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8 alimentos sorprendentes que te hacen subir de peso

Las papas fritas y la pizza no son los únicos platos que pueden hacerte engordar.


spinner image Tres filas de bagels diferentes

¿Te has encontrado alguna vez mirando con anhelo una pieza de pollo frito y pensando que si la comes irá a parar directamente al abdomen y a los muslos?

No estás tan equivocado. Consumir demasiada cantidad de cualquier tipo de alimento —ya sean carbohidratos, grasas o proteínas— puede hacerte engordar. Sin embargo, si bien el organismo obtiene energía principalmente de los carbohidratos y las proteínas, los alimentos con alto contenido de grasas saturadas (como el pollo frito) se dirigen directamente al tejido adiposo (graso).

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“A menos que necesites esa grasa en ese momento, permanecerá almacenada”, señala Melanie Murphy Richter, dietista registrada en Los Ángeles. “Es cierto que el exceso de grasa se dirige directamente al vientre y a otros lugares donde se acumula grasa en el tejido adiposo”.

No debe sorprendernos que ciertos alimentos tengan fama de hacernos subir de peso, como las hamburguesas, las papas fritas y los batidos. Otros alimentos parecen saludables hasta que la balanza nos dice lo contrario.

¿Has caído en alguna de estas trampas con algún alimento? Aquí tienes ocho alimentos que ocultan calorías, azúcares y grasas.

1. Galletas y panecillos sin grasa o con poca grasa

Un alimento que lleve la etiqueta “sin grasa” o “bajo en grasa” no puede hacerte engordar. Eso es lo que los fabricantes de alimentos querrían hacerte creer.

En la década de 1950, la dieta habitual contenía una gran cantidad de carne y papas. Al aumentar los índices de enfermedades del corazón, los investigadores comenzaron a relacionar la dieta con alto contenido de grasas saturadas con las enfermedades cardíacas.

Los fabricantes de alimentos respondieron con la producción de numerosos alimentos con bajo contenido en grasa. “El problema es que la grasa es lo que le da sabor a la comida”, explica Richter. ¿Con qué sustituyeron la grasa las empresas alimentarias? Con azúcar. Con el tiempo, el organismo convierte en grasa el exceso de azúcar que no puede utilizar para obtener energía. Gracias en parte a los alimentos envasados, la población adulta del país consume ahora un promedio de 17 cucharaditas de azúcar por día, lo que supone más de dos o tres veces las 9 cucharaditas diarias para los hombres y las 6 cucharaditas diarias para las mujeres que recomienda la Asociación Americana del Corazón.

Si bien el total de calorías es importante, “lo esencial es evitar los azúcares simples para prevenir el aumento de peso”, indica el Dr. Felix Spiegel, cirujano bariátrico del Memorial Hermann Health System de Houston, Texas. Los investigadores señalan que el azúcar contribuye en gran medida a la obesidad. También se ha vinculado a otras enfermedades, como las enfermedades del corazón, la diabetes y el cáncer, según Richter.

2. Yogur

Aunque su etiqueta diga “sin grasa”, el yogur es una fuente oculta de azúcar añadido. Un envase de 6 onzas de yogur descremado de chocolate contiene 25 gramos de azúcar, más que el equivalente a la cantidad diaria recomendada para las mujeres. Esto no significa que el yogur no sea saludable. No solo contiene proteínas y calcio, sino que muchos yogures contienen bacterias que favorecen la salud intestinal.

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Por eso, en vez de consumir yogures saborizados repletos de azúcares, opta por el yogur griego natural y agrega fruta o un poco de miel. Así es, la miel también es un tipo de azúcar, pero tiene muchos beneficios para la salud. Pero no abuses, ya que una cucharadita de miel contiene cerca de 6 gramos de azúcar.

3. 'Bagels' o panecillos blancos

Este alimento típico del desayuno —sobre todo en su variedad blanca o común— es solo un ejemplo de carbohidratos simples, es decir, alimentos que el organismo digiere con rapidez y que envían una avalancha de azúcar al torrente sanguíneo. Los panecillos, las galletas, el pan blanco y los cereales son otros tipos de hidratos de carbono simples.

¿Por qué hacen engordar estos alimentos? “Una de las causas es que contienen calorías. Si consumes más calorías, subirás de peso”, señala el Dr. Adam Goldstein, director del Programa de Control del Peso de la Universidad de Carolina del Norte, en Chapel Hill. Un bagel grande contiene más de 360 calorías. Si le añades 100 calorías de queso crema, ya habrás consumido casi una cuarta parte de tu ración diaria si sigues una dieta de 2,000 calorías. La segunda razón es la rapidez con que se digieren los carbohidratos simples. Después de consumirlos, volverás a tener apetito muy pronto y querrás comer más, indica Goldstein. Si anhelas un bagel, busca uno elaborado con trigo integral o granos enteros y considera la posibilidad de comer solo la mitad con fruta fresca para acompañar.

