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Por qué las mujeres corren mayor riesgo de tener la enfermedad de Alzheimer

Según investigaciones, la experiencia puede ser distinta en el cerebro de los hombres y de las mujeres.


spinner image Una mujer trabaja en un laboratorio
GORODENKOFF/ISTOCK/GETTY IMAGES PLUS/GETTY IMAGES

Casi dos terceras partes de las personas en Estados Unidos que viven con la enfermedad de Alzheimer son mujeres, y las mujeres de sesenta y tantos años son dos veces más propensas a padecer el mal de Alzheimer que cáncer de seno.

También es más probable que ellas tengan esta enfermedad del cerebro que los hombres, incluso después de tener en cuenta las vidas típicamente más largas de las mujeres. Nuevos estudios que se presentaron en la Conferencia Internacional 2019 de la Alzheimer’s Association (en inglés) sugieren que los genes característicos de las mujeres y las diferencias clave en su cerebro podrían ayudar a explicar por qué, al parecer, ellas corren mayor riesgo de padecer esta enfermedad devastadora.

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“Estos nuevos estudios indican con claridad que existen cambios biológicos y tal vez ambientales que explican las diferencias entre los sexos”, dice el Dr. Gary Small, profesor Parlow-Solomon sobre el envejecimiento en la Facultad de Medicina David Geffen de UCLA. “Al igual que tomamos en cuenta el sexo al determinar el riesgo de otros problemas de salud, como la depresión o las enfermedades del corazón, también necesitamos estar al tanto de su impacto para la enfermedad de Alzheimer”.

Cuatro estudios presentados explican con claridad que el cerebro de las mujeres está estructurado de manera distinta que el de los hombres, y que eso a su vez podría afectar el riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer.

Difícil diagnosticar en etapas tempranas

El primer estudio tiene que ver con algo que siempre ha desconcertado a los investigadores de la enfermedad de Alzheimer: el hecho de que en las pruebas de memoria verbal, las mujeres tienden a obtener mejores resultados que los hombres, incluso cuando ambos tienen niveles similares de cambios en el cerebro relacionados con la enfermedad. Por eso, a las mujeres a menudo se les diagnostica la enfermedad en etapas más avanzadas, debido a que las pruebas de detección temprana, que incluyen pruebas de memoria verbal, podrían no detectar ningún deterioro cognitivo.

En el estudio, los investigadores sometieron a más de 1,000 adultos mayores a tomografías del cerebro para medir los niveles de placas de amiloide, un rasgo característico de la enfermedad. Además, midieron qué tan bien el cerebro de los participantes metabolizaba la glucosa en las regiones afectadas por la enfermedad de Alzheimer. “La glucosa es la fuente principal de energía del cerebro, por lo que tener problemas para metabolizarla podría indicar una disfunción cerebral”, explica la autora del estudio Erin Sundermann, neuropsicóloga en la Facultad de Medicina de University of California San Diego.

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Después descubrieron, al realizar pruebas de memoria verbal a hombres y mujeres, algo que no fue sorprendente: que las mujeres podían superar a los hombres en esas pruebas cuando ambos presentaban niveles leves y moderados de placas de amiloide. Pero también descubrieron que las mujeres metabolizaban más glucosa cerebral. “Esto sugiere que las mujeres en realidad tienen mejor rendimiento cerebral y que pueden usar la glucosa para ayudar a compensar una deficiencia creciente en el cerebro”, explica Sundermann.

Pero esta ventaja desaparece cuando la acumulación de placas de amiloide se intensifica, y “es entonces cuando el metabolismo de la glucosa entre las mujeres simplemente se desploma”, agrega. “Cuando ya no pueden compensar, su memoria empieza a deteriorarse con rapidez”.

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Tau: proteína cerebral

Un segundo estudio que buscaba aclarar por qué las mujeres podrían estar más predispuestas a la enfermedad de Alzheimer se concentró en otro rasgo característico de la enfermedad conocido como tau, otro tipo de proteína del cerebro que se amontona a medida que se forma, lo que causa la muerte de las células cerebrales. Investigadores en el Centro Médico de Vanderbilt University examinaron la proteína tau en el cerebro de hombres y mujeres con un deterioro cognitivo leve, que es el precursor de la enfermedad de Alzheimer, así como en el de integrantes sanos de un grupo de control.

