Vida Sana
Hasta el 75% de los adultos de todo el mundo sufrieron de dolor de cabeza el último año. Hay más de 150 tipos de dolores de cabeza, desde las migrañas hasta el dolor de cabeza al despertar, el dolor causado por el ejercicio y la cefalea en racimos. Todo dolor de cabeza pertenece a uno de dos tipos: primario o secundario. Un dolor de cabeza primario, como las migrañas y los dolores de cabeza por tensión, ocurre cuando el dolor en sí es el protagonista, sin que haya ninguna causa subyacente. Un dolor de cabeza secundario es un síntoma de otro trastorno médico, como COVID o una infección sinusal. Pero sin importar de qué tipo se trate, lo más probable es que quieras que desaparezca cuanto antes. Muchas personas se resignan a los dolores de cabeza porque piensan que no tienen cura y solo les queda esperar a que desaparezcan. Pero hay muchas formas de evitarlos, tratarlos y aliviarlos.
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Ciertos dolores de cabeza pueden indicar un trastorno peligroso o un accidente cerebrovascular y deben tratarse de inmediato. La mayoría, sin embargo, no son emergencias, si bien eso no significa que debas ignorarlos. Afortunadamente, hay una gran cantidad de tratamientos nuevos que aportan alivio y esperanza, en especial para la migraña. Con demasiada frecuencia las personas piensan que no hay nada que pueden hacer cuando se trata del dolor de cabeza. Tal vez culpen a las condiciones del tiempo, dice la Dra. Jan Lewis Brandes, directora y fundadora de Nashville Neuroscience Group, una clínica privada de dolores de cabeza en Nashville, Tennessee. “O pueden decir ‘bueno, este dolor de cabeza es por el estrés y en realidad yo no puedo hacer nada sobre el estrés de mi trabajo’”.
El primer paso es la prevención. Una forma de reducir la frecuencia de los dolores de cabeza es identificar los factores desencadenantes. El hambre, la resaca y el estrés son algunos de los más comunes. Los siguientes son algunos de los desencadenantes más insospechados.
1. El olor de perfumes, pintura o gasolina
Las personas propensas a las migrañas a menudo tienen sensibilidad muy aguda a varios sentidos, incluidos el olfato, la audición y la vista. Por eso es que el olor del perfume, de la pintura o de la gasolina puede causarles una migraña. Un cerebro propenso a la migraña es sensible a todo tipo de cambios ambientales y corporales, entre ellos las condiciones climáticas extremas, el alcohol, ciertos alimentos e incluso algunos estilos de peinado. “No es que las personas propensas a sufrir de migrañas tengan un solo desencadenante”, dice Rami Burstein, profesor de Anestesia y Neurociencia en la Facultad de Medicina de Harvard. Y agrega que cuando las personas tienen jaquecas recurrentes, el cerebro puede sintonizarse con cambios ambientales inusuales, tales como el clima, o demasiadas o muy pocas horas de sueño, y estar a merced de ellos. Cualquier desviación de un patrón normal de eventos puede generar un ataque de migraña en quien sufre de ese trastorno. En otras palabras, incluso el incidente más sutil puede ser un desencadenante.
Cómo encontrar alivio: Burstein sugiere que las personas propensas a las migrañas identifiquen todas las formas posibles de evitar los desencadenantes comunes. Por ejemplo, podría tratarse de solicitar —y promover— una política de fragancias en el lugar de trabajo que restrinja el uso de productos perfumados.
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