Guía de vacunas para adultos mayores
¿Cumples 50 años? Vacúnate contra la culebrilla
La vacuna es extremadamente eficaz y evita una infección muy desagradable. Entonces, ¿por qué no se vacunan más adultos?
La culebrilla (o el herpes zóster) puede tomarte por sorpresa. Es causada por el mismo virus que la varicela, varicela-zóster, que permanece latente durante décadas en el cuerpo, listo para atacar.
“Nuestro cuerpo lo controla, pero nunca se va por completo y se queda en nuestros nervios”, dice el Dr. Ian Neel, profesor adjunto y director de Medicina Geriátrica en University of California San Diego Health. “Pero a medida que envejecemos, nuestro sistema inmunitario es más débil y hay un mayor riesgo de que el virus se reactive”.
En Estados Unidos, 1 de cada 3 personas padecerá culebrilla, generalmente después de los 50 años, y el riesgo de complicaciones aumenta drásticamente después de los 60 años. Dado que el riesgo aumenta con la edad, la mitad de las personas que viven hasta los 85 años experimentarán al menos un episodio.
El síntoma más común de la culebrilla es una erupción agresiva con ampollas. Entre el 10 y el 18% de las personas que desarrollan esa erupción también experimentarán una complicación conocida como neuralgia posherpética, un trastorno que afecta las fibras nerviosas y la piel, causando ardor y, a veces, un dolor incapacitante que puede durar meses (o incluso años) después de que desaparezca la erupción.
“El herpes zóster rara vez te mata”, señala el Dr. William Schaffner, profesor de Medicina Preventiva y Enfermedades Infecciosas en el Vanderbilt University Medical Center en Nashville, Tennessee, “pero puede hacerte preferir la muerte”.
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Shingrix, una vacuna aprobada por la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA) de Estados Unidos, apareció en el 2017. A diferencia de Zostavax, su predecesora, Shingrix es, en palabras de Schaffner, “espectacularmente eficaz”. Los números apoyan su afirmación: la doble dosis de Shingrix tiene un 97% de éxito en la prevención de la culebrilla en personas entre 50 y 70 años, y un 91% en personas de 70 años o más. (Esa protección se mantiene en más del 85% durante cuatro años en personas mayores de 70 años después de vacunarse). Además, los estudios sugieren que la vacuna también puede reducir el riesgo de derrames cerebrales relacionados con la culebrilla en los adultos mayores.
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Por qué más adultos no están recibiendo esta vacuna extraordinariamente eficaz
A pesar de resultados tan impresionantes, solo alrededor del 35% de los adultos de 60 años o más informaron haberse vacunado contra el herpes zóster en el 2018. ¿Qué hay detrás de la vacilación? Un par de cosas.
Primero, señala la Dra. Kristin Christensen, especialista en Medicina Interna afiliada a Penn Medicine, en Radnor, Pensilvania, algunos de nosotros no nos tomamos el herpes zóster tan en serio como deberíamos: “La gente piensa, 'Si no me va a matar, no la necesito’, sin darse cuenta de que la culebrilla puede ser incapacitante y causar un dolor severo que realmente puede limitar el funcionamiento de las personas”.
Además, la dificultad para recibir la vacuna puede haber desanimado a quienes la buscaron antes. La empresa que fabrica la vacuna no pudo satisfacer la demanda inicial, lo que resultó en largas listas de espera en las farmacias. (Ahora está más disponible).
También, está el factor “me duele”: no por el pinchazo, sino por la forma en que el cuerpo responde inicialmente a la vacuna en sí. “Esta es una vacuna moderadamente reactogénica, lo que significa que entre el 20 y el 30% de las personas pueden tener fiebre, además de dolor e hinchazón en el lugar de la inyección”, señala el Dr. Gregory Poland, experto en Enfermedades Infecciosas y fundador del Vaccine Research Group de Mayo Clinic. Sin embargo, señala Poland, la segunda dosis tiende a causar menos reacción, por lo que a las personas les va mejor.
Además, Schaffner razona: “Que te duela el brazo durante un día o dos es un pequeño precio a pagar para evitar esta infección”. De hecho, él señala: “No podría ser más insistente y entusiasta sobre cualquier otra vacuna que como lo soy con la vacuna contra la culebrilla”.
La biología detrás de ese despiadado sarpullido
Durante la exposición inicial a la varicela, algunas de las partículas del virus se depositan en las células nerviosas alrededor de la médula espinal y el cerebro. Cuando el virus se reactiva —a veces décadas después, como resultado de factores como el estrés—, se desplaza hacia la piel por esas fibras nerviosas. A medida que el virus se multiplica, aparece el sarpullido característico de la enfermedad.