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4. Carne roja

Antes de pedir una guarnición de tocino para acompañar los huevos o comer un bistec, piensa en esto: un estudio que siguió la dieta y los hábitos de ejercicio de más de 120,000 personas durante veinte años estableció una relación entre la carne procesada y la carne roja y el aumento de una libra de peso cada cuatro años (además del aumento debido a otros alimentos). La carne supone un problema especial cuando se trata de engordar, porque contiene proteínas y grasas saturadas que favorecen el aumento de peso.

Ese no es el único aspecto perjudicial de la carne. “El exceso de proteína animal también se ha vinculado científicamente a la inflamación del organismo, que también puede hacernos aumentar de peso”, explica Richter. Si bien es probable que consumir de vez en cuando un bistec o una hamburguesa magros no sea un problema, la carne debe ser un elemento secundario de la dieta y no el protagonista, agrega.

5. Pescado frito

Los pescados como el salmón, el atún y los camarones tienen un alto contenido de ácidos grasos omega-3 que son saludables para el corazón, un bajo contenido de grasas saturadas y un alto contenido de proteínas. Esta fuente de proteínas suele ser buena para la salud; es decir, hasta que rebozas el pescado en harina y lo fríes en aceite caliente. La fritura añade calorías y grasas perjudiciales, incluso cuando se hace como parte de una dieta por lo demás saludable. Por lo tanto, en vez de freír el pescado, puedes hornearlo, asarlo o prepararlo a la parrilla para obtener abundantes beneficios para la salud.

6. Productos lácteos de origen vegetal

Evitar los lácteos es bueno, sobre todo si eres intolerante a la lactosa, pero debes tener cuidado con los sustitutos vegetales como el yogur, el helado y la leche de castañas de cajú, almendras o coco. “Mis pacientes intentan hacer sustituciones saludables. Piensan que hacen lo correcto, pero solo cambian un mal por otro”, sostiene Richter.

Dado que los alimentos vegetales no tienen la misma textura ni el mismo sabor que los productos lácteos, los fabricantes agregan azúcar para compensar. Richter recomienda buscar las versiones no azucaradas de los productos lácteos vegetales para reducir la cantidad de azúcar añadido.

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7. Refrescos y otras bebidas azucaradas

Quizá sea fácil relacionar el contenido de tu plato con los números más altos de la balanza, pero lo que hay en tu vaso también influye en tu lucha por bajar de peso.

Los refrescos regulares están repletos de azúcar. También lo están las bebidas de café ya preparadas. Cuando pides tu café en Starbucks con más crema y mucho azúcar, “es básicamente como consumir una tableta de chocolate”, explica Richter. Incluso los refrescos dietéticos se vinculan al aumento de peso, posiblemente porque despiertan el deseo de consumir más alimentos azucarados con muchas calorías.

Algunas bebidas aparentan ser saludables, como la kombucha. Parece una bebida saludable, al fin y al cabo está elaborada con té fermentado. En realidad, “contiene muchísimo azúcar añadido”, explica Richter. Muchas bebidas con jugo de frutas y verduras también contienen una gran cantidad de azúcar. Si estás controlando el peso, consume una naranja o una manzana en vez de beber un jugo de esas frutas.  

Las bebidas alcohólicas son doblemente culpables, sobre todo los cócteles. Una piña colada contiene nada menos que 245 calorías y 31 gramos de azúcar. Además, el alcohol produce inflamación, lo que contribuye al aumento de peso.

8. Frutos secos, aguacate y aceite de oliva

Estos alimentos constituyen un tipo de grasa totalmente distinto: las mono y poliinsaturadas, que contienen una gran cantidad de antioxidantes y tienen propiedades antiinflamatorias. Son buenas para la salud y, por lo tanto, vale la pena consumirlas.

Pero dado que tienen muchas calorías por onza, conviene consumir estas grasas saludables con moderación para evitar aumentar de peso, sugiere Spiegel. Eso significa una cucharada de mantequilla de maní o un puñado de frutos secos, y no todo el frasco.

Examina toda tu dieta

Consumir de vez en cuando un alimento con alto contenido de grasa o azúcar no te hará engordar. Se trata más bien de la calidad de la dieta en general, señala el Dr. Goldstein. “No queremos que la gente limite su dieta por pensar que no puede consumir ciertos alimentos”, agrega. “Puedes consumir casi todo lo que quieras, pero con moderación”.

Consumir más alimentos que no engordan, como las bayas y las verduras sin almidón, deja menos espacio para los alimentos con más calorías, grasas saturadas y azúcar añadido. Recuerda que la dieta no solo debe ser saludable, sino también sostenible. “Esa es la verdadera clave”, nos dice Goldstein. “Cualquiera puede adelgazar. La pregunta es si cualquiera puede no volver a engordar”.

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