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4 causas sorprendentes de los problemas de equilibrio en los adultos mayores de 50 años

Estos trastornos pueden causar una sensación de inestabilidad al estar de pie.


Mujer equilibrándose sobre un tronco de árbol durante una caminata
Getty Images

 ¿Te sientes mareado o tambaleante? No eres el único. Soy neuróloga general y los problemas de equilibrio son una de las principales razones por las que los adultos vienen a verme. Y aunque cueste creerlo, no hay un único diagnóstico que explique la causa. Existen múltiples trastornos cerebrales o del sistema nervioso que pueden hacer que un adulto mayor se sienta inestable, o peor aún, se caiga y acabe en la sala de emergencias.

"El buen equilibrio depende de tres factores que deben funcionar bien juntos", dice el Dr. Terry D. Fife, otoneurólogo y director del Programa de Trastornos del Equilibrio y Neurología Vestibular en el Barrow Neurological Institute en Phoenix.

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Estos tres factores son: ser capaz de percibir dónde se encuentran tus articulaciones y extremidades en el espacio, la habilidad para coordinar la información enviada por los ojos y el oído interno, y la capacidad de tus músculos para seguir las instrucciones del cerebro. Si alguno de esos sistemas falla, puedes sentir inestabilidad.

Si la causa no es obvia, como un nuevo medicamento o una infección del oído interno, se debe realizar un análisis más exhaustivo. "Eso significa visitar a un neurólogo y proporcionar un historial detallado de cómo se desarrolló el problema de equilibrio, someterse a un examen físico completo y a veces realizar un estudio por imágenes u otras pruebas", dice Fife.

Pedí a varios colegas neurólogos que compartieran cómo diagnostican cuatro trastornos fáciles de pasar por alto que causan la pérdida del equilibrio en las personas mayores de 50 años.

1. Hidrocefalia de presión normal

Billy Joel anunció a finales de mayo (en inglés) que se tomaría un descanso de sus conciertos debido a la hidrocefalia de presión normal (HPN), un trastorno en el que se acumula exceso de líquido en las cavidades del cerebro llamadas ventrículos. Después de caerse en el escenario en febrero, se sometió a una cirugía para solucionar el problema.

La HPN se presenta con más frecuencia en las personas mayores de 60 años, pero es poco común. Esta enfermedad afecta a alrededor de 800,000 adultos mayores en el país. Los principales síntomas son la pérdida de equilibrio y la dificultad para caminar, seguidos de problemas con el control de la vejiga y deterioro cognitivo que puede parecerse a la demencia.

"Cuando nos tropezamos en la acera, recuperamos el equilibrio. Pero los pacientes con hidrocefalia no controlan bien esos reflejos posturales", explica el Dr. Michael A. Williams, director de Hidrocefalia en Adultos y Trastornos del LCR (líquido cefalorraquídeo) en la Universidad de Washington. Pueden caerse "simplemente al darse la vuelta en la cocina; es como si sus pies estuvieran pegados al piso y al voltearse se caen", señala Williams.

Para determinar si una persona tiene HPN, Williams coloca la palma de su mano en la parte superior del pecho del paciente y lo empuja suavemente hacia atrás mientras le pide que oponga resistencia. Si sus reflejos posturales no funcionan, el paciente dará un paso hacia atrás para intentar enderezarse o comenzará a caerse. Si funcionan debidamente, resistirá el empujón.

Las pruebas de diagnóstico generalmente incluyen una imagen por resonancia magnética (IRM) del cerebro. Si se descubre hidrocefalia, Williams evalúa la respuesta a la eliminación temporal de líquido cefalorraquídeo. Si se observa una mejora, es muy posible que el paciente se beneficie de la colocación de una derivación para drenar el exceso de líquido del cerebro, señala Williams, y agrega, "La mejor parte de mi trabajo es cuando alguien regresa [después de la cirugía] y dice, '¡Mírame!' porque ya no necesita un andador".

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2. Hipotensión ortostática

¿Alguna vez perdiste el equilibrio o te mareaste al levantarte demasiado rápido? Eso puede ser debido a la hipotensión ortostática, también llamada hipotensión postural. Afecta a aproximadamente 1 de cada 5 personas mayores de 60 años y es causada por una rápida caída de la presión arterial al ponerse de pie. Puede ser un efecto secundario de ciertos medicamentos para la hipertensión, la depresión o el dolor. También puede ocurrir en personas deshidratadas, con anemia grave o en baja forma.

"La hipotensión ortostática también puede deberse a daños al sistema nervioso causados por áreas del cerebro afectadas por ciertas enfermedades degenerativas o por los nervios que van a los vasos sanguíneos", dice la Dra. Elizabeth A. Coon, neuróloga de Mayo Clinic, que se especializa en trastornos del sistema nervioso autónomo y del movimiento. La parte autónoma del sistema nervioso regula procesos que realmente no controlamos, como la frecuencia cardíaca, la presión arterial, la respiración y la digestión.

