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¿Es demasiado pronto para diagnosticar Alzheimer en personas sin síntomas?

Algunos dicen que los nuevos criterios podrían provocar preocupación antes de que estén disponibles las terapias que salvan vidas.


Una persona sube escalones hacia una luz situada dentro de una silueta en perfil de la cabeza de un ser humano.
Getty Images

Algunos dicen que los nuevos criterios podrían provocar preocupación antes de que estén disponibles las terapias que salvan vidas.

¿Querrías saber que tienes la enfermedad de Alzheimer años antes de que aparezcan los síntomas de pérdida de memoria y confusión? Un comité de expertos dice que eso ahora es posible. Según sus nuevos criterios, publicados el pasado junio, un médico puede diagnosticar la enfermedad basándose únicamente en los resultados de un escaneo cerebral, una punción lumbar o una simple prueba de sangre.

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Como el cáncer, la diabetes y otras enfermedades que se detectan rutinariamente por marcadores biológicos en personas sin síntomas, el Alzheimer se puede detectar por la presencia de una acumulación anormal de dos proteínas —amiloide y tau— mucho antes de cualquier cambio en la memoria, personalidad o comportamiento que pueda surgir años después.

¿Pero solo porque es posible detectar esos marcadores del Alzheimer, tiene sentido hacerlo? ¿Y qué significa este diagnóstico para una persona que puede o no experimentar síntomas en un momento en que existen pocas opciones de tratamiento?

Un diagnóstico temprano no garantiza mejores resultados

Primero, algo de contexto: los nuevos criterios de diagnóstico no son sorprendentes. Llegan tras dos hitos: la disponibilidad de nuevos medicamentos aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) como tratamientos para ralentizar la enfermedad, y una investigación que muestra que las nuevas pruebas de sangre son confiables, lo que amplía las opciones para diagnosticar la enfermedad. Las pruebas de sangre son mucho más baratas y fáciles de administrar que los escáneres cerebrales o los análisis de líquido cefalorraquídeo, y pueden detectar la biología de la enfermedad (en inglés) casi igual de bien. De hecho, las pruebas de sangre pueden identificar a personas con Alzheimer en etapa temprana con más precisión (en inglés) que las evaluaciones estándar de los médicos de atención primaria e incluso los especialistas en demencia.

Una prueba de sangre destacada mide ambos biomarcadores de Alzheimer: una forma modificada de la proteína tau, llamada p-tau217, y varias versiones de amiloide (amiloide-β 42 y amiloide-β 40). La proteína amiloide se acumula muy temprano en la enfermedad; p-tau217 aparece más tarde, en una etapa de la enfermedad cuando las neuronas están muriendo.

Entonces, la respuesta a la pregunta de si los médicos pueden diagnosticar el Alzheimer solo a partir de marcadores biológicos es "un sí indiscutible", dice el Dr. Andrew Budson, profesor de Neurología en la Universidad de Boston y director del Centro de Neurociencia Cognitiva Translacional en el Boston Healthcare System del Departamento de Asuntos de los Veteranos (VA). "Se puede, de la misma manera que se puede diagnosticar cáncer con una mamografía o una colonoscopia".

Pero poder hacerlo no significa que se debería. Cabe aclarar que incluso los autores de los nuevos criterios de diagnóstico, el grupo de trabajo de la Alzheimer’s Association, dicen que no recomiendan pruebas de sangre para personas que no muestran signos de deterioro cognitivo, aunque esa distinción está algo enterrada en el informe.

Esto se debe en gran parte a que los medicamentos que reducen los niveles de amiloide en el cerebro —Leqembi (lecanemab) y Kisunla (donanemab)— solo han mostrado beneficios en personas con deterioro cognitivo leve (DCL) o demencia en etapa temprana, y sus posibles efectos secundarios pueden ser graves. Hasta la fecha, "no tenemos ninguna evidencia [...] de que tratar a las personas que solo presentan amiloide en el cerebro conduce a algún resultado positivo", dice el Dr. Eric Widera, profesor de Medicina y educador clínico en Medicina Geriátrica de la Universidad de California, San Francisco (UCSF). Esos estudios, llamados AHEAD y TRAILBLAZER-ALZ 3, descritos a continuación, se están llevando a cabo ahora.

Widera es miembro del International Working Group, o IWG, un equipo de investigadores de 17 países que publicaron un artículo en el 2024 en JAMA Neurology en el que desaconsejaron el diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer (en inglés) basado únicamente en biología en personas sin signos de demencia. El IWG y otros advierten que la disponibilidad de pruebas de sangre puede causar preocupación innecesaria para las personas que dan positivo sin recibir el asesoramiento adecuado sobre cómo interpretar los resultados.

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"Se sentirán confundidos porque sabrán que no tienen demencia de Alzheimer [...] pero comenzarán a notar cada problema con su memoria", dice la Dra. Deborah Blacker, psiquiatra geriátrica y epidemióloga en el Massachusetts General Hospital. En realidad, no todos los lapsos de memoria son motivo de preocupación; algunos se deben a la falta de atención (perdiste tus llaves porque estabas distraído cuando entraste por la puerta), la falta de sueño o incluso a ciertos medicamentos.

