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Prepare la cena del amor

Tres escenas para la perfecta velada romántica hecha en casa.

Es una noche especial. No importa si llevan juntos toda la vida o si aún están explorando la posibilidad de un romance. Es una noche para los dos y usted se encargará de que sea memorable. Bajará la luz, arreglará la mesa. Alguna flor, lindas servilletas, todo sencillo, pero que revele cuidado y atención. Una vela moderará la iluminación del ambiente, una copa de champagne o de vino ya estará servida. Hablará despacio, con su voz propia pero no en el tono de lo cotidiano. No hablará de trabajo, no mencionará lo que hace falta en el hogar. Esta noche de San Valentín no hay lugar para reclamos, para lo que pudo ser. Es el momento de hablar de ustedes, de mirarse a los ojos, de sonreír con picardía.

Ensalada tricolor con vinagreta de miel.

Marisa Zanganeh

1. La entrada

En ese baile de descubrimientos, entrará su primer plato. Nuestra ensalada tricolor con vinagreta de mostaza a la miel. Es un plato muy ligero y alegre que se ve muy bien sobre platos blancos como la nieve. Servirá una porción mediana, que le acompañe en los primeros sorbos y despierte las papilas gustativas a nuevas sorpresas. Ha sido fácil de preparar, ha sido mas bien una receta divertida. Es un comienzo fresco a una noche que promete hacer soñar con los ojos abiertos.

Rissoto con camarones, al lado de un pedazo de pan y otro de queso.

Marisa Zanganeh

2. El plato fuerte

Cuando la ensalada se haya retirado, dejará pasar unos minutos y traerá el risotto. Para servirlo, use una taza mediana de café como molde, de manera que le quede una graciosa montañita sobre el plato, que se ira esparciendo por su cremosidad. Coloque unas hojas de perejil picadas en el tope para mostrar que todo en esa mesa está vivo. Un poco más de vino para acompañar este plato fuerte que disfrutarán despacio. El risotto, el vino y la luz tenue de una vela son motivos suficientes para reflexionar sobre las bondades de la vida. Hay en ese plato una mezcla de fuego y sabor provocado por la lenta cocción de los ingredientes. La base de caldo de mar domina el aroma que el perejil se encarga de resaltar. El camarón en este plato no debe destacarse sino que ha de ser uno más de todo el conjunto.

Mousse de maracuyá

Marisa Zanganeh

3. El postre

Luego del risotto, démosle tiempo a la risa y a la charla. Un plato así anima cualquier conversación y estimula los sentidos. Pero la noche sigue pues ya hace su entrada el mousse de maracuyá, o como se le conoce “fruta de la pasión”. Delicado, cremoso y suave al paladar para culminar ese baile de ingredientes afrodisíacos al que hemos asistido en esta velada. Un brindis por lo que ha de venir, un guiño por lo que sabemos sólo dos, tal vez un suspiro de agradecimiento y placer. La luz sigue baja, la charla en tono íntimo, pero el corazón está latiendo agitado porque esta noche de San Valentín ha sido un festejo para los sentidos. Cuando baje el telón, todo el amor se puede consumar. Es en definitiva, una noche de dos y para ustedes dos. Ya usted abrió el camino. Ahora, déjese llevar. Que lo disfrute.

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