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Frío vs. calor: qué elegir para calmar el dolor

Las mejores prácticas para aliviar las lesiones leves y los dolores crónicos.


spinner image Rótulo de neón que la mitad es un copo de nieve y la otra mitad es un sol sobre un fondo de ladrillos
Getty Images

Hay pocas cosas seguras en la vida, pero los dolores y las molestias son algo por lo que todos pasamos, especialmente a medida que envejecemos.

Las investigaciones demuestran que los adultos mayores están realizando más actividades físicas que nunca: jugando pickleball, recorriendo senderos preparándose para una maratón e incluso cavando en la tierra para ocuparse de un jardín. (Confía en nosotros cuando decimos que harás trabajar todos los grupos musculares principales al desyerbar, rastrillar y plantar).

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Pero toda esta actividad, aunque es excelente para tu salud, puede dejarte un poco dolorido, ya sea debido a un tirón muscular o a las articulaciones inflamadas. Las terapias de frío y calor han sido durante mucho tiempo los métodos principales para aliviar el dolor, pero persiste la confusión sobre cuál elegir. Esto es lo que dicen los expertos.

Cuándo usar frío

Te acabas de lastimar. El frío puede ayudar a entumecer el dolor y disminuir la hinchazón, explica Andrew M. Walker, gerente de salud y bienestar de la organización sin fines de lucro National Senior Games Association. Por tal razón, es el método principal para aliviar las lesiones repentinas o agudas.

“Digamos que te torciste el tobillo y tienes hinchazón aguda”, dice el Dr. Michael Fredericson, médico especializado en medicina deportiva y fundador y director del programa de prevención de lesiones RunSafe Injury Prevention Program de la Universidad de Stanford. “El frío puede ayudar a controlar el dolor [y es] muy bueno para disminuir la inflamación y la hinchazón”.

El frío no sustituye una visita al consultorio médico. Dicho esto, las lesiones deportivas menores por lo general se pueden tratar en el hogar con el método R.I.C.E., que se basa en los cuatro elementos de un régimen de tratamiento: reposo, hielo, compresión y elevación, según el Instituto Nacional de Artritis y Enfermedades Musculoesqueléticas y de la Piel.

“Debes elevar [el área lesionada], aplicarle compresión, y ponerle hielo. No deberías comenzar a moverte de inmediato con una lesión aguda”, dice Fredericson.

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Tienes dolor en las articulaciones. El frío también puede ser útil cuando se trata de aliviar el dolor causado por enfermedades más crónicas como la artritis, dice la Dra. Grace Ahn, reumatóloga de Arthritis and Rheumatism Associates en Wheaton, Maryland.

Un estudio (en inglés) encontró que las personas con osteoartritis en la rodilla —este es el tipo de artritis asociada con el desgaste de las articulaciones que es común entre las personas mayores— que se masajearon con hielo durante 20 minutos, cinco días a la semana durante dos semanas, vieron una mejor fuerza muscular en la pierna y una mayor amplitud de movimiento en la rodilla.

¿No tienes un montón de lujosas compresas de hielo? No te preocupes. “A menudo les digo a los pacientes que usen guisantes congelados o cualquier bolsa de verduras si no tienen compresas de hielo”, dice Ahn. También puedes humedecer una toalla, ponerla en una bolsa de plástico con cierre, guardarla en el congelador y sacarla cuando la necesites, dice Ahn. En lo que respecta al tiempo, trata de hacerlo entre 10 y 15 minutos cada vez, varias veces al día.

Ten cuidado: las personas que tienen enfermedades que las hacen sensibles a las temperaturas frías, como la enfermedad de Raynaud, deben tener cuidado al usar hielo, dice Ahn. Lo mismo ocurre con las personas con problemas de circulación o trastornos sensoriales.

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Cuándo usar calor

Tienes una vieja lesión. Si tu lesión ocurrió hace varios días o semanas —o es una que ha estado durando aún más tiempo—, está bien usar calor, como una almohadilla térmica o una venda caliente, ambas disponibles en las farmacias.

Sin embargo, no debes usar calor de inmediato en una lesión aguda porque puede aumentar la inflamación alrededor de la lesión e interferir con la sanación, según Cleveland Clinic. Pero para problemas que llevan más tiempo, y especialmente las lesiones musculares, las temperaturas más cálidas pueden ayudar a facilitar la movilidad, disminuir el dolor y aumentar el flujo sanguíneo, dice Walker.

Si tienes una articulación que se siente rígida, por ejemplo, y “quieres tratar de aflojarla, ahí es donde el calor suave puede ser útil”, dice Fredericson.

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Meryl Alappattu, fisioterapeuta y profesora adjunta de investigación en la Universidad de Florida en Gainesville, dice que a menudo usa el calor para ayudar a las personas con dolor crónico a comenzar a moverse al principio de una sesión de terapia. “Les ayuda a aflojarse un poco antes de comenzar una actividad”, dice. “Al final de la sesión, si están doloridos, desgastados, [o] experimentan algún dolor, podemos terminar la sesión con una compresa de hielo”.

Algo importante: el calor puede agravar los síntomas de la dermatitis y la esclerosis múltiple, así que ten cuidado si tienes estas enfermedades. Las personas con neuropatía diabética, una enfermedad que reduce tu capacidad para sentir dolor o cambios de temperatura, también deben tener precaución. Para evitar quemaduras, asegúrate de quitar el calor si alguna vez se siente incómodamente caliente.

Con cualquiera de estas terapias, “debes tener cuidado de no usarlas demasiado tiempo y no poner frío o calor sobre áreas donde podrías tener un nervio expuesto, como por ejemplo en la parte exterior de la rodilla o alrededor del codo”, dice Fredericson.

Algunos consejos más:

Sé proactivo. Si tienes una nueva lesión o luchas contra un dolor más crónico, lleva una compresa de hielo o parches de calor autoactivables —lo que sea mejor para tu situación— en tu bolso o auto para usarlos mientras conduces o trabajas.

Mantente activo. Puede parecer contradictorio, pero si tu dolor es causado por la osteoartritis, que afecta a más de 32.5 millones de personas en el país, uno de los tratamientos más eficaces es el movimiento. Camina, en vez de conducir, y usa las escaleras, si es posible. “Una vez que te vuelves inactivo, tus músculos se atrofian y luego solo empezarás a sentir más dolor en las articulaciones”, dice Fredericson. “Lo mejor que puedes hacer es mantenerte activo todos los días”.

Activa la zona media. Dependiendo del lugar donde se encuentre tu lesión, tal vez quieras intentar hacer ejercicios de estiramiento y fortalecimiento para apoyar los músculos centrales.

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