Vida Sana
¿Has pensado en las vitaminas B últimamente? De no ser así, tal vez deberías hacerlo.
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Existen ocho tipos de vitaminas B. En conjunto, mantienen la salud cerebral, la salud cardíaca, la formación del ADN y la regulación de la energía. Además, se ha comprobado que previenen las migrañas, evitan la reaparición de algunos tipos de cáncer de piel e incluso pueden retardar la progresión de una devastadora enfermedad neurodegenerativa.
Algunas personas piensan que se trata de una vitamina “aburrida”, señala el Dr. Mark Moyad, director de educación en Medicina Preventiva y Alternativa en el departamento de Urología de University of Michigan Medical Center.
Moyad explica que, en realidad, cuando las analizas un poco más a fondo, las vitaminas del grupo B “constituyen una de las categorías más fascinantes de la medicina”.
Sin embargo, como ocurre con otras vitaminas, no deben tomarse porque sí. Por ejemplo, se ha demostrado que el exceso de suplementos de ácido fólico (vitamina B9) puede favorecer el crecimiento de células cancerosas en los adultos mayores, y un exceso de biotina (vitamina B7) puede alterar los resultados de los análisis de sangre.
“Tomar suplementos conlleva algunos riesgos”, advierte Debbie Fetter, profesora adjunta de Nutrición en UC Davis. “No son totalmente benignos”, dado que pueden producir efectos secundarios e incluso interferir con otros medicamentos.
Los expertos recomiendan consultar con el médico antes de empezar a tomar suplementos, tanto para verificar que no interactúen con algo que ya estés tomando, como para asegurarte de no consumir una cantidad excesiva de un nutriente que obtienes en abundancia en la dieta.
Esta información se aplica especialmente a las vitaminas del grupo B. Esto es lo que debes saber sobre ellas:
B1 (tiamina)
Funciones: la tiamina ayuda a convertir los alimentos que consumes en la energía que necesita tu organismo, explica la Oficina de Suplementos Alimentarios de los Institutos Nacionales de la Salud. Es esencial sobre todo para la formación y actividad celular, y para la salud cerebral y cardíaca, agrega Sue-Ellen Anderson-Haynes, nutricionista de Hopkinton, Massachusetts.
Fuentes alimentarias: la tiamina se encuentra en la levadura, la carne de cerdo, el arroz integral, los frijoles, las lentejas y los cereales fortificados para el desayuno. No obstante, calentar estos alimentos puede reducir el contenido de tiamina, según Mayo Clinic.
Cantidad diaria recomendada: según el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento (NIA), los hombres de 51 años o más necesitan 1.2 miligramos (mg) al día y las mujeres de 51 años o más necesitan 1.1 mg al día.
Quiénes pueden necesitar un suplemento: la mayor parte de la población del país consume las cantidades recomendadas de tiamina, según los NIH. Sin embargo, cabe señalar que hasta un 20 o 30% de los adultos mayores pueden tener cierto nivel de deficiencia de tiamina, de modo que consulta con tu médico si te preocupa. Según Anderson-Haynes, los proveedores de atención médica pueden recomendar un suplemento de tiamina a las personas que consumen demasiado alcohol, a las que tienen VIH, a las diabéticas y a quienes se han sometido a una operación bariátrica.
B2 (riboflavina)
Funciones: la riboflavina ayuda a descomponer los hidratos de carbono, las proteínas y las grasas, según Mayo Clinic. Además, al igual que la vitamina B1, desempeña una función importante en el crecimiento y la actividad celular.
Beneficios sorprendentes: según los estudios, una dosis elevada puede disminuir hasta un 50% la frecuencia de las migrañas (en inglés), aunque los investigadores no conocen el motivo con certeza.
Fuentes alimentarias: según los NIH, la riboflavina se encuentra en los huevos, las vísceras, las carnes magras, la leche con bajo contenido de grasa, los hongos, la espinaca, los cereales fortificados, los panes y los productos elaborados con granos.
Cantidad diaria recomendada: según el NIA, los hombres de 51 años o más deben tomar 1.3 mg y las mujeres de 51 años o más, 1.1 mg. Si tienes migrañas, el médico puede recomendarte una dosis mucho más alta (unos 400 mg diarios) como medida preventiva.
Quiénes pueden necesitar un suplemento: según los NIH, los veganos, los deportistas vegetarianos y las personas que no consumen productos lácteos pueden tener problemas para obtener la cantidad diaria recomendada y pueden beneficiarse de un suplemento. Lo mismo sucede con las personas que padecen un trastorno genético llamado deficiencia del transportador de riboflavina.
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