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Más que un resfriado: ómicron representa un peligro para los adultos mayores

Algunas personas tienen síntomas de un resfriado, pero una infección por coronavirus puede ser más complicada para otros.


spinner image Persona mayor convalece en una cama de hospital
RUBEN BONILLA GONZALO / GETTY IMAGES

 

En el MedStar Washington Hospital Center en la capital del país, las cosas finalmente comienzan a calmarse después de lo que el Dr. Glenn Wortmann, jefe de Enfermedades Infecciosas, llamó una temporada “bastante ocupada”.

Washington fue una de las primeras ciudades en verse atrapada en el rápido aumento de ómicron. Y a pesar de su reputación de ser menos agresiva que su predecesora, la variante delta, la cepa altamente contagiosa hizo que las hospitalizaciones se dispararan a nuevas alturas, lo que hizo que los centros y proveedores de atención médica enfrentaran dificultades. Las muertes causadas por ómicron también aumentaron en todo Estados Unidos, desde alrededor de 1,100 al día a principios de noviembre hasta más de 3,000 al día a mediados de enero. Además, al igual que las tendencias registradas durante toda la pandemia, los adultos mayores son quienes asumen la carga, con tasas de enfermedades y mortalidad mucho más altas que las de las personas más jóvenes.

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“Ómicron no es el resfriado común”, advirtió Maria Van Kerkhove, de la Organización Mundial de la Salud, durante una conferencia de prensa de enero. “Todavía puede causar una enfermedad grave, en particular entre las personas que no están vacunadas, [así como] las personas de mayor edad y aquellas con enfermedades subyacentes”. La directora de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), Rochelle Walensky, se hizo eco de esta advertencia durante una conferencia de prensa reciente y explicó que cuando se trata de ómicron, “más leve no significa leve”.

“Ómicron no es el resfriado común”. 

— Maria Van Kerkhove, Organización Mundial de la Salud

Los síntomas son impredecibles

Si ómicron no es necesariamente leve, ¿qué es? El Dr. Robert Wachter, profesor y director del Departamento de Medicina de University of California, San Francisco, describe los síntomas de la nueva variante como impredecibles.

Para la mayoría de los adultos vacunados y con dosis de refuerzo —alrededor de 86 millones de personas en EE.UU.—, una infección de ómicron puede producir síntomas de resfriado, tos leve o dolor de garganta. Otro resultado común es sentir síntomas de gripe durante unos días, así como no experimentar síntomas.

“Cuanto mejor te vacunes, más probabilidades tendrás de tener un caso muy leve”, dice Wachter. “Pero eso es parte del desafío” cuando se trata de algunos adultos mayores cuyo “nivel de reserva es menor”, dice. Una enfermedad similar a la gripe podría afectar a una persona saludable de 40 años por unos días, pero para alguien mayor y más débil, podría provocar una pérdida del apetito o un estado de delirio que se convierte en algo más grave.

“Tal vez sea suficiente para tirarlos”, dice Wachter sobre una infección leve. “Y ese es el caso con la COVID, con las infecciones urinarias, y con las infecciones de la piel”.

Para las personas no vacunadas —incluidos alrededor del 25% de los adultos en Estados Unidos— la COVID-19 causada por ómicron “sigue siendo una enfermedad muy grave”, incluso si su nivel de gravedad es menor al de la variante delta, dice la Dra. Andrea Ciaranello, médica de Enfermedades Infecciosas en Massachusetts General Hospital en Boston y profesora adjunta de Medicina en la Facultad de Medicina de Harvard.

Los adultos no vacunados de 65 años o más tienen 52 veces más probabilidades de ser hospitalizados con COVID-19 que las personas vacunadas y con refuerzo, según los últimos datos de los CDC (en inglés), que toman en cuenta las primeras semanas de ómicron. Y para aquellos que terminan en el hospital, los síntomas de una infección grave pueden ser mortales.

“Lo que más nos preocupa es que causa inflamación en los pulmones y luego no se puede oxigenar [el cuerpo]”, dice Wortmann, del Washington Hospital Center. “Todavía estamos viendo que las personas se enferman de COVID y mueren por COVID”.

