No extrañaremos el 2022, al menos desde un punto de vista económico. De acuerdo con el rendimiento de los fondos indexados de bajo costo, el mercado bursátil de Estados Unidos perdió un 19.5% de su valor, y los bonos de grado de inversión perdieron un 13.2%. La inflación se disparó a una tasa anual del 7.1% durante los 12 meses finalizados en noviembre.
Antes de hablar de las sorpresas y lecciones del año pasado, quiero desmentir un par de mitos sobre supuestas sorpresas que en realidad no lo fueron.

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En primer lugar, no sorprende que las acciones hayan bajado para el año. Los mercados bajistas son parte del mundo de las inversiones, así que no es nada fuera de lo común que se haya registrado una pérdida para el año. Tampoco sorprende que los analistas de los mercados financieros se hayan equivocado tanto. Los analistas habían previsto un leve aumento del índice S&P 500, pero este terminó el año con una pérdida del 19.4%. Eso tampoco es raro: nadie puede predecir con gran precisión el rendimiento del mercado. Por último, no es muy sorprendente que las acciones y los bonos hayan bajado de forma simultánea: las estadísticas indican que la correlación entre las acciones y los bonos es casi nula; es decir, ambos muestran la misma tendencia casi la mitad del tiempo.
Las tres mayores sorpresas
1. Si bien no sorprende que hayan bajado tanto las acciones como los bonos, la magnitud de las pérdidas registradas por los bonos sí fue sorprendente.
Los bonos de alta calidad sirven de amortiguador para la cartera en su totalidad. Sin embargo, los bonos bajaron casi tanto como las acciones, aun cuando se tiene en cuenta la reinversión de intereses. Con base en una medida estadística tradicional llamada desviación estándar, la pérdida registrada en los primeros tres trimestres del año debería ocurrir aproximadamente una vez cada 50 millones de años, señala Edward F. McQuarrie, profesor emérito de la Facultad de Administración de Empresas Leavey, de la Universidad de Santa Clara. Aunque no dispongo de los datos del año entero, los bonos no lograron una recuperación importante en el cuarto trimestre.
Así, con respecto a la sorpresa número uno, la primera lección es que no vivimos en un mundo de distribuciones normalizadas (la representación gráfica es una curva en forma de campana). Al contrario, habitamos un mundo mucho más impredecible, donde ocurren acontecimientos extremos con cierta frecuencia.
La siguiente lección es que los bonos aún conllevan menos riesgo en un año del que se corre con las acciones en solo un día. Si bien fue bastante inusual que los bonos perdieran el 13.2% de su valor para el año, esa cifra es inferior al 20.5% que bajó el índice bursátil Standard and Poor’s 500 en el llamado Lunes Negro (19 de octubre de 1987).