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¿Quién necesita realmente un monitor continuo de glucosa?

Los médicos dicen que la tecnología portátil ha demostrado ser eficaz para el control de la diabetes, pero no para la prevención.


spinner image Un hombre, que usa un monitor de glucosa, en un estudio de grabación
Cortesía de Dexcom

Si hay algo que Chih Long Liu sabe con certeza es que no quiere sufrir el mismo destino que su madre. Liu, por su trabajo como científico investigador sénior de la Universidad de Stanford, confía en los datos para compensar el riesgo y está adoptando ese mismo método estudiado para prevenir la diabetes. La madre de Liu falleció tras haber sufrido insuficiencia renal en etapa terminal, que es una complicación de la diabetes tipo 2, y su muerte tuvo un impacto profundo en Liu y en su hermana.

“Por supuesto, eso nos hizo ser muy conscientes de los posibles factores de riesgo de la familia y queríamos mantener a raya la diabetes tipo 2 la mayor cantidad de tiempo posible”, dice Liu, que tiene 44 años y vive en Saratoga, California.

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Hace unos seis años, su hermana empezó a usar un monitor continuo de glucosa (MCG) que le permitía comprobar sus niveles de azúcar en la sangre durante el día. Un año después, Liu también empezó a usar un MCG tras descubrir que tenía un nivel elevado de azúcar en la sangre o prediabetes —un precursor de la diabetes—, con el objetivo de reducirlo a un rango normal.

Liu dice que el MCG lo ayudó a observar patrones, como ciertos alimentos que le disparaban los niveles de glucosa, y así pudo controlarla mejor.

“Reconocemos que los sensores de los MCG contribuyen en gran medida a … modificar la dieta y el ejercicio, lo cual nos ayuda a lograr esa meta”, señala Liu.

¿Cómo funciona el monitor continuo de glucosa?

El MCG tiene un sensor diminuto que se inserta debajo de la piel, típicamente en el brazo o en el abdomen. “No es tan molesto como una inyección”, confiesa Liu. “Se parece más a un pinchazo de alfiler”. Posteriormente, este dispositivo portátil elimina la necesidad de pincharse el dedo varias veces por día, como es necesario con los medidores de glucosa tradicionales.

Liu lo usa continuamente durante 14 días, se lo quita durante un día entero y luego se lo vuelve a colocar por otras dos semanas. En comparación, las personas con diabetes —en particular del tipo 1— suelen usarlo constantemente. Los que no tienen diabetes pueden usarlo solo durante un período limitado para cambiar algunos hábitos de vida.

En lugar del azúcar en la sangre, el MCG mide la glucosa en lo que se conoce como líquido intersticial, que se encuentra en el espacio entre la piel y el músculo donde hay tejido adiposo. Típicamente el monitor toma datos cada pocos minutos, a los que se accede mediante un lector o el teléfono inteligente. Además de los datos en tiempo real, los MCG también alertan a los usuarios con una alarma audible o pitido si los niveles de glucosa caen debajo de un rango determinado o cuando lo superan.

Más datos son necesarios para comprobar la eficacia del MCG para prevenir la diabetes

Si bien los expertos en salud están entusiasmados ante las perspectivas de un método basado en datos para prevenir la diabetes —que afecta a más de 37 millones de personas en Estados Unidos (en inglés)—, dicen que todavía no se ha comprobado la eficacia de los MCG para otros fines aparte del control de la diabetes.

Lo que realmente se necesita es un estudio clínico aleatorizado en el cual se utilice un MCG para ciertos participantes y no para otros, con el objetivo de demostrar si una cantidad menor de los usuarios del monitor terminan presentando diabetes, recalca el Dr. Vivian Fonseca, jefe de Endocrinología y presidente de la División de Exalumnos Tullis-Tulane en el área de Diabetes de la Facultad de Medicina de la Universidad de Tulane en Nueva Orleans. “No contamos con un estudio como ese”, dice él.

Los dispositivos, que son recetados, fueron aprobados por la FDA para el control de todos los tipos de diabetes y la gran mayoría todavía se utiliza con ese fin, según datos de los fabricantes y distribuidores. Sin embargo, con el mayor interés de la población en llevar un control de sus signos vitales y otros datos de salud personal —como usar los relojes inteligentes para monitorear la frecuencia cardíaca y la calidad del sueño—, algunos pacientes que no padecen diabetes están consiguiendo los dispositivos con recetas para “uso no autorizado”. Además, la tecnología ya se ofrece sin receta en Europa.

Las compañías como Nutrisense, Levels y January AI ofrecen los MCG en combinación con otros servicios de bienestar, que incluyen asistencia para interpretar los resultados y aplicar lo aprendido para personalizar los hábitos de estilo vida. Heather Davis, dietista certificada y redactora técnica en temas de salud de Nutrisense, dice que en la mayoría de los casos las compañías de seguro no cubren los MCG para los que no tienen diabetes, pero vale la pena consultarlo.