Lo que debes saber sobre la vacuna contra la culebrilla
¿Quién la necesita? Los CDC recomiendan que todas las personas de 50 años o más se apliquen la vacuna Shingrix, incluso si recibieron la vacuna Zostavax recomendada anteriormente o si ya han tenido un ataque de culebrilla. Los adultos mayores también deben aplicarse esta vacuna, ya sea que recuerden o no haber tenido varicela cuando eran niños. ¿Por qué? Más del 99% de las personas mayores de 40 años en el país han estado expuestas al virus de la varicela zóster, incluso si no recuerdan haber contraído la varicela.
¿Cuán frecuentemente? Los CDC recomiendan que los adultos mayores, como se describió anteriormente, se apliquen esta vacuna, que se administra en dos dosis espaciadas entre dos y seis meses. La vacuna tiene una eficacia superior al 90% después de recibir ambas dosis.
Por qué la necesitas: 1 de cada 3 personas sufrirá herpes zóster doloroso y ocasionalmente debilitante, generalmente después de los 50 años, y el riesgo aumenta con la edad. Para los 85 años, la mitad de los adultos habrá tenido al menos una erupción.
Una nota importante: a partir del 1.º de enero del 2023, los beneficiarios de Medicare no tendrán ningún costo de bolsillo para las vacunas que el Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización de los CDC recomienda para los adultos, incluida la vacuna contra la culebrilla, según la Ley de Reducción de la Inflación del 2022.
¿Una conexión con la COVID?
Un gran estudio observacional publicado en la revista Open Forum Infectious Diseases (en inglés) deja claro cuán importante es que los adultos mayores se vacunen contra la COVID-19 y la culebrilla.
Los investigadores analizaron datos médicos de casi 400,000 adultos mayores que contrajeron COVID-19 y más de 1.5 millones de personas que nunca fueron diagnosticadas. (Excluyeron a cualquier persona vacunada contra la culebrilla o la COVID-19). Lo que descubrieron: los adultos de 50 años o más infectados con COVID-19 tuvieron un 15% más de probabilidades de padecer culebrilla dentro de los seis meses del diagnóstico en comparación con las personas que no se infectaron.
El riesgo aumenta al 21% si has sido hospitalizado por COVID-19. Los expertos en el cuidado de la salud suponen que el repunte puede estar relacionado con el estrés de la pandemia.
“Cualquier cosa que estrese físicamente al cuerpo potencialmente va a mantener a nuestro sistema inmunológico tan ocupado que este olvidará protegerse en contra de la culebrilla por un tiempo, y le dará la oportunidad al virus de reactivarse”, dice Neel. “Y la COVID-19 le causa demasiado estrés al cuerpo y a nuestro sistema inmunitario”. De hecho, las encuestas muestran un “gran aumento” en el número de adultos que informaron padecer estrés, ansiedad, depresión e insomnio durante la pandemia, según Mayo Clinic.
Por otro lado, otro gran estudio retrospectivo publicado en The Journal of Infectious Diseases (en inglés) sugiere que la vacuna Shingrix puede ayudar a reducir el riesgo de un diagnóstico de COVID-19 o la hospitalización por el virus.
Los investigadores estudiaron el historial médico electrónico de los pacientes de Kaiser Permanente Southern California de 50 años o más, entre el 1.º de marzo y el 31 de diciembre del 2020. Un análisis comparó los diagnósticos de COVID-19 y las hospitalizaciones por el virus entre las personas que recibieron por lo menos una dosis de la vacuna contra la culebrilla y quienes no. Otro análisis estudió el estatus de vacunación contra la culebrilla entre las personas que dieron positivo a COVID-19 y las personas que dieron negativo.
Lo que encontraron: las personas que recibieron por lo menos una dosis de la vacuna Shingrix tenían un 16% menos de probabilidades de ser diagnosticadas con COVID-19. Las personas vacunadas contra la culebrilla también tenían un 32% menos de probabilidades de ser hospitalizadas durante el período de prueba.
Los investigadores piensan que es posible que la vacuna capacite al cuerpo a reaccionar de manera más eficiente contra cualquier patógeno que encuentre, incluido el coronavirus. “Pensábamos que la vacuna contra la culebrilla podría reforzar el sistema inmunitario de tal manera que también protegería contra la COVID-19”, expresó el Dr. Bradley Ackerson, uno de los principales autores del estudio, en un comunicado de prensa.
Sin embargo, los investigadores enfatizan que las personas no deberían usar estos resultados como excusa para no vacunarse contra la COVID-19.
Barbara Stepko tiene una larga trayectoria como escritora de salud y estilo de vida, y ha sido editora de Women’s Health e InStyle. Su trabajo ha aparecido en The Wall Street Journal, Parade y otras revistas nacionales.
Nota de redacción: este artículo, que originalmente se publicó el 20 de octubre del 2020, se ha actualizado para incluir nueva información.