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5 años después, los adultos mayores siguen siendo los más afectados por COVID 

El virus ha matado a más de 1.2 millones de personas en el país. Aproximadamente el 94% de ellas tenían 50 años o más.


Cathy Lydon Mesa
Cathy Lydon Mesa, sobreviviente de Covid prolongado.
Frankie Alduino

Catherine Lydon Mesa recuerda haberse sentido como si la hubiera golpeado un tren un sábado por la noche en septiembre del 2022.

"Estaba temblando tanto de fiebre que tenía que ponerme la mano debajo de la barbilla para evitar que los dientes me castañetearan tan fuerte", recuerda Mesa, quien ahora tiene 61 años.

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Durante los días siguientes, le costaba mucho respirar, sufría terribles dolores de cabeza y estaba tan débil que tenía que arrastrarse desde su cama hasta el baño.

"No podía ni ponerme de pie", dice Mesa, quien vive en Queens, Nueva York. Sentarse en su cama para comer un tazón de sopa la agotaba.

El diagnóstico: COVID-19, una enfermedad que había logrado evitar durante casi dos años desde que comenzó a propagarse en EE.UU. a principios del 2020. Debido a un problema de salud subyacente (a Mesa le diagnosticaron encefalomielitis miálgica/síndrome de fatiga crónica o EM/SFC cuando tenía 20 años), hizo lo que pudo para reducir sus riesgos de infectarse de coronavirus. Estaba vacunada, se había puesto las dosis de refuerzo y usaba una mascarilla en público.

Aun así, el virus finalmente la encontró y provocó que enfermara de gravedad, tal como lo ha hecho con millones de adultos mayores.

Han pasado cinco años desde que la COVID-19 llegó a EE.UU., y en ese tiempo, los adultos de 50 años o más han representado aproximadamente el 94% de los más de 1.2 millones de muertes en el país. Y aunque las hospitalizaciones son ahora más bajas que al principio de la pandemia, la enfermedad sigue enviando a miles al hospital semanalmente, y la gran mayoría son personas mayores, según muestran los datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).

 ¿Por qué COVID afecta tanto a los adultos mayores?

Los cambios biológicos que se producen con la edad son uno de los principales motivos por los que los adultos mayores han sufrido —y continúan sufriendo— las peores consecuencias de esta enfermedad.

Cuando eres mayor, el sistema inmunitario no puede combatir a los invasores externos como cuando eras más joven, explica la Dra. Emily Landon, directora médica ejecutiva de Prevención y Control de Infecciones y profesora adjunta de Medicina en el Centro Médico de la Universidad de Chicago. "Y a medida que envejecemos, nuestro cuerpo no es tan rápido ni tan bueno para reconocer cuando algo anda mal". 

Además, las personas mayores tienen más probabilidades de tener problemas de salud subyacentes, como enfermedades cardíacas o pulmonares. Y cuando te enfrentas a una infección, "esos problemas médicos te ponen en desventaja", dice Landon. Se estima que el 85% de las personas en el país de 65 años o más tienen al menos una enfermedad crónica, sugieren las investigaciones, y más de la mitad tienen dos.

Un estudio (en inglés) del 2021 dirigido por investigadores federales descubrió que la diabetes y la obesidad estaban entre los principales factores de riesgo de muerte por COVID-19. Se estima que 1 de cada 3 adultos de 65 años o más en EE.UU. tiene diabetes, y más del 40% de los adultos de 60 años o más sufren de obesidad.

 'Teníamos muchísimos pacientes'

El Dr. Anthony W. Okolo estaba realizando su segundo año de residencia médica en el Bronx a principios del 2020. "Recuerdo cuando empezamos a escuchar mucho sobre COVID. La información llegaba en oleadas de intensidad; esa es la mejor manera en que puedo describirlo", dice Okolo, quien ahora es médico de asistencia hospitalaria y geriatra en el Hospital del Condado de Kings, en Brooklyn, Nueva York.