Desde que se colocó por primera vez el MCG, Liu ha participado en una investigación sobre nutrición de precisión y uso del MCG dirigida por su colega Michael Snyder, director del Centro de Genómica y Medicina Personalizada de la Universidad de Stanford y cofundador de January AI. Sin embargo, Liu aclara que no tiene relación financiera alguna con January ni con otras compañías que venden los MCG. 

Snyder cofundó January AI con la ejecutiva empresarial Noosheen Hashemi en el 2017 tras descubrir que los MCG servían para controlar de cerca las variaciones en el azúcar en la sangre (en inglés) que se relacionan con un riesgo más alto de presentar diabetes y otros trastornos como las enfermedades cardiovasculares.

Hoy en día, aunque los médicos reiteran que aún se necesitan más datos para demostrar la eficacia de los MCG más allá del control de la diabetes, muchos los están usando: desde atletas de élite que pretenden mejorar su rendimiento con un rango más preciso de azúcar en la sangre, hasta quienes intentan perder peso. Liu dice que bajó 25 libras y mantuvo la pérdida de peso con un control estricto de carbohidratos y ejercicios regulares.

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“El sensor del MCG fue imprescindible para ayudarme a identificar ... tanto la clase de comidas que me disparaban significativamente la glucosa, así como los alimentos que no lo hacían”, explica Liu. Los primeros incluían los “carbohidratos ocultos” como las carnes marinadas.

Falsas alarmas

Liu lleva su sistema FreeStyle Libre 2 de Abbott —uno de los dos principales fabricantes de MCG en Estados Unidos, junto con Dexcom— en la parte inferior del brazo izquierdo. Como el dispositivo tiene un adhesivo potente y es compacto, Liu puede hacer de todo, como levantar pesas y ducharse (es resistente al agua), sin tener que quitárselo.

En los cinco años que lo ha usado, Liu dice que no ha tenido efectos secundarios una vez que se acostumbró a tenerlo puesto. Pero a algunos médicos les preocupa que los que usan el MCG por su cuenta pueden tener dificultades con los resultados.

“En mi opinión hay lugar a confusión al dispensar esta tecnología sofisticada” sin contar necesariamente con un profesional médico que interprete los resultados, señala la Dra. Archana Sadhu, endocrinóloga y directora del Programa de Diabetes del Houston Methodist Hospital.

Las dificultades técnicas también agregan una complicación. Una vez cuando Sadhu se colocó un MCG para ver cómo fluctuaba su nivel de azúcar en la sangre de un día al otro, la alarma se activó durante casi 36 horas continuas porque su nivel de azúcar en la sangre era bajo, aunque dice que no tenía síntomas. “Confirmé con un medidor de glucosa en la sangre que no tenía el nivel bajo”, explica Sadhu. “Pero el MCG seguía indicando que sí lo era”.

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Un problema es que el rango que se establece en un MCG que es adecuado para controlar el azúcar en la sangre de una persona con diabetes no lo es para alguien que no la tiene, señala el Dr. Morgan Jones, director clínico de pacientes internos de la División de Endocrinología y Metabolismo de la Universidad de Carolina del Norte-Chapel Hill.

“En alguien que no tiene diabetes, esas alarmas en realidad pueden ser perjudiciales para la salud mental”, sostiene Jones. Por ejemplo, una persona podría tener un nivel de azúcar en la sangre de 65 miligramos por decilitro durante la noche, que es totalmente normal para alguien sin diabetes, comenta él. “Pero cuando se despierta en la mitad de la noche porque suena la alarma y le interrumpe el sueño, esta situación le crea mucho estrés. Aparte de eso, podría pensar que le apareció un nuevo problema médico cuando en realidad no lo tiene”.

Fijar parámetros

Incluso los números empleados para los parámetros de los MCG son motivo de controversia.

En la aplicación de Nutrisense, el rango de glucosa predeterminado se establece entre 70 y 140, explica Davis. “Tenemos evidencia que justifica ese parámetro para los no diabéticos", dice ella. Por ejemplo, un grupo de expertos de la Asociación Americana de la Diabetes sugiere que el umbral bajo se establezca en 70. Pero reconoce que existen variaciones en lo que los investigadores consideran hipoglucemia (o nivel bajo de azúcar en la sangre) y agrega que los suscriptores de Nutrisense pueden personalizar ese rango.

spinner image Una mujer, que usa un monitor de glucosa, usa su teléfono para corroborar los datos nutritivos de un producto enlatado
La aplicación Nutrisense se sincroniza con un monitor de glucosa continuo para entender cómo los diferentes alimentos, el estrés y otros afectan el cuerpo.
CORTESÍA DE NUTRISENSE

Los Institutos Nacionales de la Salud dicen que es normal que haya fluctuaciones leves en los niveles de azúcar en la sangre y que también ocurren regularmente en las personas que no tienen diabetes, dependiendo de lo que coman. Entre 60 y 140 miligramos de azúcar por decilitro de sangre (mg/dL), aproximadamente, se considera un nivel saludable.

