Vida Sana
Cuando se trata de comer sano, uno de los principales obstáculos es una avalancha de información poco confiable. Los titulares conflictivos, las dietas de moda y la información errónea hacen que sea difícil determinar qué es realmente bueno para ti y qué es perjudicial. Aumentan la incertidumbre los fabricantes que colocan etiquetas engañosas en sus productos, y las personas influentes en las redes sociales que respaldan ciertos hábitos alimentarios y dietas sin tener ninguna experiencia en nutrición. Estos son 10 de los mitos nutricionales más comunes y la verdad sobre cada uno.
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1. Mito: Toda la grasa es mala
La grasa tuvo mala reputación en los años 90, cuando las dietas bajas en grasa fueron el furor de la época, y muchos en el país todavía están confundidos sobre el papel de la grasa en una dieta saludable.
Ahora sabemos que no todas las grasas son iguales, dice Teresa Fung, epidemióloga nutricional y profesora de Nutrición en la Universidad de Simmons en Boston.
Las grasas animales, que están más saturadas, están relacionadas con las enfermedades cardiovasculares. Pero las grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas más saludables, que se encuentran en el pescado, los aguacates, las aceitunas y el aceite de oliva, los huevos, las nueces y las semillas pueden reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares y muerte.
Aunque todos los tipos de grasas tienen un alto contenido de calorías, las grasas “permanecen más tiempo en el estómago”, dice Fung, “lo cual ayuda a que estés satisfecho por más tiempo y no quieras buscar una merienda tan rápido”.
2. Mito: La mejor manera de reducir el sodio es dejar a un lado el salero
La gran mayoría de las personas en Estados Unidos consumen demasiada sal, y si tienes presión arterial alta, reducir tu consumo de sodio podría ser una cuestión de vida o muerte.
Pero debido a que la mayor parte de nuestro sodio en Estados Unidos proviene de alimentos preparados, evitar el salero en la cena no va a marcar una gran diferencia, dice Fung.
Los panes, los aderezos para ensaladas, las salsas para pasta, los frijoles enlatados, el queso y muchos alimentos procesados y los refrigerios envasados están llenos de sodio, dice. Incluso las pechugas de pollo deshuesadas y sin piel se pueden inyectar con una salmuera que aumenta los niveles de sodio. La comida de restaurantes también está llena de sal, y algunas contienen la cantidad de sodio que deberías ingerir en un día en una sola comida, según un estudio de la revista Canadian Journal of Public Health (en inglés).
Fung recomienda cocinar en casa lo más a menudo posible, comparando etiquetas y eligiendo versiones bajas en sodio de alimentos envasados y preparados.
3. Mito: Los alimentos con “granos integrales” o “granos múltiples” en la etiqueta siempre son saludables
Sabes que los alimentos elaborados con granos integrales son más saludables que los que tienen harina refinada, pero las etiquetas pueden ser engañosas.
“Hecho con granos integrales” y “multigrano” pueden parecer saludables, dice Fung, pero a menudo significan que un producto contiene solo una pequeña cantidad de granos enteros, mientras que el resto es refinado.
Fung recomienda buscar productos etiquetados como “grano integral” o “trigo integral”, lo que significa que están hechos con al menos un 51% de ingredientes integrales. Mejor aún, elige uno que diga “100% de grano integral”. También puedes consultar la lista de ingredientes para asegurarte de que primero se incluya un grano entero.
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