Vida Sana
“¿Debería tirar, donar o conservar esta prenda?”. A los 50 años, es una decisión difícil. Nuestra ropa nos ha dado ánimo, confianza, y ha escuchado nuestras penas. Nos ayudó a sobrellevar fluctuaciones de peso, días de trabajo difíciles, entrevistas laborales, citas románticas, matrimonios y divorcios. Es difícil dejarla ir. ¿Deberías conservar ese blazer de hombreras de los años 80? ¡Es de un diseñador famoso! ¿Y qué hay de las botas de vaquero verdes que compraste en un viaje por carretera? ¡Hoy costarían $700! ¿Qué tal todos esos jeans perfectamente desteñidos? Algún día puede que uses jeans talla 27 y él tenga 34 de cintura... otra vez. Como dije, no es fácil. Aquí hay diez maneras de desprenderte de tus prendas de vestir:
1. Prepara tu armario y tu mente.
Date un gusto y compra un gran paquete de perchas delgadas aterciopeladas en un color neutro. Te darán un incentivo, una sensación de control, y aprovecharás al máximo el espacio del armario. También harán que tus prendas luzcan organizadas y ocupen menos espacio que en una jungla de perchas de madera, alambre y plástico. Vacía tu armario y límpialo bien hasta el último estante, barra y rincón polvoriento. Pasa la aspiradora, quita el polvo y prepara bolsas de residuos grandes con etiquetas que digan “tirar” y “donar”. Coloca las prendas que posiblemente conservarás sobre la cama hasta la hora de colgar. Ahora estás lista para reducir la cantidad de prendas, eliminar el desorden y hacer lugar para la vida y el cuerpo que tienes hoy.
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2. Descarta todo lo que no esté en buenas condiciones.
Comienza por esta categoría. Todo lo que esté manchado, desgastado, deshilachado, estirado, caído o con mal olor se debe eliminar. Esto incluye camisas y camisetas sucias o deterioradas (revisa las axilas y el cuello); ropa interior y ropa de dormir vieja (incluidos sostenes, medias largas, fajas y calcetines); zapatillas deportivas rotas o estropeadas, chancletas y sandalias sucias (los zapatos tienen poca vida); ropa de gimnasia desgastada y trajes de baño antiguos; camisetas con gráficos y lemas llamativos o inapropiados (los nietos tal vez quieran las camisetas de bandas o equipos); todo lo que haya encogido en el lavado; carteras y mochilas manchadas y deterioradas; y billeteras agrietadas y estropeadas (revisa los bolsillos en caso de que hayas dejado tarjetas, efectivo y documentos). La mayoría de las prendas que mencionamos no están en condiciones de donarse (lee el consejo 6 para conocer una excepción), pero aquí tienes algunas sugerencias sobre lo que puedes hacer con las prendas descartables en vez de tirarlas a la basura: dona las blusas, las camisetas y las sudaderas a un refugio de animales o conviértelas en trapos para tareas domésticas; busca tiendas locales de segunda mano que reciclen ropa para reducir los residuos medioambientales; y echa un vistazo al programa de reciclaje de H&M (enlace en inglés) que recibe lo que llevas y lo clasifica para darle un nuevo uso.
3. Dona lo que ya no te sirva
No somos acumuladoras, pero solemos aferrarnos a la ropa y los accesorios. Deshacerte de tus cosas es algo emotivo, así que trata de ignorar estos obstáculos frecuentes a la hora de donar: “¿Qué sucede si algún día necesito esto para una boda, un funeral o un cumpleaños?”; “¿Qué pasa si este año bajo diez libras?”; y “¡Pero me costó tanto dinero!”. En primer lugar, es probable que la ropa que te gusta ahora sea muy diferente a la que te gustaba hace diez o incluso cinco años. Guíate por tu talle y tu forma reales, el lugar donde vives y tu estilo actual. Piensa en lo que has dejado o te gustaría dejar de usar. Tal vez hayas dejado de usar las blusas que van dentro del pantalón o falda, los tacones altos o los vestidos que requieren faja o limpieza en seco. Tal vez ahora prefieras las camisetas y los suéteres a las camisas abotonadas, los colores más claros al negro, los escotes en V y los cuellos tipo bote a los cuellos redondos o los pantalones a las faldas. Ten en mente tu vida real y tus gustos actuales.
4. Prendas masculinas que deben donarse sin dudar
Los hombres se resisten a vaciar el armario igual que nosotras. Todo lo que ya no se adapte a tu vida real o que no se ha ajustado al tamaño de tu cuerpo durante dos años se debe eliminar. Tal vez hayas dejado la vida corporativa por un trabajo de medio tiempo o uno que haces desde casa; tal vez te mudaste a un lugar que tiene un clima diferente o simplemente prefieres usar ropa más informal. Los trajes viejos pueden ser buenas opciones para donar, pero si te quedan bien (o casi bien), quédate con dos porque sin duda habrá bodas y eventos formales. Regala los jeans holgados y caídos que no se ajustan al trasero, a la cintura o al abdomen; los pantalones y los chinos plisados; las sudaderas y los suéteres demasiado grandes y sin forma; las camisas de vestir que son demasiado pequeñas o demasiado anchas; las camisas que no se pueden usar sueltas si ese es tu estilo actual; las corbatas que nunca vas a usar (conserva tres para usar con los trajes); los cinturones de cuero y los zapatos que estén muy desgastados; los suéteres con bolitas; y los anteojos viejos.
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