Muertes a causa de COVID-19 por grupo de edad 

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Ómicron puede complicar las enfermedades subyacentes 

Para empeorar las cosas, los médicos están comenzando a ver más pacientes que tienen un resultado positivo de COVID-19 después de ser hospitalizados por otras enfermedades.

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Para algunas de estas personas, el diagnóstico de COVID-19 no está relacionado con su ingreso al hospital; por ejemplo, un paciente que llega a una cirugía de rutina o por lesiones sufridas en un accidente automovilístico. Wachter atribuye esto a la naturaleza ubicua de ómicron, que ha arrasado los récords anteriores de nuevas infecciones.  

Pero para muchos pacientes que dieron positivo a la COVID-19 al ser hospitalizados, es probable que el virus “haya contribuido significativamente a las razones por las que están en el hospital”, dice Wachter.

Por ejemplo, un paciente con demencia leve que busca atención para la confusión y da positivo a la COVID-19 mientras lo examinan en la sala de emergencias. “Sin la infección por COVID, no te hubieras enfermado, de la misma manera en que para muchas personas mayores, una infección urinaria o incluso una pequeña neumonía... es suficiente para empeorar su enfermedad crónica”, dice Wachter.

En Boston, Ciaranello dice que ha visto una gran cantidad de personas diabéticas que tienen mareos o dolor de pecho, y no síntomas respiratorios, y tienen un resultado positivo de COVID-19. “Especialmente en el caso de las personas mayores, lo que estamos viendo es que haber tenido COVID puede haber influido en lo que sea que las haya llevado al hospital, incluso si se presentó como el tipo normal similar a la neumonía”.

“Cuando los adultos mayores contraen la gripe o un resfriado, con mucha frecuencia sus otras enfermedades les causan problemas”, explica el Dr. Mark Lachs, director de Geriatría del sistema hospitalario NewYork-Presbyterian y profesor de Medicina en Weill Cornell Medicine. Según los CDC, alrededor del 80% de los adultos de 65 años o más tienen al menos un padecimiento crónico que puede empeorar debido a una enfermedad como la COVID-19.

Ómicron también está complicando las cosas cuando se trata de la duración de la estadía en los hospitales. Alguien que es hospitalizado por, digamos, una enfermedad cardíaca, pero luego da positivo a la COVID-19 y padece síntomas tardíos puede necesitar más observación. Y los pacientes que requieren rehabilitación después de una cirugía, por ejemplo, tienen que esperar varios días hasta que ya no sean contagiosos antes de trasladarse a otro centro.

“Lo que normalmente hubiera sido una hospitalización de dos días por trauma, fractura, o insuficiencia cardíaca congestiva se convierte en una hospitalización de cinco días debido a la COVID”, dice Wachter. Y las estadías más largas en los hospitales implican un conjunto completamente nuevo de riesgos para los adultos mayores, como infección, delirio y caídas.

“Mi regla general para todos, pero en particular para las personas mayores, es que absolutamente deben ir al hospital cuando necesiten estar ahí. Y cuando no es necesario estar ahí, realmente deben evitar estar en el hospital”, agrega Wachter.

No todo es una catástrofe y tristeza

Enfermedades que aumentan el riesgo de COVID-19 grave

  • Cáncer
  • Enfermedad renal crónica
  • Enfermedades hepáticas crónicas
  • Enfermedades pulmonares crónicas
  • Demencia y otros trastornos neurológicos
  • Diabetes
  • Enfermedades cardíacas
  • Sistema inmunitario debilitado
  • Sobrepeso y obesidad

Esta lista no es exhaustiva, pero incluye muchos de los trastornos crónicos que afectan a los adultos mayores.

Fuente: CDC

Incluso con los altos índices de enfermedad y muerte en todo el país, los expertos dicen que estamos en un lugar muy diferente en la pandemia en comparación con los aumentos anteriores. Para empezar, las fórmulas de la vacuna que se desarrollaron en el 2020 continúan manteniendo el terreno frente a nuevas variantes —como ómicron—, en particular después de una dosis de refuerzo.

