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¿El alcohol podría estar aumentando tu depresión?

La ansiedad y la depresión se dan con más frecuencia entre las personas que tienen el hábito de beber mucho.

spinner image Ilustración de una persona dentro de una botella que flota en el agua
MALTE MUELLER / GETTY IMAGES

Al reunirme para cenar con mis amigos recién jubilados a lo largo de varios meses, comencé a notar que la hora de los cócteles cada vez comenzaba más temprano y se volvía más indulgente. A las bebidas anteriores a la cena le seguía el vino con la comida, y luego unos tragos después de cenar.

Durante esos mismos meses, observé que mi amiga iba cayendo en espiral y pasaba de episodios infrecuentes de estar “triste” a estados de “decaimiento” más serios y persistentes. “Necesito ayuda”, me confesó un día durante el almuerzo. “No puedo quitarme esto de encima. Estoy deprimida”.

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La conexión entre el alcohol y la depresión

No es infrecuente que el desánimo acompañe al consumo excesivo de alcohol. En realidad, las investigaciones revelan que la ansiedad y los trastornos del estado de ánimo con frecuencia coexisten con el trastorno por consumo de alcohol, y la depresión es la alteración más común del ánimo.

De hecho, entre las personas con un trastorno depresivo grave, la concurrencia del trastorno por consumo de alcohol varía entre el 27 y el 40% durante la vida, según el Instituto Nacional sobre el Abuso de Alcohol y el Alcoholismo (NIAAA).

¿Qué es el trastorno por consumo de alcohol?

El trastorno por consumo de alcohol es un trastorno que “se caracteriza por la disminución de la capacidad para detener o controlar el consumo de alcohol a pesar de las consecuencias negativas en el ámbito social, ocupacional y de la salud”, según el Instituto Nacional sobre el Abuso de Alcohol y el Alcoholismo (NIAAA). Puede ser leve, moderado o grave. Los atracones de alcohol y el consumo intenso de alcohol pueden aumentar el riesgo del trastorno por consumo de alcohol.

Fuente: NIAAA

Pero ¿cuál surge primero?

No hay acuerdo entre los expertos que estudian el tema. Para algunos, la depresión surge primero y la bebida se convierte en una forma de automedicación. Para otros, el hecho de beber es lo que desencadena la depresión.

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Cualquiera sea el caso, el Dr. Patrick Fehling, psiquiatra especializado en adicción en el Centro de Dependencia, Adicción y Rehabilitación de UCHealth en Aurora, Colorado, opina que “el verdadero problema es la bebida”. Y las investigaciones sugieren que cuanto más bebe una persona, más propensa es a sumirse en la depresión.

La bebida, dice Fehling, “empuja hacia abajo” nuestro estado de ánimo. Entonces, las personas “caen en una suerte de círculo vicioso” de beber y deprimirse, y ambos problemas se retroalimentan. 

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Cuando el alcohol llega al cerebro, desencadena una serie de cambios, entre ellos la liberación de los neurotransmisores que generan bienestar. Es por eso que, en un inicio, el alcohol puede hacer que el cerebro experimente un alivio de la angustia o el sufrimiento. Pero “el efecto de rebote es que en realidad puede exacerbar” los estados emocionales negativos, dice Amy Goodwin, consejera sobre adicción de UCHealth en Steamboat Springs, Colorado.

El efecto completo de beber demasiado llega alrededor de 72 hora después de que el alcohol ha sido eliminado del flujo sanguíneo. Ahí es cuando los síntomas de abstinencia —mayor ansiedad, irritabilidad, inquietud, agitación y problemas para dormir, entre otros— alcanzan su punto máximo. 

El consumo de alcohol se dispara durante la pandemia de COVID

Algo que no ayuda es el hecho de que, en los últimos años, el consumo intenso de bebidas alcohólicas aumentó, debido en gran parte a la pandemia de coronavirus.

Cuando comenzó la pandemia —que trajo en forma conjunta dos factores estresantes: enfermedad e incertidumbre—, muchas personas experimentaron un estrés extremo e instantáneo. Y muchos de quienes habían sido “bebedores sociales” comenzaron a beber más para hacer frente a la situación. De hecho, un informe (en inglés) dirigido por investigadores de Harvard afiliados con el Massachusetts General Hospital halló que el consumo excesivo de alcohol en Estados Unidos aumentó un 21% durante la pandemia de COVID-19.

