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Los editores pidieron a los miembros del grupo de discusión de cuidadores familiares de AARP (en inglés) y a otros cuidadores que enviaran las preguntas apremiantes que les gustaría que el terapeuta familiar y psicólogo clínico Barry Jacobs abordara en su columna de prestación de cuidados. Jacobs abordó este delicado tema:
P: Mi madre se está muriendo de cáncer y me siento abrumada con el cuidado, [especialmente al tratar de equilibrar] las citas médicas, el trabajo y asegurarme de que ella esté bien. Creo que la atención no es muy buena, así que trato de estar pendiente del equipo médico (no se dieron cuenta de que su oxígeno estaba tan bajo que necesitaba oxígeno suplementario). Pero luego no me doy cuenta de que ella no puede ducharse sola hasta que noto que hace un tiempo que no se baña. Sé que es importante respirar profundo. Y estoy intentando crear momentos memorables con amigos porque sé que tener algunos buenos momentos es importante. Pero no puedo disfrutarlos porque siento como si estuviera en una crisis de nervios.

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(Carta editada por motivos de espacio y claridad).
Barry Jacobs: Eso es terrible. Parecería que estás sintiendo esa sensación de ahogo que tienen muchos cuidadores cuando nadan con todas sus fuerzas, pero son arrastrados por una corriente de resaca. Los profesionales que deberían estar lanzándote un salvavidas seguro no lo están haciendo. La tristeza por la inminente muerte de tu madre puede estar pesándote como botas de plomo. El resultado es el terror a hundirte.
Muchos cuidadores que son golpeados por ola tras ola de demandas de cuidado experimentan esto. Quienes cuidan a alguien que se está muriendo reciben golpes más fuertes. En la fase terminal de una enfermedad hay mucho en juego y a menudo el tiempo es corto. Los cuidadores sienten una mayor urgencia por hacer todo antes del final, mientras equilibran el trabajo y otras responsabilidades. Aún así, entran en pánico porque sienten que no dan abasto para hacer lo que hay que hacer lo suficientemente rápido o lo suficientemente bien, y les causan sufrimiento a los miembros de su familia.
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Parecería que estás haciendo lo que puedes para mantenerte a flote durante esta etapa de cuidados al final de la vida, respirando profundamente para relajar las tensiones, conectándote con amigos para obtener apoyo social siempre que sea posible y tal vez realizando otras actividades de autocuidado. Pero prevenir una "crisis de nervios" también requerirá manejar tres tareas separadas: asegurar la atención adecuada, documentar los deseos y despedirse.
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