Investigaciones recientes en el Reino Unido demuestran que la protección contra la muerte con ómicron es alrededor del 95% en los adultos de 50 años o más que reciben la dosis de refuerzo. Del mismo modo, un estudio dirigido por investigadores de los CDC (en inglés) halló que los refuerzos fueron aproximadamente un 90% eficaces para prevenir hospitalizaciones relacionadas con la COVID-19 durante los primeros días de la era ómicron.

“Es muy claro, en particular con ómicron, que la tercera dosis añade una gran protección adicional”, dice Wachter, especialmente para los adultos mayores. “Si has recibido tres inyecciones, has reducido tu riesgo al de una persona relativamente joven y saludable”.

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Hasta el momento, alrededor del 65% de los adultos de 65 años o más que reúnen los requisitos han recibido la dosis de refuerzo; para los adultos de 50 años o más, ese número disminuye a alrededor del 56%, según cálculos federales.

Los adelantos en los tratamientos para la COVID-19 también han cambiado las reglas del juego para quienes tienen un mayor riesgo de enfermar gravemente. Además de remdesivir y los anticuerpos monoclonales, que por lo general se administran a los pacientes infectados en un entorno de atención médica, recientemente se autorizaron dos nuevas píldoras recetadas de Pfizer y Merck para su uso en el hogar. En los ensayos clínicos, se demostró que estos medicamentos antivirales reducen significativamente la probabilidad de que los adultos de alto riesgo infectados con el coronavirus terminen en el hospital.

Actualmente hay una escasez de las píldoras, pero los funcionarios federales han anunciado planes para hacerlas más accesibles —al igual que las pruebas de detección, ya que un diagnóstico rápido es clave—. “Me parece que será un gran punto de inflexión”, dice Ciaranello.

Equilibrar la precaución con la conectividad es clave para los adultos mayores 

A medida que la ola de ómicron se intensifica y las infecciones se reducen, Wachter predice que uno de los mayores desafíos para los adultos mayores —en particular los que se han "estado resguardando durante dos años”— será intentar decidir cuándo es seguro reanudar un estado de vida más normal.

“Todavía no estamos ahí porque las tasas de casos siguen siendo bastante altas”, dice. Pero espera que en varias semanas más las personas vacunadas y con refuerzo puedan sentirse mejor al visitar a su familia y viajar por placer, según sus riesgos individuales y sus niveles de comodidad.

Mientras tanto, no te sientas demasiado seguro, dice Lachs. Asegúrate de estar al día con tus vacunas, actualiza tu mascarilla a un respirador bien ajustado como el N95, y si tienes acceso a pruebas en el hogar (puedes pedir cuatro kits gratis por hogar), realízate una prueba antes de socializar con otras personas. Además, si estás inmunocomprometido, habla con tu médico sobre una terapia de anticuerpos monoclonales que puede ayudar a prevenir una infección por coronavirus.

“Si estuviera en un grupo de alto riesgo, mantendría la distancia durante las siguientes dos a tres semanas. Deja que esto se calme, y con suerte para mediados de febrero o marzo, esto ya habrá pasado y podrás comenzar a regresar a la vida normal”, dice Wortmann.

También es importante estar al pendiente de tu salud mental y emocional; puede ayudar mantenerte conectado con los demás hasta que ómicron se reduzca.

La soledad y el aislamiento son un riesgo real”, dice Lachs, uno que también puede empeorar la salud de los adultos mayores, según los CDC. Lachs sugiere reunirse al aire libre con otros cuando el tiempo lo permita o coordinar cenas en línea con amigos si las reuniones en persona no son una opción. También hay clases de ejercicios en línea que pueden ayudarte a mantenerte activo. (AARP tiene una guía paso a paso para configurar una cuenta de Zoom y usarla para mantenerse en contacto con familiares y amigos, así como recursos para ayudar a aliviar el aislamiento social —en inglés— durante la temporada de invierno).

“[La pandemia] ha sido complicada, tanto social como médicamente”, dice Lachs. “Sin embargo, también ha demostrado la increíble resiliencia de muchos adultos mayores, sus fortalezas y su creatividad”.

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