Al principio, recuerda haber oído hablar sobre el brote en el extranjero; luego el virus llegó a EE.UU. "Y luego el hospital se convirtió en un centro de tratamiento contra la COVID", explica. Las camas estaban llenas de pacientes, y muchos de ellos eran personas mayores.

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En Chicago ocurría algo similar. "Teníamos muchísimos pacientes", afirma Landon. "Llegó un momento en que casi el 50% de nuestro hospital estaba ocupado solo por pacientes con COVID. Es decir, fue algo increíble".

A mediados de abril del 2020, aproximadamente un mes después de que comenzaron los confinamientos, la tasa de hospitalizaciones entre los adultos de 65 años o más era de 30.7 por cada 100,000 personas, según los datos de los CDC (en inglés). Entre los adultos menores de 50 años, la tasa era mucho más baja: 5.1 por cada 100,000.

"No teníamos ninguna inmunidad natural en absoluto", dice Landon sobre el coronavirus en el 2020. Eso ha cambiado con el desarrollo de las vacunas y con las infecciones continuas. Aun así, el virus continúa acechando a los adultos mayores.

A principios de enero del 2025, la tasa de hospitalizaciones por COVID-19 entre los adultos menores de 50 años era de 1.0 por cada 100,000 personas; entre los individuos de 65 años o más, era de 18.3.

Efectos persistentes de la COVID

La infección inicial no es lo único que afecta de manera desproporcionada a la población mayor. "Algunas investigaciones sugieren que la COVID-19 tiene más probabilidades de persistir en las personas mayores. Esto puede provocar síntomas nuevos o persistentes, un fenómeno conocido como COVID prolongada".

Un estudio de los CDC determinó que 1 de cada 4 adultos de 65 años o más ha desarrollado al menos un problema de salud a largo plazo como resultado de la COVID-19. Otro estudio a gran escala publicado en la revista BMJ descubrió que casi 1 de cada 3 adultos mayores de 65 años buscó atención médica por síntomas nuevos o persistentes de COVID semanas después de su enfermedad inicial.

Mesa, la residente de Queens que contrajo COVID en el 2022, es uno de ellos. Aproximadamente un mes después de enfermarse de COVID-19, fue a ver a su médico por una tos persistente y un agotamiento prolongado. Su médico sospechaba que era COVID prolongada, pero quería darle un poco más de tiempo para ver si los síntomas desaparecían. A veces, a las personas con enfermedades subyacentes les toma más tiempo volver a la normalidad, le dijeron a Mesa.

Mesa en un momento de descanso en su dormitorio.
Frankie Alduino

Esperaba que para el cuarto mes, se sentiría mejor. "Eso no es lo que pasó", dice Mesa, quien fue diagnosticada con COVID prolongada y ahora es defensora de pacientes para la Long COVID Alliance.

Más de dos años después de contraer COVID-19, todavía sufre (en inglés) los efectos de la enfermedad. Tareas cotidianas como ducharse y conducir pueden ser agotadoras. Si sale a cenar con amigos, se siente agotada durante los siguientes dos días. Si sube escaleras, "los ataques de tos vuelven a aparecer", explica Mesa.

Ha notado que sus síntomas de COVID prolongada han mejorado con medicamentos, terapias y cambios en su rutina, pero aún no ha vuelto a ser la misma que era antes de la pandemia. Sin embargo, dice que se siente "más que afortunada" e intenta concentrarse en lo que puede hacer en lugar de lo que no puede.

"También siento una gratitud inmensa, ya que, a pesar de estar tan enferma, sobreviví por alguna razón", dice Mesa.

