El cuidado de adultos mayores que padecen cardiopatías

Educar y abogar

Es fundamental que los cuidadores se informen y estén preparados para plantear muchas preguntas en su función de defensores del paciente. “Aprender a navegar los aspectos de esta enfermedad y el sistema de atención médica que la acompaña llevará tiempo. Recuerda que estás haciendo lo mejor que puedes. Algunos días puedes sentir que eres inquebrantable y otros tal vez te sientas enojado, agobiado y solo. “Todas estas emociones son normales”, indica Shah. “Afronta un día a la vez y habla con tus amigos y con quienes te brindan apoyo. Continúa con los aspectos esenciales de tu vida y tus actividades, y procura que las tareas del cuidado no te ocupen tanto tiempo como para poner tu vida en suspenso”. 

Las enfermedades del corazón no tienen cura, aunque los avances en el tratamiento médico y el propio cuidado pueden prolongar la vida. De acuerdo con Shah, es importante establecer metas para evitar los cuidados y el sufrimiento innecesarios al final de la vida de las personas que padecen una cardiopatía avanzada. Es importante motivar a los pacientes para que expresen lo que desean para el final de su vida, a fin de que el cuidador pueda colaborar con los profesionales de atención médica para cumplir esos deseos. Nadie debe eludir las preguntas difíciles. Si bien para los pacientes suele ser difícil pensar en el tiempo que les queda, estas conversaciones pueden producir un resultado mejor y más significativo para sus últimos días.

El Dr. Robert Christenberry, de 69 años, es un cardiólogo jubilado de Nashville, Tennessee. Durante sus 37 años de carrera, trató con cuidadores de todos los ámbitos de la vida, incluidas algunas de las estrellas más famosas de la música country y sus familiares. Un aspecto en común que observó en aquellos cuidadores que influyeron en la calidad (y a veces en la duración) de la vida de sus seres queridos fue que trabajaban en equipo. “Querían colaborar en vez de oponerse a las iniciativas del equipo de profesionales de atención médica”, comenta Christenberry. “Estas familias se ocupaban de las personas a su cargo con curiosidad e interés por saber de qué modo podían aportar algo, en lugar de imponer su versión de lo que ellos consideraban un cuidado óptimo”. 

Respeto mutuo

“Parte de la alegría de ejercer la medicina para mí fue ver una interacción positiva entre un cónyuge y el cuidador”, dice Christenberry. “Cuando existe un nivel de respeto mutuo, puedes sentirlo en el ambiente. Es como un bálsamo mágico”. 

Para Christenberry, la mejor receta para lograr un buen resultado es que el cuidador lidere y motive la resolución de los problemas en tres amplias categorías de cuidados: nivel de actividad, dieta y medicación.

La actividad es el primer aspecto en el que hay que encontrar un equilibrio, afirma Christenberry: “Existe un delicado equilibrio —que depende del estado del paciente— entre la necesidad de desalentar la actividad excesiva y, en las etapas más avanzadas de la enfermedad, motivar al paciente para que intente levantarse de la cama”. 

“Estimular la actividad y como mínimo el desplazamiento frontal es esencial no solo para la salud física de los enfermos crónicos, sino también para su bienestar espiritual”, sostiene Christenberry. “Acercar a la mesa a un paciente cardíaco debilitado para cenar con otras personas, incluso durante solo 30 minutos, puede tener un profundo efecto curativo y reconfortante que produce resultados duraderos”.

La dieta es el segundo factor esencial del control de las cardiopatías. Leer y comprender las etiquetas de los alimentos es de vital importancia en este difícil proceso, y somos pocos los que prestamos la atención que deberíamos. “Solo una de cada diez personas puede reconocer con acierto que el sodio es la encarnación del demonio”, señala Christenberry. “El paciente que padece una insuficiencia cardíaca congestiva no debe consumir más de 4,000 miligramos de sodio por día en casi todos los casos, y lo ideal sería aproximarse a solo 2,000. He visto pacientes con insuficiencia cardíaca congestiva que pasaron apenas unos días comiendo jamón curado en sal o unos cuantos tazones de sopa enlatada y que debieron ser hospitalizados por tener dificultad para respirar y un edema pulmonar grave debido al exceso de sodio”.

Christenberry advierte que el “cuidador atento que reconoce los signos de exceso de sodio —la incapacidad de respirar bien en posición horizontal o el aumento de cinco libras o más de peso en pocos días— puede hacer una llamada telefónica y así evitar la hospitalización de la persona a su cargo”.

Percances con los medicamentos

Los medicamentos son una maravilla moderna en lo que respecta a la insuficiencia cardíaca, pero también pueden ser un arma de doble filo que puede causar daños. “Las interacciones entre medicamentos son numerosas y se multiplican a un ritmo aterrador cada vez que se agrega un nuevo medicamento”, explica Christenberry. “Todos —e incluso el cuidador— deben prestar atención a los percances o descuidos con los medicamentos que pueden causar la hospitalización de la persona o provocar complicaciones”.

Los cuidadores deben comprender cómo actúan los medicamentos y sus efectos secundarios. “Existen muchos fármacos para las enfermedades cardíacas”, indica Shah. “Un buen cuidador debe tener un conocimiento práctico del botiquín del paciente y compartir toda esa información con el equipo de atención médica”.

Si bien no existe una cura permanente para muchos tipos de cardiopatías, la medicina moderna cuenta con muchas herramientas para ayudar a controlarlas. “Nuestro objetivo es asegurarnos de que el paciente no sufra. Lograr que el cuidador desempeñe esta función es un factor clave para alcanzar ese objetivo”, señala Christenberry. Los cardiólogos actuales tienen muchas otras herramientas a su disposición, con procedimientos y medicamentos que ayudan a evitar o retrasar la intervención quirúrgica. Según Christenberry, hoy en día se puede hacer mucho más en el laboratorio de cateterismo que en años anteriores. Los medicamentos con estatinas también han mejorado los resultados de los pacientes con cardiopatías. Además, sin duda, dejar de fumar, cuidar la dieta y mantenerse activo también son formas eficaces de mantenerse saludable. 

El cuidado antes el enojo y el miedo

Uno de los principales retos para los cuidadores es un paciente obstinado o enojado, sobre todo en el caso de un hijo adulto que está a cargo de un padre. Cuando el cuidador toma decisiones necesarias que limitan la vida cotidiana del paciente, como quitarle las llaves del automóvil o instalar una silla mecánica para escaleras, con frecuencia puede convertirse en su enemigo. 

“En muchas ocasiones le tuve que decir a un paciente: “Estás vivo gracias a tu hija, así que no me parece una buena idea que la regañes”, dice Christenberry. “A veces eso ha dado resultado”.