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Otra encuesta separada (en inglés) que se publicó en el International Journal of Environmental Research and Public Health halló que casi la mitad de las personas que reportaron un aumento en el consumo de alcohol durante la pandemia dijeron que bebieron más a causa del estrés. Otros motivos del aumento en el consumo fueron el aburrimiento y la disponibilidad de bebidas alcohólicas.

En su informe, los investigadores de Harvard estiman que este aumento en el consumo de alcohol durante más de un año podría causar un aumento considerable en las muertes relacionadas con el alcohol para el 2040, con alrededor de 8,000 muertes adicionales por problemas hepáticos relacionados con el alcohol, 18,700 casos de insuficiencia hepática y 1,000 casos de cáncer de hígado. A un plazo más corto, y sin intervención para modificar los hábitos de consumo de alcohol, los investigadores anticipan que entre el 2020 y el 2023 habrá 100 muertes adicionales y 2,800 casos adicionales de insuficiencia hepática. 

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AARP / GETTY IMAGES

¿Cuánto es demasiado?  

Para reducir el riesgo de daños relacionados con el consumo de alcohol, la Guía Alimentaria para Estadounidenses, 2020-2025 (en inglés) define el consumo moderado de alcohol como:

  • No más de dos bebidas por día para los hombres los días que consumen alcohol
  • No más de una bebida por día para las mujeres los días que consumen alcohol

La Guía advierte que los siguientes grupos de personas mayores de 60 años no deben beber en absoluto:

  • Quienes toman medicamentos que interactúan con el alcohol
  • Todo aquel que tenga un trastorno médico que puede empeorar con el alcohol
  • Quien esté recuperándose del trastorno por consumo de alcohol o no pueda controlar el consumo
  • Quien tenga planes de conducir un vehículo u operar alguna maquinaria

La Guía también advierte que, si no consumes bebidas alcohólicas, no comiences a beber.

4 consejos para beber menos

Reducir el consumo de alcohol a un nivel “seguro” —definido por las Guías Alimentarias para Estadounidenses como no más de dos bebidas por día para los hombres y no más de una para las mujeres— es algo que a menudo, por medio de la “autorregulación”, pueden lograr quienes bebían en forma leve o moderada, pero cayeron en el exceso durante la pandemia, dice Goodwin.

Estos son algunos consejos para hacerlo.

  1. Establece tu objetivo. Define cuál sería una relación saludable con el alcohol.
  2. Haz un análisis. Este paso es donde Goodwin y Fehling destacan que debes saber cuánto bebes y registrar el consumo con precisión, anotando cada bebida que consumes. La negación es algo generalizado y evita que los pacientes avancen. Los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) tienen una herramienta de seguimiento que puedes descargar (en inglés) para ayudarte a llevar el registro de lo que bebes.
  3. Decide cuál es el motivo por el que deseas modificar tus hábitos de consumo de alcohol. Haz una lista de las cosas por las que deseas beber menos, como “mejorar la salud”, “ponerme en buen estado físico”, “pasar más tiempo con mis seres queridos” o “ahorrar dinero”.
  4. Elabora un plan de acción. Esto puede incluir evitar los viejos desencadenantes que te iniciaron en la bebida: personas, lugares, hábitos y estilo de vida. Una forma de comenzar podría ser establecer días, semanas o meses en los que no bebes.

Sin embargo, para la mayoría de los bebedores con trastorno por consumo de alcohol moderado o grave, la intervención clínica —incluidos la desintoxicación y el uso de medicamentos— podría ser el único camino hacia la cura, advierte Fehling. Y la abstinencia podría ser el único camino futuro.

¿Estás preocupado por un ser querido? Fehling recomienda que los familiares y amigos de una persona que bebe mucho “sean coherentes en el mensaje” y se unan. Según cuál sea la situación, podría ser aconsejable ubicar y ponerse en contacto con un centro de tratamiento en caso de que se necesite uno en forma inmediata. Grupos de apoyo como Adult Children of Alcoholics (Hijos adultos de alcohólicos, en inglés) y Al-Anon también pueden ayudar, dice Fehling.

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