"Las personas con trastornos del sistema nervioso autónomo que tienen falta de equilibrio también pueden presentar otros síntomas: problemas de sudoración o lagrimeo, un ritmo cardíaco que no aumenta cuando debería —como al hacer ejercicio o subir escaleras— y una presión arterial demasiado alta o que baja demasiado al ponerse de pie", explica Coon. Ella pregunta a los pacientes si tienen estos síntomas o cualquier problema gastrointestinal, urinario o sexual que puede acompañar a este conjunto de trastornos.

"Si el examen confirma una caída en la presión arterial, podemos pedir a los pacientes que se sometan a una prueba de mesa basculante", dice ella. Se sujeta al paciente de manera segura a la mesa y se lo coloca en distintas posiciones mientras se monitorean sus signos vitales. Dependiendo de la causa, se pueden sugerir una variedad de tratamientos, como aumentar la ingesta de líquidos o sal y usar prendas de compresión para mejorar el flujo sanguíneo.

3. Neuropatía periférica

Alrededor de 20 millones de personas en el país tienen algún tipo de neuropatía periférica. Es más común en adultos mayores y afecta a entre el 3 y el 8% de la población mayor de 55 años. "Puede que existan más de cien causas diferentes de neuropatía periférica, siendo la diabetes la más común", informa el Dr. Kerry H. Levin, presidente del Departamento de Neurología de Cleveland Clinic.

"Cuando se ven afectadas las fibras nerviosas pequeñas, se produce pérdida sensorial y malestar, como no sentir el piso bajo los pies. Y cuando la neuropatía afecta a las fibras nerviosas gruesas, tienes problemas para determinar la ubicación de tus pies o articulaciones en el espacio o puedes experimentar debilidad muscular", dice Levin. "Ambas alternativas pueden dificultar el equilibrio".

El riesgo de caídas empeora en condiciones de poca luz o cuando cargas objetos, añade Levin. "Cuando eres joven y eres consciente de la posición de tus articulaciones, puedes moverte aunque la iluminación sea escasa. Pero cuando tienes neuropatía periférica, subir escaleras en áreas con poca luz o con paquetes en las manos, sin poder ver tus pies, puede hacer que des un traspié o tropieces", advierte.

Cuando atiende a pacientes con neuropatía, Levin intenta identificar la causa de la enfermedad. Corregir ciertos excesos o deficiencias de vitaminas puede mejorar la neuropatía, al igual que el tratamiento de la inflamación, señala. "Enseñar a las personas a mejorar su seguridad a través de la fisioterapia o dispositivos para ayudar con el equilibrio o [corregir] la debilidad en los tobillos puede ser muy útil".

4. Derrames cerebrales silenciosos

Escuchamos mucho sobre los accidentes isquémicos transitorios (AIT), también conocidos como miniderrames cerebrales, que ocasionan una interrupción temporal del flujo sanguíneo al cerebro y síntomas de corta duración. Pero no causan daño cerebral permanente. Por otro lado, un derrame cerebral silencioso puede causar daño cerebral sin ningún síntoma evidente. Los derrames cerebrales silenciosos afectan a entre el 3 y el 8% de las personas mayores de 50 años, con tasas que pueden alcanzar entre el 15 y el 40% en las personas mayores de 80 años.

El Dr. Kevin Sheth, especialista en prevención de derrames cerebrales, dice que es una paradoja que los derrames cerebrales puedan ser silenciosos y aun así causar síntomas. "La diferencia es que a menudo asociamos los derrames cerebrales normales o 'no silenciosos' con problemas de lenguaje o parálisis en un lado del cuerpo", dice Sheth, profesor de Neurología y Neurocirugía en la Facultad de Medicina de la Universidad de Yale. "Pero es posible que no reconozcamos la conexión entre los derrames cerebrales y... la dificultad para mantener el equilibrio o caminar y los atribuyamos a otras causas", añade.

"Si notas que dudas antes de subir las escaleras, pierdes el equilibrio o te mueves con mayor lentitud de lo habitual, todos ellos pueden ser síntomas muy sutiles de un derrame cerebral silencioso", advierte Sheth.

Los factores de riesgo de un derrame cerebral silencioso son los mismos que para cualquier otro tipo de derrame cerebral, dice Sheth. Los principales factores de riesgo son la presión arterial alta, el colesterol elevado, la falta de ejercicio, el sueño deficiente, la dieta y fumar cigarrillos. "Si tienes más de 50 años, deberías iniciar la conversación con tu médico sobre estos problemas", aconseja Sheth. El estrés es otro factor de riesgo que vale la pena aliviar, añade, "ya sea participando en taichí, yoga, caminatas en la naturaleza o pasando tiempo con tus seres queridos".

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