los herederos puede ser una tarea monumental.

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Mis padres tenían algo más de 60 años cuando murieron y yo nunca había considerado si quería sus cosas. Mi esposo y yo acabábamos de casarnos y habíamos consolidado nuestros hogares separados en una casa pequeña. De repente, tuvimos que hacer lugar para más cosas en nuestra vida. Revisar todo lo que había me llevó dos años.

Cualquiera sea el punto de tu vida o de tu experiencia como cuidador en que te encuentres, nunca es demasiado temprano para mirar detenidamente lo que tienes alrededor y comenzar a tomar decisiones sobre las cosas que ya no le sirven a la casa ni a sus ocupantes, y decidir adónde deberían ir a parar en vida —y después—.

Contrata asistencia profesional

Una empresa especializada en la organización del hogar reducirá el contenido de tus clósets atiborrados, de las cajas que casi nunca abres y de los armarios de la cocina repletos de utensilios que no usas. El costo puede ser asequible y la ayuda te ahorrará horas de tiempo y dolores de espalda. La empresa también puede ayudarte a decidir sobre donar o vender lo que no piensas conservar. Vender algunas de tus posesiones con poco uso o que todavía están nuevas pondrá dinero en tu bolsillo y te aportará el beneficio adicional de tener más espacio en tu casa.

Los servicios de escaneo pueden reducir el papelerío, las fotografías y los documentos que están ocupando cajones y gabinetes. Yo heredé 100 años de álbumes y fotos familiares que estaban guardados en grandes cajas de almacenamiento. Eso fue hace once años, y todavía no he terminado de revisar las cajas. Mi marido escaneó el contenido de una de ellas como un regalo para mí. Le llevó meses, y luego se dio cuenta de que había varias cajas más. Vamos a contratar un servicio de escaneo o una persona que entienda de computación para completar la tarea. La idea es distribuir algunas de las fotos y documentos originales entre los miembros de la familia, tirar el resto y quedarnos con una pequeña cantidad de los originales que tienen más valor sentimental. Es posible que cree un agradable álbum de fotos de las creaciones artísticas de los niños a lo largo de los años o que haga algún otro regalo creativo con los tesoros que ahora están guardados.

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Si tú eres el cuidador que está ayudando con la reducción de las pertenencias o que va a contratar a alguien para que haga la tarea, encara todo esto con la sensibilidad adecuada. Muchas personas se encariñan profundamente con sus cosas. Esas pertenencias cuentan la historia de toda una vida.  

Se dice que no hay que tener nada en casa que no consideres útil o no pienses que es hermoso. Pero muchos de nosotros tenemos cosas que no usamos o que tal vez ni siquiera nos gustan. Si tienes la fortuna de tener más de lo que necesitas, comparte esa riqueza. Los refugios y las organizaciones que ayudan a las familias a ponerse nuevamente en pie siempre necesitan artículos del hogar en buen estado.

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Si te encuentras en una etapa en la que estás dejando de realizar actividades que ya no se ajustan a tu estilo de vida o a tu capacidad, piensa en qué podría interesarles a tus seres queridos. El abuelo de mi esposo le enseñó a jugar al golf. Le dio su viejo y fiel putter, que aparenta tener —y probablemente tenga— 80 años. Pero a mi marido le encanta jugar con él y siempre piensa en su adorado abuelo cuando lo usa.

Si no te viene a la mente una persona que querría tener tus cosas, considera hacer una contribución benéfica a una organización que podría usarlas o exponerlas. Esto es especialmente cierto en el caso de los artículos de colección, que no son atractivos para los milénicos ni para las personas más jóvenes. Mi madre, farmacéutica de profesión, amaba su colección de jarros de botica, morteros y pilones. Aunque me quedé con algunos, no se ven bien en mi casa. En vez de conservarlos, me voy a poner en contacto con su universidad y se los voy a donar para su colección.

