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8 hábitos para controlar el perfeccionismo de los cuidadores

Encuentra maneras de reemplazar la perfección con el propósito.


Jeanette Yates, autora del libro "From Guilt to Good Enough," comparte su historia como cuidadora en recuperación del perfeccionismo.
Josh Letchworth

Durante casi toda su vida, Jeanette Yates, de 50 años, pensó que ser una buena hija y, más tarde, una buena cuidadora, significaba ser perfecta. Aprendió a una edad temprana que molestar a su madre, que tenía una enfermedad crónica, podía empeorar su condición. Su madre, Mary Jane Blanchard, tenía un trastorno autoinmunitario crónico llamado miastenia grave, que interrumpe la comunicación entre los nervios y los músculos, debilitando los músculos que controlan el movimiento voluntario.

Con el fin de reducir el estrés y proteger el bienestar de su madre, Yates se esforzó por ser la hija perfecta, obteniendo buenas calificaciones, evitando problemas y ayudando en la casa. "Me solían decir, 'No molestes a mamá, quieres que se mantenga sana, ¿verdad?'", recuerda Yates. Ese sentido de responsabilidad se transformó en perfeccionismo, y cuando Yates se convirtió en la cuidadora principal de su madre al hacerse adulta, no solo se hizo cargo del trabajo, sino que ese trabajo se convirtió en su identidad, a pesar de ser una esposa y madre de dos hijos. Durante años, ella se encargó de concertar citas y lidiar con emergencias y contratiempos, rara vez pidiendo ayuda y casi nunca reconociendo el precio que estaba pagando.

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"Realmente creía que, si no lo hacía todo yo misma, no era una buena cuidadora", dice Yates. "Me encantaba que me dijeran que era una gran cuidadora. No había término medio. Si no era perfecta, la estaba defraudando".

A pesar de sus esfuerzos diligentes, la salud de su madre empeoró. A medida que Yates comenzó a enfrentar sus propios problemas de salud, desarrollando trastornos alimentarios y tensión en sus relaciones, descubrió una verdad dolorosa: no importa cuánto te esfuerces, tu ser querido morirá eventualmente. Su madre falleció de cáncer de mama en junio del 2025. Yates reflexionó sobre su vida como cuidadora en su libro de memorias, From Guilt to Good Enough, (en inglés) en el que comparte su sabiduría adquirida con gran esfuerzo con los cuidadores que luchan por dar la talla al desempeñar una labor que a menudo exige que den todo de sí mismos.​

A través de la terapia, Yates se dio cuenta de que su autoestima estaba directamente relacionada con su identidad como la cuidadora perfecta. "Poco a poco comencé a replantearme cómo ser feliz sin tener que aspirar a la perfección".

Jeanette Yates observa un retrato de su madre
Josh Letchworth

El mito de la perfección

La necesidad de alcanzar la perfección en el cuidado a menudo proviene de una mentalidad más amplia, profundamente arraigada, no solo vinculada al cuidado, sino entrelazada con la manera en que las personas abordan muchos roles en sus vidas, dice la psicóloga Merle Griff, autora de Solace in the Storm (en inglés).

"Algunas personas son muy críticas consigo mismas y aspiran a la perfección en todos los aspectos de su vida, ya sea en el trabajo, como padres, amigos o cuidadores".

Se cree que la famosa cita del pintor Salvador Dalí, "No le temas a la perfección; nunca la alcanzarás", liberó a los artistas de la presión de crear arte sin imperfecciones. Sin embargo, sus palabras son igual de poderosas cuando las aplicamos al cuidado familiar, donde esforzarse por lograr la perfección a menudo interfiere con la compasión y la dedicación del cuidador.

"En lugar de intentar hacer todo de manera impecable, los cuidadores deben evaluar lo que su ser querido realmente necesita y cómo satisfacer esas necesidades", agrega Griff, directora ejecutiva y fundadora de los centros de cuidado diurno para personas mayores SarahCare en Canton, Ohio. "Debemos concentrarnos en lo que es realmente necesario y averiguar cómo lograrlo con apoyo".

Alcanzar la perfección en cualquier ámbito es un mito, y ser cuidador no es la excepción. Cuidar de alguien por primera vez es como empezar un nuevo trabajo sin mucha preparación. Los cuidadores a menudo "aprenden sobre la marcha", lo que naturalmente hace que la perfección sea una meta poco realista e imposible, dice Elizabeth Miller, una consultora certificada en el cuidado de personas y fundadora del blog y pódcast Happy, Healthy Caregiver. Miller revela que su propio empeño por brindar un cuidado "perfecto" a su madre surgió en parte de un sentimiento de culpa. Su madre, que tenía EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica) y movilidad limitada, dejó el hogar de sus sueños en Florida tras la muerte de su esposo. Miller sintió una gran presión por conseguir que la transición fuera lo más fácil y feliz posible cuando trasladó a su madre a Georgia para que viviera más cerca de ella.

"Aspirar a ser el cuidador ideal es un mito, y es peligroso", advierte Miller. "Al aprender a desempeñar nuestro trabajo sobre la marcha, la presión que sentimos por hacer todo bien produce agotamiento. El cuidado sostenible requiere ser amable con uno mismo, establecer límites y estar presente de manera constante, no perfecta".

Para Peter Rosenberger, la perfección no es el objetivo. Ha sido cuidador de su esposa, Gracie, durante casi 40 años, a través de desafíos médicos extremos, entre ellos amputaciones, dolor crónico y 98 cirugías. Incluso con tareas complejas como cambiar vendajes quirúrgicos o ajustar prótesis, Rosenberger es cuidadoso y minucioso, pero no porque quiera ser perfecto. Su lema: "Los cuidadores que están sanos son mejores cuidadores". Esto refleja su convicción de que el bienestar del cuidador es fundamental para un buen cuidado. Para Rosenberger, el éxito no se trata de hacer todo de manera impecable, sino de mantenerse flexible, enfocado y presente al hacer las tareas que realmente importan.