Davis dice que en vez de alarmas automáticas, los suscriptores pueden establecer “notificaciones optativas” que los alerten de patrones relacionados, por ejemplo, con los valores de glucosa después de una comida o al final del día.

Davis señala que algunos consumidores se suscriben con la idea de que el rango de azúcar en la sangre sea incluso más estricto, digamos entre 70 y 120, sin permitir las fluctuaciones normales. Un nivel de azúcar en la sangre en ayunas de 100 a 125 miligramos por decilitro se considera prediabetes y un nivel de 126 mg/dL o más significa que la persona tiene diabetes. (El nivel se mide cuando la persona ha estado en ayunas durante al menos ocho horas). Ella dice que los nutricionistas capacitados de la compañía tratan de educar a las personas sobre lo que significa un rango saludable y que ese consejo no se limita al nivel de azúcar en la sangre. Según la página web de la compañía, ello incluye consejos de expertos, asistencia y asumir responsabilidad para alcanzar las metas de salud. 

¿Son seguros los MCG?

En April, más de 4 millones de monitores de glucosa FreeStyle Libre fueron retirados del mercado por Abbott porque las baterías de iones de litio utilizadas en los lectores se calentaban excesivamente, producían chispas o hasta se prendían fuego, según la FDA. Se relacionó a los monitores con al menos 206 incidentes, siete incendios y una lesión, aunque no se reportaron muertes.

Sin embargo, en términos generales, Jones hizo hincapié en que los dispositivos son “sumamente seguros”.

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Prevención personalizada

Davis dejó bien claro que los MCG son tan solo una de las herramientas necesarias para entender mejor la salud metabólica.

“Algo que recalcamos es que no somos solo una compañía fabricante de MCG”, dice ella. “Somos una compañía dedicada a la salud metabólica”.

Hay muchos factores que contribuyen a poner a alguien en riesgo de lo que se conoce en su conjunto como síndrome metabólico o síndrome de resistencia a la insulina. Esos factores incluyen, entre otros, una cintura grande (obesidad abdominal), presión arterial alta y niveles altos de triglicéridos.

Pero con los 96 millones de habitantes que tienen prediabetes, la mayoría de los cuales no lo saben, según los CDC, muchos están pasando por alto un factor de riesgo primordial —el alto nivel de azúcar en la sangre— y perdiéndose la oportunidad de prevenir la diabetes. Sin la intervención oportuna, hasta 7 de 10 personas con prediabetes llegarán a tener diabetes completamente desarrollada, según un panel de expertos de la Asociación Americana de la Diabetes.

“Considero que la endemia de la diabetes es peor que la pandemia de COVID y basta con analizar las cifras: el 9% de las personas son diabéticas y el 33% son prediabéticas”, señala Snyder. “La población realmente no sabe quién corre riesgo”.

Él sostiene que el MCG brinda una manera singular de personalizar la modificación del comportamiento, donde los distintos alimentos y otros factores como la pérdida del sueño afectan el estrés de diferentes maneras.

January AI emplea la inteligencia artificial para aprovechar su base de datos de millones de alimentos y efectuar recomendaciones. “Bueno, si te gusta algo, pero te dispara el [azúcar en la sangre], come esto otro en cambio porque sabemos que no la aumentará”, explica Snyder.

Al mismo tiempo, los fabricantes de los dispositivos son cautelosos de no promoverlos como medio diagnóstico o curativo, lo cual entraría en conflicto con las reglamentaciones.

“Permítanme incluir aquí una exención de responsabilidad: se trata de un uso no indicado en la etiqueta de este dispositivo”, aclara Tomas Walker, vicepresidente de asuntos clínicos de Dexcom. “La etiqueta de la FDA para el dispositivo indica su uso para aquellos que padecen diabetes”.

Pero Walker agrega que eso no significa que sea una situación permanente.

“Hoy en día es común usar dispositivos para obtener datos de salud y, en retrospectiva, creo que fue algo muy natural que los usuarios pensaran que el MCG podía ser una herramienta para mejorar su salud general”.

Volver a los principios básicos

A pesar de la promesa de los macrodatos, los expertos en diabetes dicen que aún hace mucha falta que las personas vayan al médico todos los años y se hagan un análisis de azúcar en la sangre. La Asociación Americana de la Diabetes recomienda que todos se hagan un análisis de azúcar en la sangre a partir de los 35 años e incluso antes para los que tienen factores de riesgo como antecedentes familiares de diabetes.

“Hay muchas personas que nunca van al médico”, dice Fonseca. Pese a los problemas de acceso, como el seguro médico, y las barreras económicas, es mucho más barato y fácil superar estos obstáculos que conseguir un MCG. Además, una vez que consultes al médico y te hagas un análisis de azúcar en la sangre, “sigue sus consejos”, recalca Fonseca. Aunque eso no sea ni mucho menos una tarea fácil, con o sin la asistencia de la tecnología.

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