Vida Sana
Por primera vez en el 2004, Richard Huckabee se dio cuenta de que algo no andaba bien.
Fue entonces cuando este experto orador de pronto tuvo dificultades para hablar. “Tenía la voz muy ronca y tensa”, recuerda Huckabee, que ahora tiene 63 años.
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Nos cuenta que en las reuniones la voz se le “congelaba” y se le “quebraba”. Fue al médico, pero no le encontraron ningún problema.
Con el paso de los años, fueron apareciendo otros síntomas preocupantes. El cuerpo de Huckabee se inmovilizaba y los movimientos se hacían más lentos. “Apenas podía mover el lado izquierdo”, recuerda.
Sobrellevó casi una década de citas médicas, visitas a salas de emergencia y pruebas de diagnóstico, y seguía sin encontrar la causa de estos síntomas preocupantes y molestos. Le dijeron que podría tratarse de la enfermedad de Lyme, o que quizá era estrés.
Cuando finalmente lo derivaron a un neurólogo, recibió un diagnóstico al cabo de unos 10 minutos: la enfermedad de Parkinson, un trastorno neurodegenerativo y crónico que afecta el movimiento.
“Estaba desolado. Estuve nueve años entrando y saliendo de hospitales, consultorios médicos, salas de emergencia, y un neurólogo tardó 10 minutos en diagnosticarme la enfermedad de Parkinson”, comenta Huckabee, que es afroamericano y vive en la zona de Cleveland. “Me alegré de saber lo que tenía, pero también me desoló conocer mi diagnóstico y que hubieran tardado tanto en averiguarlo”.
Nuevo planteamiento de la enfermedad de Parkinson
El caso de Huckabee no es el único. Las investigaciones demuestran (en inglés) que los adultos negros que padecen la enfermedad de Parkinson tienen menos probabilidades de recibir un diagnóstico que los adultos blancos, y si lo reciben, es más probable que sea más tarde en la evolución de la enfermedad. Un estudio (en inglés) que se publicó en la revista Parkinsonism & Related Disorders reveló que los pacientes negros eran cuatro años mayores que los blancos en el momento de recibir el diagnóstico de Parkinson.
Pueden intervenir otros factores que exacerban otras disparidades en materia de salud, como el acceso a la atención médica. Sin embargo, estos no son los únicos causantes, señala la Dra. Chantale Branson, especialista en trastornos del movimiento y profesora adjunta de Medicina en la Facultad de Medicina Morehouse, en Atlanta. Branson explica que, en cambio, mucho tiene que ver con nuestra percepción de la enfermedad de Parkinson, que afecta a alrededor de un millón de los adultos mayores en el país.
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