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Como cuidadora familiar durante mucho tiempo, la tristeza al concluir las fiestas era tan común como las devoluciones después de Navidad.
Muchos años yo solo quería quedarme en la cama entre mis calientitas sábanas de franela y seguir viendo películas festivas.
El período posterior a Navidad y Año Nuevo era especialmente difícil para mí cuando cuidaba de mis padres. Me preparaba para las fiestas y creaba tanta diversión como podía para ellos y, por supuesto, eso también era bueno para mí. Los momentos festivos especiales en nuestra rutina realmente nos animaban a todos. Sin embargo, después de las fiestas volvíamos a la rutina diaria y a menudo caía en el abatimiento.

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Después, cuando fallecieron, me costó todavía más. Me aferré a la temporada festiva como a algo reconfortante y familiar, pero luego me sentí desorientada porque ya no era la cuidadora principal de nadie. Me vi obligada a volver a la realidad del duelo.
A lo largo de los años he perfeccionado mis estrategias de afrontamiento y he aprendido a superar la depresión cuando terminan las fiestas. Estas son algunas cosas que me han ayudado. Espero que mi lista te inspire:
- Considera la rutina como una práctica reconfortante. En lugar de ver el día a día como algo aburrido o deprimente, replantéalo como algo que brinda tranquilidad. Reestablecer una rutina para las comidas, el sueño, las tareas domésticas, dar cuidados, la vida social y el ejercicio nos ayuda a hacer la transición mental de vuelta a la vida normal después de las fiestas y también a reajustar nuestro cuerpo.
- Organízate. Los pequeños proyectos de organización con resultados rápidos y visibles siempre son alentadores y nos dan una sensación de paz y de logro. Hasta limpiar un cajón o un armario me hace sentir que estoy en control.
- Escápate. Aunque es útil hibernar y tomarse el tan necesario tiempo de descanso, es increíble cómo la perspectiva puede cambiar con solo salir de casa y disfrutar un poco de luz natural y aire fresco. Si una gran excursión te parece demasiado, empieza por algo pequeño. Arréglate y ve al supermercado o da una vuelta a la manzana.
- Haz una lista de futuras actividades placenteras. Yo programo varias cosas inmediatas: recetas que probar, películas y libros nuevos, cenas con amigos y tiempo con mi novio. También me emociono con los planes con meses de antelación: una visita a unos amigos de la secundaria en febrero, unas vacaciones en marzo, una boda en junio o una reunión de la secundaria en julio.