Algo importante: la mayoría de las personas con amiloide en el cerebro viven una vida sin demencia. Tener tau en el cerebro aumenta el riesgo, pero no al 100%. Según un estudio de modelación por computadora (en inglés) del 2018 que estimó las probabilidades de progresión de la enfermedad basándose en el estado amiloide y otros factores como la edad y las tasas de mortalidad nacionales, menos de 1 de cada 4 mujeres de 75 años con una función cognitiva normal y presencia de amiloide desarrolla demencia de Alzheimer durante su vida. Para hombres de la misma edad, esa cifra es 1 de cada 5. Se sabe desde hace décadas que muchas de las personas que mueren con una cognición normal tienen "una cabeza llena de amiloide", dice Blacker. Para una mujer de 75 años con amiloide y tau en el cerebro, el riesgo de demencia por Alzheimer durante su vida es más cercano a 1 de cada 3.

"Muchas cosas deben ir mal para que algo tan importante como la cognición falle", agrega la Dra. Fanny Elahi, neuróloga y científica de la Facultad de Medicina Icahn en Mount Sinai, en Nueva York. "De hecho, somos muy resilientes".

Los resultados de las pruebas pueden causar que las personas se alarmen innecesariamente

Cuando la gente escucha "enfermedad de Alzheimer", la mayoría se imagina la terrible afección que roba la memoria y las habilidades de pensamiento de una persona, no un resultado de prueba anormal. La prueba de sangre mide la biología, dice Elahi. "No equivale a demencia. No significa que [aquellos que dan positivo] estén 'condenados'". Aun así, el impacto psicológico de las pruebas de biomarcadores en personas sin aparente deterioro es incierto. Algunos temen que revelar los resultados de las pruebas pueda invitar a posibles discriminaciones relacionadas con el empleo, la vivienda y el seguro.

Pero ya que "sabemos que hay biología que contribuye a la demencia relacionada con el Alzheimer", agrega, una prueba le dice a alguien que tiene un mayor riesgo de demencia. Lo que la prueba no puede medir es cuándo alguien podría desarrollar una enfermedad que cambie su vida, o si lo hará en absoluto.

Aunque una prueba positiva no significa demencia relacionada con el Alzheimer, "una prueba negativa no significa que no desarrollarás un trastorno neurodegenerativo diferente", escribió en un correo electrónico Daniel Press, neurólogo cognitivo del Beth Israel Deaconess Medical Center en Boston. "Supongo que mi principal consejo sería hablarlo con un experto antes de hacer [una prueba]".

Algunos científicos comparan la prueba de sangre para el Alzheimer con la prueba de PSA, que detecta una proteína cuyos niveles altos podrían indicar cáncer de próstata, aunque a menudo no es motivo de alarma. Dado que muchos tumores de próstata crecen lentamente, "más personas mueren con cáncer de próstata que a causa del cáncer", dice Blacker.

De manera similar, Elahi percibe la acumulación de amiloide, así como de tau, como un continuo de toda la vida. "Todos los que viven están en ese continuo", dice ella. La gran incógnita es cuánto tiempo tomará para que estas proteínas alcancen un punto crítico y desencadenen la demencia. Para una persona podría suceder cuando tiene 50 años, para otra a los 90 y para otra nunca, dice Elahi.

Un beneficio importante de identificar a las personas en las etapas tempranas de la enfermedad es que es cuando es más probable que respondan a los tratamientos que se están probando en estudios de investigación clínica, y todavía hay tiempo para hacer cambios en el estilo de vida.

Cada vez son más las investigaciones que sugieren que las acciones cotidianas, como el ejercicio constante, una alimentación saludable y el manejo del estrés, pueden reducir el riesgo de una persona de padecer demencia.

Si el resultado de una prueba hace que una persona cambie su estilo de vida, hay beneficio, dice Elahi. Pero si hace que alguien se deprima y pierda la esperanza, eso no es útil. Los impactos psicológicos son importantes. También es importante cómo se utilizan los resultados de las pruebas. "Esto, creo, es cierto para cada prueba de diagnóstico que alguna vez ha estado disponible. La interpretación [...] y comunicación de lo que significa ese resultado lo es todo", dice ella.

El estudio AHEAD (en inglés) tiene como objetivo abordar si el medicamento que ralentiza la enfermedad, Leqembi, podría funcionar para personas sin síntomas. Los Institutos Nacionales de Salud y Eisai, uno de los desarrolladores del medicamento, están financiando la investigación. La inscripción se cerró en septiembre del 2024, con más de 1,600 personas de 55 a 80 años ―en quienes se detectó amiloide, pero no muestran signos de deterioro cognitivo― asignadas al azar para recibir infusiones de Leqembi o un placebo una vez cada dos a cuatro semanas durante cuatro años. Se espera que los resultados estén listos para finales del 2028 o principios del 2029. Un estudio similar, TRAILBLAZER-ALZ 3 (en inglés), está probando Kisunla en personas con "Alzheimer preclínico", es decir, sin declive cognitivo, pero con signos de amiloide y tau en el cerebro.

El Dr. Jason Karlawish es profesor de Medicina, Ética Médica y Políticas de Salud, y Neurología en la Universidad de Pensilvania. Es codirector del Penn Memory Center, donde trata a pacientes, y es el autor de The Problem of Alzheimer’s.

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