Vida Sana
Un caso práctico: Verizon
Cuando llegó la COVID-19, muchas organizaciones se vieron obligadas a cerrar sus puertas y a detener todas las operaciones, más allá de las actividades básicas. Al parecer, hacer frente a una crisis de salud mundial dejaba en segundo plano la necesidad de pensar en algo tan superfluo como la capacitación. Pero no todas las organizaciones reaccionaron así. De hecho, Verizon redobló la apuesta por la capacitación como método para evitar drásticos recortes de personal.
En lugar de despedir a grandes segmentos de su personal y contratar un gran volumen de nuevo talento, Verizon capacitó con éxito a 7,000 empleados del departamento de ventas para que desempeñaran funciones de atención al cliente a distancia durante los primeros seis meses de la pandemia. La flexibilidad tanto de los directivos como de los empleados de Verizon se tradujo en un proceso de integración más eficiente, que condensó la capacitación de las cinco semanas tradicionales a tan solo dos, lo que permitió salvar miles de puestos de trabajo y ahorrar miles de dólares en costos de productividad. Y los efectos seguían siendo visibles más allá de los primeros seis meses. El equipo de Aprendizaje y Desarrollo de Verizon se mantuvo en contacto con todos los empleados recualificados y, a medida que las tiendas empezaron a abrirse de nuevo, les brindaron la opción de seguir desempeñando sus nuevas funciones o recuperar las antiguas.
Algunos dirigentes empresariales se muestran reticentes a invertir en programas de capacitación para los empleados ante el riesgo de que estos abandonen la organización al cabo de unos meses. Adriana Lange, directora de Aprendizaje y Desarrollo de Verizon, responde a esa reticencia con una pregunta: "¿Y qué pasa si no inviertes en tus empleados y estos se quedan en tu organización?". De hecho, muchas organizaciones aseguran haber alcanzado mayores cotas de retención de empleados y de lealtad hacia la propia marca precisamente gracias a las oportunidades de capacitación que ofrecen.
La crisis mundial de salud provocada por la COVID-19 ha cambiado drásticamente la manera cómo vivimos, trabajamos y aprendemos, y ha acelerado muchas tendencias relacionadas con el futuro del mundo laboral, al dar más argumentos y justificación a los procesos de automatización. Al mismo tiempo, la demanda de mano de obra calificada supone un impulso para que los trabajadores busquen empleos que les brinden la flexibilidad y las oportunidades de crecimiento que desean. Todas estas tendencias exigen que los líderes empresariales renueven su compromiso para proporcionar oportunidades de capacitación y reciclaje a sus empleados. La buena noticia es que los programas de capacitación y reciclaje no solo promueven un entorno empresarial más ágil y adaptable, sino que también permiten que las organizaciones ahorren miles de dólares en costos de contratación e incorporación cada año.
Aunque la transición hacia una mayor automatización requiere empleados con habilidades tecnológicas de vanguardia, hay otro subgrupo de habilidades con una demanda creciente, centradas en habilidades blandas como la resolución de problemas, el pensamiento crítico, la creación de relaciones, la empatía, el asesoramiento y las actividades de tutelaje. Estas capacidades exclusivamente humanas se desarrollan de manera paulatina y forman parte de la experiencia de muchos de los trabajadores de más de cincuenta años. Teniendo en cuenta la elevada correlación entre trabajadores de mayor edad y habilidades blandas, tiene mucho sentido conformar una fuerza laboral multigeneracional con una cultura que facilite el aprendizaje, el intercambio de conocimientos y la mentoría intergeneracional.
Hay que brindar capacitación a los segmentos más jóvenes de la fuerza laboral, desde luego, pero los empleados en etapas medias y avanzadas de su carrera también pueden ser una auténtica bendición para aquellas organizaciones que invierten en su capacitación y reciclaje profesional, ya que parten de una base de cuantiosas habilidades sociales y conocimientos institucionales. Teniendo en cuenta que las conversaciones sobre el reciclaje del personal pueden muy fácilmente interpretarse como un intento disimulado de marginar o echar a los trabajadores con experiencia (sobre todo si las funciones que desempeñan se están quedando obsoletas), es importante aplicar un enfoque que fije el tono adecuado y transmita la información de una manera que no resulte amenazante.
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A continuación te proponemos cinco principios que hay que seguir al plantear las oportunidades de mejora de las competencias con los trabajadores en etapa media de su trayectoria y aquellos que se encuentran en la última fase de su carrera profesional:
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