Descubrieron que las mujeres con deterioro cognitivo leve no solo tenían más proteínas tau, sino además redes más complejas de esta proteína. “La buena noticia es que, al principio, las mujeres pueden superar más fácilmente los desafíos relacionados con la enfermedad de Alzheimer, debido a que recurren al mayor poder de conexión del cerebro”, explica María Carrillo, directora científica de la Alzheimer’s Association. “Pero la mala noticia es que una vez que los ovillos de tau se han propagado por todas estas redes, se desencadena un deterioro cognitivo más rápido”.

Historia genética y cambios biológicos

Un tercer estudio presentado revela 11 genes característicos distintos de cada sexo para hombres y mujeres que podrían predisponerlos a padecer la enfermedad de Alzheimer. Ciertos genes, tales como MCOLN3, aumentan el riesgo solo entre los hombres, mientras que otros genes lo aumentan solo entre las mujeres. Si bien este es solo el principio de este tipo de investigaciones, eventualmente podrían usarse para determinar quiénes corren mayor riesgo de tener esta enfermedad.

 “Nunca nadie ha examinado la manera en que los factores de riesgo genético en hombres y mujeres podrían interactuar de manera distinta con las hormonas y el transcurso de la vida de las mujeres, como tener hijos y atravesar la menopausia”, dice Carrillo. “Lo que demuestran todos estos estudios es que las mujeres se activan de otra manera; nuestra biología, genética y trayectoria en la vida son diferentes”.

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¿Ayuda tener un empleo?

Por último, sobre la pregunta del riesgo de las mujeres de tener la enfermedad de Alzheimer, un estudio de UCLA analizó no la genética ni las proteínas del cerebro, sino el efecto de un aspecto de la vida de una mujer —trabajar fuera del hogar— sobre el futuro deterioro de su memoria.

Cuando los investigadores estudiaron a más de 6,000 mujeres nacidas entre 1935 y 1956, descubrieron que a quienes trabajaron siendo adultas jóvenes y en su madurez, la memoria se les deterioró un 60% más lentamente cuando tenían sesenta y tantos años, comparado con las mujeres que no tuvieron empleo.

“Descubrimos que entre las mujeres que no habían trabajado, el desempeño promedio de la memoria se deterioró más del doble de rápido que entre quienes formaron parte de la fuerza laboral”, explica la autora del estudio, Elizabeth Rose Mayeda, profesora auxiliar de epidemiología en la Facultad de Salud Pública Fielding de UCLA.

“No es de sorprender, ya que trabajar estimula la reserva cognitiva; es más probable que estés expuesto a problemas que suponen un reto y te obliguen a que el cerebro funcione a toda máquina”, dice Helen Fernandez, geriatra de Mount Sinai Hospital en la ciudad de Nueva York. Además, agrega que tal vez se deban tener en cuenta los beneficios monetarios y sociales como, por ejemplo, interactuar con los compañeros de trabajo y sentirse independiente económicamente de la pareja.

Si bien el estudio examinó la experiencia laboral de las mujeres solo antes de los 50 años, los investigadores mencionan que los resultados también son pertinentes para las mujeres de mayor edad.

“Las mujeres mayores de 50 años son quienes tienen más probabilidades de dejar su trabajo o jubilarse temprano porque cuidan a sus padres de edad avanzada u otros seres queridos”, explica Fernandez. “Pero 20 años después, van a ser quienes padecerán un mayor deterioro cognitivo y demencia. Siempre escuchamos sobre la lucha de las mujeres más jóvenes de establecer un equilibrio entre el trabajo y la vida personal, pero también debemos pensar en maneras de brindar mejor apoyo a las mujeres de mediana edad a fin de que puedan mantener una vida laboral activa, dados los evidentes beneficios cognitivos”.

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