Los próximos 5 años de COVID

Vivir con COVID prolongada

Millones de personas padecen COVID persistente, y muchas de ellas son adultos mayores. Algunos de los síntomas más comunes que experimentan los adultos mayores son:

  • Cansancio extremo o falta de energía (fatiga)
  • Dificultad para respirar o falta de aire
  • Tos
  • Dolor y debilidad en las articulaciones
  • Hipertensión arterial
  • Cambios en el olfato o el gusto
  • Dificultad para pensar, concentrarse y recordar (niebla mental)

Fuente: Instituto Nacional sobre el Envejecimiento

Hoy en día, estamos más equipados para interrumpir la destrucción causada por COVID, en gran parte gracias a los avances científicos de los últimos cinco años. Las vacunas desarrolladas a una velocidad récord ayudan a prevenir que las infecciones leves se vuelvan graves. Un informe del Commonwealth Fund descubrió que las vacunas evitaron 18.5 millones de hospitalizaciones adicionales y 3.2 millones de muertes adicionales solo entre diciembre del 2020 y noviembre del 2022.

Las pruebas caseras que pueden detectar infecciones y los tratamientos antivirales recetados para tratarlas también han ayudado a cambiar el rumbo de la pandemia. "Los medicamentos contra la COVID que existen en la actualidad son realmente buenos, pero si no sabes si tienes COVID, entonces no puedes obtener el medicamento", dice Landon, quien destaca la importancia de los kits de prueba de hisopado nasal.

Sin embargo, dado que la COVID está aquí para quedarse, hay más trabajo por hacer en nuestra lucha continua contra el virus. Muchos médicos e investigadores dicen que la aceptación de la vacuna es clave para nuestro éxito continuo. Aproximadamente el 23% de la población adulta de EE.UU. recibió la vacuna contra la COVID-19 de la temporada 2024-2025, según los datos de los CDC. El porcentaje es mayor entre los adultos mayores, pero no por mucho: aproximadamente el 25% de los beneficiarios de Medicare estaban vacunados contra la COVID en noviembre del 2024, según datos federales.

"Creo que hemos bajado un poco la guardia dado que recordamos claramente cómo fue la pandemia y ahora ya no escuchamos sirenas sonando a todas horas del día", dice la Dra. Amanda K. Johnson, vicepresidenta adjunta sénior de Modelos de Atención Médica en la Oficina de Atención Ambulatoria y Salud de la Población de NYC Health + Hospitals. "Pero vacunarte es importante para ti, y es importante para tus seres queridos".

Es posible que en los próximos años veamos una vacuna combinada contra la gripe y la COVID-19, lo que, según los expertos en salud pública, podría ayudar a aumentar las tasas de vacunación. "Para algunas personas, es una u otra. No quieren aplicarse las dos", afirma Johnson.

Avanzar en los tratamientos contra la COVID prolongada es otro objetivo de los investigadores en los próximos años. "No existe una base de investigación que nos diga exactamente cómo tratar y controlar esta enfermedad todavía, y por eso espero que ahora que hemos salido de la fase de respuesta de emergencia, no perdamos de vista a los millones de personas en el país que todavía están sufriendo y viviendo con COVID prolongada", dice Johnson.

Mesa agrega: "Pienso que cualquier cosa que alguien pueda hacer, sin importar cuán grande o cuán pequeña, es un paso en la dirección correcta para ayudar a la comunidad [que sufre de COVID prolongada] en general". 

Quizá parezca que la pandemia ya quedó atrás, pero los expertos en salud pública no han dejado que quede olvidada en el pasado. En la actualidad están aprendiendo de nuestras experiencias con la COVID y se están preparando para futuros brotes —ya sea de coronavirus o de un patógeno completamente nuevo—, y lo seguirán haciendo en los años venideros.

"Es tan difícil imaginar que ya han pasado cinco años desde el comienzo de la pandemia, pero espero que la gente tenga en cuenta que eventos como este han ocurrido antes, y es posible que puedan suceder de nuevo durante nuestras vidas", dice Johnson.

Okolo añade: "No sabemos qué ocurrirá en el futuro. No sabemos si alguna vez tendremos otra pandemia de esa magnitud, pero creo que lo que podemos aprender de COVID en tiempo real es la importancia de establecer protocolos y guías en caso de que un incidente de este tipo vuelva a suceder". 

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