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8 hábitos para reemplazar la perfección con el propósito

Los expertos en cuidado familiar dicen que adoptar una mentalidad que no se centre en ser el cuidador perfecto te brindará paz interior al proporcionar una atención "lo suficientemente buena". Aquí tienes ocho estrategias esenciales que te ayudarán a lograr esa meta.

1. Concéntrate en lo que hiciste bien

Cuando enfrentas sentimientos de fracaso, enfoca tu atención en tus logros. Incluso pequeñas victorias como mantener a tu ser querido en su hogar por más tiempo, abogar por una mejor atención o cobertura de seguro, o simplemente estar presente día tras día merecen reconocimiento. Anotar los pequeños triunfos puede ayudar a redefinir tu experiencia, agrega Griff. "Las personas enumeran sus errores con gran facilidad. Pero cuando les pregunto, '¿Qué hiciste bien?' siempre vacilan al responder", explica Griff. "Tienes que entrenarte para recordar lo positivo".

2. Reconoce la codependencia y sus efectos

La relación entre el cuidador y la persona que recibe la atención puede volverse emocionalmente codependiente. Desde una temprana edad, Yates fue condicionada para creer que el bienestar de su madre dependía de su comportamiento. Con el paso de los años, esa dinámica se transformó en un patrón de codependencia, que hacía que Yates no solo se sintiera responsable del cuidado de su madre, sino también de su felicidad y salud. Yates rompió el ciclo de codependencia con su madre a través de un proceso deliberado y emocionalmente difícil, basado en la terapia, la autoconciencia y la toma de decisiones dolorosas pero necesarias. "No había límites. Confundí el amor con la dedicación y la lealtad absolutas. La terapia me ayudó a ver la diferencia", indica Yates.

3. Perdónate a ti mismo

Los cuidadores a menudo se juzgan a sí mismos con dureza, especialmente después de que su ser querido fallece o se traslada a un centro de cuidados a largo plazo. Griff subraya la importancia de perdonarte más tarde, recordándote todo lo que enfrentabas en ese momento: agotamiento, estrés y opciones limitadas. No había una solución perfecta y eso no es tu culpa. "Olvidas lo agotado que estabas y por qué tomaste esas decisiones", señala Griff. "Tu situación era distinta en aquel momento".

Josh Letchworth

4. No te enfoques solo en las tareas de cuidado, disfruta del tiempo con tu ser querido

Miller recomienda que no olvides que eres un miembro de la familia y no te entregues por completo al trabajo de cuidador. Al cuidar de su madre, Miller rápidamente se encontró consumida por las listas de tareas pendientes: revisar el equipo médico, administrar los suministros, hacer mandados o programar citas. Con el tiempo, se dio cuenta de que, si se enfocaba únicamente en estas responsabilidades, corría el riesgo de perder la conexión emocional que siempre había definido su relación. Para proteger ese vínculo, Miller dedicó tiempo exclusivo para compartir momentos significativos. Ella programaba visitas regulares que incluían no solo tareas de cuidado, sino algo divertido o personal como jugar a las cartas, colorear o ver un programa favorito juntas.

5. Crea expectativas realistas

El perfeccionismo crea estándares imposibles. En cambio, Griff aconseja a los cuidadores que se concentren en objetivos realistas. Enfócate en satisfacer las necesidades reales de tu ser querido, no en hacer todo tú mismo o intentar ajustarte a un concepto idealizado de lo que es ser un cuidador. ¿Qué necesita realmente tu ser querido? ¿Y cómo se pueden satisfacer esas necesidades, no necesariamente solo por ti?

6. Busca psicoterapia

A pesar de practicar muchas técnicas comunes de autocuidado, incluyendo el yoga, escribir en un diario y la oración, Yates descubrió que no eran suficiente para abordar su profundo agotamiento y estrés. Ella acudió a terapia inicialmente con la esperanza de aprender a controlar mejor el estrés para continuar siendo cuidadora, pero las sesiones revelaron problemas emocionales más profundos relacionados con su trauma infantil y límites poco saludables en la relación con su madre. La terapia le ayudó a reconocer y aceptar sus límites, y a entender que ser una buena cuidadora no significa hacer todo sola o acceder a cada demanda, señala Yates.

7. Pide ayuda e información temprano

Muchos cuidadores sienten que han fallado simplemente porque no estaban adecuadamente preparados. Griff recalca la importancia de hacer las preguntas correctas antes de asumir tareas médicas en casa, ya sea manejar una sonda de alimentación o realizar fisioterapia. "No supongas que debes saberlo todo. Haz todas las preguntas necesarias. La mayoría de los cuidadores no son enfermeros capacitados, así que no dudes en usar tu teléfono para grabar demostraciones".

8. Establece límites

Al principio, Miller estaba disponible a todas horas del día hasta que se dio cuenta de que la situación no era sostenible. Comenzó a establecer límites claros, aprendiendo a diferenciar las emergencias de las necesidades no urgentes, y empezó a planificar visitas regulares a su madre. El cambio se produjo durante un momento de claridad después de asistir a un grupo de apoyo. Miller se dio cuenta de que no podía hacerlo todo ella sola y que no era una expectativa lógica. Fue entonces cuando comenzó a establecer límites realistas y a planificar su tiempo. Por ejemplo, programó la actividad "noche con mamá" para los miércoles por la noche, un tiempo dedicado completamente a su madre. "Los límites no significaban que la quería menos, sino que finalmente podía dedicarme a ella de una manera aceptable para ambas".

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