Los consultorios médicos y los hospitales se están colmando de pacientes con fiebre, tos y estornudos, mientras Estados Unidos se enfrenta a una ola de enfermedades invernales. Entre tanto, es difícil encontrar algunos de los medicamentos que se usan para tratar los microbios en circulación.
Por ejemplo, un pico de gripe que surgió antes de lo anticipado está causando escasez de oseltamivir (Tamiflu) en algunas áreas, un medicamento antiviral que puede ayudar a evitar que un caso leve de gripe se convierta en algo más grave. Prácticamente todos los estados del país están reportando altos niveles de gripe en estos momentos y, hasta ahora, al menos 150,000 personas han ingresado al hospital por la enfermedad, la cantidad más alta que se ha visto en esta época del año en una década, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).

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Al mismo tiempo, las farmacias tienen poca cantidad de ciertos antibióticos —entre ellos, amoxicilina para pacientes pediátricos— que se utilizan para tratar complicaciones bacterianas (infección de oídos, neumonía) que pueden surgir después de una infección viral. Y en algunas regiones, las tiendas no pueden mantener el abastecimiento de analgésicos comunes.
La lista no termina allí. La existencia de muchos fármacos, desde Adderall hasta lidocaína y medicamentos comunes para la diabetes, son limitadas. Lo mismo sucede con fármacos que se utilizan en la anestesia y los líquidos que se emplean en los sueros intravenosos.
“Las faltas abarcan una gran variedad de cosas, desde lo que es bueno tener hasta lo que es absolutamente necesario”, dice la Dra. Megan Ranney, médica de emergencias y decana adjunta de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Brown.
La escasez de fármacos no es algo nuevo
Los pacientes tal vez la sientan ahora, pero la falta de fármacos no es algo nuevo, explica Stephen W. Schondelmeyer, profesor en la Facultad de Farmacia de la Universidad de Minnesota y coinvestigador principal del proyecto Resilient Drug Supply Project del CIDRAP (Center for Infectious Disease Research and Policy) de esa facultad. Y agrega que, en cualquier momento dado, en Estados Unidos hay entre 150 y 200 medicamentos que no están disponibles. “Por un lado, eso parece un número bastante pequeño”, dice Schondelmeyer. “Pero para los consumidores individuales, puede serlo todo”.
Estas faltas pueden ocurrir por varias razones, que abarcan desde una gran demanda —como lo que estamos viendo ahora con la escasez de amoxicilina y medicamentos indispensables en el botiquín de invierno— hasta problemas de suministro, si una planta manufacturera cierra o tiene problemas de contaminación. Otro motivo: la producción de algunos medicamentos se vuelve muy costosa para los fabricantes, dice Ranney, “y el resultado es que se perjudica el paciente”.