Tener un lugar donde vivir —cama, baño y cocina— es algo que la mayoría de las personas dan por sentado. Pero el número de adultos mayores que ya no tiene una residencia permanente ha ido aumentando, y a los expertos les preocupa las repercusiones para la salud de esos adultos, sus familias y la sociedad.
Las historias de quienes están en situación de desamparo son diferentes y complicadas. Estas cuatro personas perdieron su hogar permanente después de haber padecido reveses en la madurez de la vida. Sin embargo, gracias a la ayuda de defensores de los derechos de las personas sin hogar y de una combinación de programas locales, estatales y federales, ahora están viviendo en lugares seguros, han podido conseguir trabajos fijos (los que pueden trabajar) y están abordando sus problemas de salud.

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Sus historias ofrecen un vistazo a sus vidas anteriores y a sus nuevas situaciones de vida.

De vivir en la calle a salvarse
Mientras luchaba con una adicción, Terence Hill se quedó sin hogar cuando tenía poco más de 50 años. Durante tres meses, vivió en su Honda Civic en una zona residencial de las afueras de Washington D.C., en Maryland, con sus pertenencias apiladas tan alto que no podía ver por el espejo retrovisor porque obstruían la ventana trasera.

Los adultos mayores sin hogar
Infórmate más sobre la crisis de las personas sin techo y cómo ayudar:
• El envejecimiento de la población sin hogar: una tendencia alarmante. Los gastos de vivienda crecientes, el desempleo y los problemas de salud están dejando a un número cada vez mayor de adultos mayores de 50 años sin un lugar estable donde vivir. Los investigadores predicen que para el 2030, el número de personas de 65 años o más que estarán sin hogar aumentará casi el triple.
• Recursos de vivienda y ayuda para quienes no tienen hogar: consulta recursos federales, estatales y locales para quienes carecen de vivienda y descubre qué puedes hacer tú en tu comunidad.
Hill, ahora de 59 años, llamaba a su automóvil “mi campamento base”. Hubo un momento en el que estuvo tan corto de dinero que usó una media de nailon como correa del ventilador.
Estacionaba en un McDonald’s para cargar su teléfono, usar el wifi e ir al baño, con la esperanza de que alguien le comprara un sándwich. De noche, se acurrucaba debajo de mantas y encendía periódicamente la calefacción del auto. Para un chef que fue nombrado empleado del año en el 2016 por el Fairmont Hotel de Washington, esta fue una caída en desgracia descomunal.
Pero se entregó al alcohol y a las drogas. Después de que Hill perdiera su apartamento, vivió temporalmente con una hermana.
A continuación, vivió en su automóvil y luego pasó años viviendo en refugios ubicados en las zonas suburbanas de Maryland. Fuera de esos establecimientos, seguía consumiendo alcohol y drogas. “Bebía de día, a mediodía, de noche, al atardecer”, recuerda. “Estar borracho me parecía como algo normal”.
Pero las sugerencias francas que le dio un consejero llevaron a Hill a recuperarse: báñate a diario. Lava tu ropa. Pule tu currículo. Busca trabajo. Asiste a las reuniones de Alcohólicos Anónimos. Invierte en ti mismo.
“No, no lo logré de la noche a la mañana”, cuenta Hill. “Me tomó más o menos un par de meses, pero ya estaba comprometido a rehacer mi vida”.
Recibió tratamiento para el alcoholismo, la depresión y el estrés postraumático causado por los años caóticos de su juventud, incluso un tiempo que pasó en la cárcel. No ha bebido desde febrero del 2021.
El apartamento de un dormitorio donde Hill vive ahora en Rockville, Maryland, tiene un balcón con vistas a un estanque con una fuente. La cocina está repleta de utensilios y aparatos de cocinero. Al principio, la vivienda estaba subsidiada; ahora Hill paga el alquiler con su salario como chef principal de un hospital. Además, forma parte del Consejo Interagencial para Personas sin Vivienda del Condado de Montgomery, que aconseja a los funcionarios electos sobre políticas y servicios.
Hill también está retribuyendo a la comunidad, como consejero de hombres que están luchando por librarse de los demonios que casi logran aniquilarlo a él. “Aunque caigas de bruces derrotado, date vuelta y mira hacia arriba”, les dice. “Trata de levantarte. Los tiempos difíciles no perduran, pero la gente fuerte sí”.

Los problemas de salud la llevaron a quedarse sin techo