Vida Sana
Si hay algo que podemos decir con seguridad después de dos años de vivir bajo la COVID-19, es esto: la ciencia no es perfecta, pero funciona.
Los expertos en salud pública cometieron algunos errores antes de que se conociera la verdadera naturaleza del virus, desde las pautas iniciales para evitar el uso de mascarillas en público hasta los consejos para limpiar los comestibles y el correo. Cierto, al comienzo de la pandemia, pocos expertos creyeron que esto sería tan malo como fue, dice el Dr. Cameron Wolfe, especialista en enfermedades infecciosas y profesor adjunto de la Facultad de Medicina de Duke University.
En febrero del 2020, los médicos en Estados Unidos que se ocupan de los “patógenos de alto impacto” y la medicina de emergencia predecían un peor escenario de 500,000 muertes en Estados Unidos. Pero estaban equivocados. Hasta el momento de escribir este artículo, el número de muertes por COVID ha superado las 827,000 personas en el país, con más de 57 millones de infectados. Aproximadamente el 93% de las personas que han muerto tenían 50 años o más.
Pero después de dos años de triunfos y errores, muchos de nosotros estamos frustrados con la ciencia. Las vacunas son un milagro, o no lo son. La “COVID de largo plazo” es algo, o no lo es. Ómicron, delta y las otras variantes han lanzado al caos nuestra mejor planificación y predicciones, una y otra vez. Y en todo el país, las prácticas de salud pública están cada vez más impulsadas por la política, los medios de comunicación y la cultura en vez de por la ciencia.
Es confuso. Y deprimente. Y como resultado, la fatiga por COVID-19 se ha convertido en un verdadero peligro para nuestra salud colectiva.
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“Las personas están cansadas de las intervenciones de salud pública”, dice el Dr. Andrew Badley, presidente del Grupo de Trabajo de Investigación sobre la COVID-19 de Mayo Clinic. “Usar mascarillas, mantener el distanciamiento social y lavarse las manos, y evitar los lugares concurridos. Algunas personas lo hacen cada vez menos, y creo que eso contribuye a la propagación”. Como estamos bajando la guardia, “creo que vamos a ver a pacientes con casos graves de COVID durante los próximos años”, dice.
Así que, a medida que nos aproximamos al segundo aniversario de la COVID-19, demos un paso atrás, analicemos bien dónde estamos y respondamos algunas preguntas serias sobre el futuro de la COVID-19 y cómo hacer que el 2022 sea lo más saludable, seguro y productivo posible.
1. Si las vacunas son “un 90% eficaces”, ¿cómo se enferman tantas personas vacunadas?
Hasta que surgió la variante ómicron, las infecciones posvacunación eran poco comunes, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), y ocurrieron principalmente en personas inmunocomprometidas. Parece que ómicron tiene una mayor capacidad para eludir la serie inicial de vacunas que otras variantes. Ómicron hace que sea aún más urgente no solo vacunarse, sino agregar un refuerzo si aún no lo has hecho, y tomar precauciones adicionales, especialmente si tienes más de 65 años o tienes problemas de salud crónicos.
“¿Los medicamentos funcionan tan eficazmente como la vacunación? No”
Estas son las estadísticas que los CDC deben tener en cuenta: En comparación con las personas que están completamente vacunadas con un refuerzo, las personas no vacunadas tienen 10 veces más probabilidades de contraer COVID y 20 veces más probabilidades de morir a causa de ella. Y para las personas de 50 años o más, el riesgo al renunciar a la vacunación es aún mayor.
El hecho es que todas las vacunas —el sarampión, la culebrilla, la gripe, la neumonía, lo que sea— varían en su eficacia, dice Paul Duprex, director del Center for Vaccine Research de University of Pittsburgh.
“El objetivo establecido para que las vacunas contra la COVID-19 se consideren eficaces fue del 50%; nos sorprendieron al alcanzar más del 90%”. En comparación, nuestras vacunas anuales contra la gripe llegan entre el 40 y el 60% cada año. Así que el rango de eficacia de las vacunas contra la COVID es realmente extraordinario.
“Tu sistema inmunitario es como un equipo de fútbol”, dice el Dr. Panagis Galiatsatos, neumólogo y especialista en cuidados críticos en la Facultad de Medicina de Johns Hopkins University. “Practicas toda la semana, pero no tienes ni idea de a qué te enfrentarás exactamente el domingo. Incluso con los jugadores más fuertes, no sabes qué tan bien te irá contra un equipo al que nunca te has enfrentado. Una vacuna le da a tu equipo de fútbol el manual del oponente. Así que saldrás y serás más eficaz”.
Eso no significa que el otro equipo no pueda ganar ocasionalmente o que todavía no puedas enfermarte. Pero vacunarte aumenta drásticamente las probabilidades a tu favor y hace que cualquier enfermedad que padezcas sea mucho menos grave.
2. ¿Por qué necesitamos refuerzos? ¿Esto prueba que las vacunas no funcionan?
Es completamente normal que los anticuerpos generados por las vacunas se desvanezcan con el tiempo y requieran un refuerzo, como puede dar fe cualquier persona que se haya vacunado contra el tétanos después de una herida por punción. “Lo que sabemos es que incluso después de dos vacunas contra la COVID, nuestros niveles de anticuerpos disminuyen; por eso necesitamos refuerzos”, dice Duprex. “De la misma manera, cuando se presentan variantes como ómicron, estos anticuerpos no parecen ser tan eficaces. Ese es un doble golpe que causa disminución en la eficacia de la vacuna. Este virus no desaparece... es muy probable que los refuerzos se queden aquí”. El refuerzo restaura la eficacia de la vacuna a aproximadamente el 80% contra ómicron.
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