Deja de almacenar

Muchos de los clientes de mi estudio de abogacía todavía viven en la casa en que crecieron sus hijos. Las casas parecen museos donde se exhiben los artículos de la infancia de esos niños. Mis tíos me dijeron hace poco que tienen cajas de juguetes en el ático por si alguna vez sus hijos llegaran a quererlos. Esos hijos ya tienen más de 40 años, su propia casa y sus propios hijos. Ya han revisado sus cosas y han elegido lo que querían darles a sus hijos, y sin embargo las cajas siguen estando allí.

Es una idea encantadora querer conservar objetos que fueron muy queridos. Pero debe llegar el momento en que nos deshacemos de ellos y conservamos los recuerdos. Es posible que si simplemente preguntas: “¿Quieres esto?”, recibas un rotundo “no” como respuesta. Entonces, puedes donarlo, venderlo, reciclarlo o tirarlo a la basura.

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Los cuidadores y los familiares incluso pueden hacerte un favor y aceptar ocuparse del proceso de limpieza por ti. Cuando falleció mi suegro, y mi suegra se mudó de casa, no tuvimos el coraje de negarnos cuando nos pidió que nos quedáramos con algunas cosas. Entonces, dijimos que sí y después, con su permiso, encontramos una buena organización benéfica a donde llevarlas o se las dimos a una persona que podía usarlas.

Planifica ahora y evita problemas más adelante

Tal vez no tengas el tiempo, los recursos o la capacidad para reducir tus posesiones ahora. O tal vez ya hayas regalado todo lo que querías regalar. Cualquiera sea el caso, deberás incluir tus posesiones en tu plan de sucesión  (no te preocupes, no tienes que poner notas autoadhesivas con el nombre de la persona en cada cosa que posees).

Si haces un testamento, es probable que haga referencia a la “propiedad personal tangible”. Esto significa “toda cosa que puede tocarse” y no es dinero, propiedad inmobiliaria ni cuentas: se trata de autos, ropa, joyas, reliquias familiares, por dar algunos ejemplos. Por lo general, yo no listo la propiedad personal tangible en los testamentos o los fideicomisos de mis clientes. A menos que haya algo de mucho valor (como una colección de bellas artes), lo que recomendamos es redactar un memorando separado. En ese memorando puedes listar ciertos artículos y las personas que deseas que los conserven. Y puedes modificarlo tantas veces como quieras sin tener que modificar el testamento o el fideicomiso.

Un punto importante de seguridad: si tienes armas de fuego u otro tipo de armas, debes incluirlas en tu plan. Debes hablar con tus cuidadores y familiares sobre cómo se deben manipular y transferir. Un abogado te puede asesorar sobre las leyes de herencia de armas en tu estado y, de ser necesario, ayudarte a crear un fideicomiso de armas.

Puedes redactar tu plan de distribución patrimonial en forma tal que la decisión sobre lo que se hará con tus bienes tangibles quede a cargo de los beneficiarios. Pero es posible que los beneficiarios no siempre estén de acuerdo. Como abogada testamentaria, he visto a familias enfrentarse por artículos que no tenían ningún valor. Si están lo suficientemente enojadas, se pelearán por una vieja cuchara oxidada.

Para evitar las peleas y hacer una distribución justa, puedes hacer que el albacea a cargo de tu patrimonio use un sistema de lotería para que los beneficiarios elijan lo que desean. O, en el caso de los artículos de valor, un beneficiario podría recibir una porción menor de otros bienes para que la herencia de todos sea pareja. Ya sea que anticipes que habrá peleas o que a nadie le importarán tus cosas, lo más seguro es darle a tu albacea el poder único y absoluto de utilizar su discreción para decidir quién recibe qué, con autoridad para vender bienes y distribuir el dinero.

Limpiar las cosas que otra persona ha acumulado a lo largo de su vida puede traer buenos recuerdos, pero generalmente es una tarea pesada. Simplifica y organiza tus posesiones para que tus seres queridos no tengan que hacerlo; sin duda, ellos te agradecerán que hayas pensado en esto y les hayas facilitado el manejo de tus asuntos finales.

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