Vida Sana
Incontinencia. Tal vez no sea el trastorno más difícil con el cual vivir, pero si estás cuidando a un ser querido —padre, madre, esposo, esposa— que sufre de incontinencia urinaria o fecal, puede ser uno de los más problemáticos debido al estigma social que lo rodea.
Investigaciones de la National Health and Nutrition Examination Survey (Encuesta nacional sobre salud y nutrición) sugieren que el 62% de las mujeres en Estados Unidos viven con incontinencia urinaria, y a pesar de eso, menos de la mitad buscan tratamiento; quienes lo hacen, dejan pasar hasta un año desde la aparición de los síntomas. Los hombres esperan aún más, según un informe publicado en la revista Urology. ¿A qué se debe eso? Simplemente, sienten tanta vergüenza que no pueden mencionar el tema. Es probable que ocurra lo mismo con los adultos del país que sufren de incontinencia fecal, entre el 7 y el 15%, pero es imposible saberlo con certeza porque muchos nunca hablan del problema.
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“La incontinencia involucra actos privados e íntimos de cómo vivimos, y muchas personas sienten mucha vergüenza por la pérdida de control”, explica la Dra. Rotimi Nettey, profesora adjunta de Urología en la Facultad de Medicina de Baylor. ¿Cómo puedes ayudar a alguien que se avergüenza tanto del problema que no lo admite? Una buena manera de comenzar es decirle que hay muchísimas personas en la misma situación.
Higiene 101
“Un problema primordial con la incontinencia urinaria y fecal es la higiene”, dice Amy Goyer, experta de AARP en cuidados familiares. “Es esencial mantener la piel limpia y evitar llagas e infecciones”. Cosas para tener en cuenta al ayudar a un ser querido en el aseo:
- Coloca las almohadillas y la ropa interior absorbente bien junto al cuerpo para evitar filtraciones.
- Limpia siempre el área de adelante hacia atrás.
- Si usas un bidet, asegúrate de que el agua fluya en la dirección correcta (nuevamente, de adelante hacia atrás).
- Cambia las almohadillas con frecuencia en el caso de incontinencia urinaria e inmediatamente en el caso de incontinencia fecal.
- Usa limpiadores y toallitas suaves y humectantes hechas para la incontinencia, como Aloe Vesta Perineal/Skin Cleanser, Peri-Fresh y No-Rinse Peri-Wash; evita los productos con perfume.
- Aplica cremas protectoras, como Lantiseptic, Thera Calazinc Body Shield o Calmoseptine para evitar que la piel se irrite o se abra. Si se forman llagas, consulta a un profesional del cuidado de la salud para evitar infecciones.
“La incontinencia no solo es excepcionalmente común, sino que hay buenas opciones de tratamiento, dependiendo del motivo específico que la causa”, dice el Dr. Gregory Amend, profesor adjunto de Urología en la Facultad de Medicina Icahn en Mount Sinai. “Es algo que se interpreta erróneamente como una parte aceptada del proceso de envejecimiento, porque puede asociarse con muchos factores que se ven comúnmente tanto en hombres como en mujeres a medida que envejecemos. El resultado es que confundimos el hecho de que, si bien la incontinencia es algo común, no se considera algo normal o que deba esperarse”, dice. Además, hay muchos productos de venta libre para ayudar a que tu ser querido viva con ese trastorno, y no a pesar de él.
Cuándo buscar la ayuda de un médico
En términos simples, la incontinencia es la pérdida de control de la vejiga o el intestino. Una vez que te das cuenta de que tu ser querido tiene ese problema y ves que los síntomas comienzan a interferir con su calidad de vida —particularmente en el ámbito social o sexual—, es hora de consultar al médico. La incontinencia puede ser una señal de un trastorno médico más grave. “Debes consultar a un especialista cuando el impacto psicosocial de la incontinencia se vuelve una carga molesta, o si el problema está asociado con sangre en la orina, infecciones de las vías urinarias, la eliminación de cálculos renales, problemas para orinar o cambios en los análisis de sangre de rutina que evalúan la función renal”, dice Amend.
Cómo manejar la incontinencia
Una vez que has descartado un problema médico, hay muchos ajustes de conducta y estilo de vida que son muy útiles para ayudar a manejar este trastorno. Entre ellos se cuentan:
Evitar alimentos irritantes. Es importante saber qué es lo que está desencadenando las idas súbitas al baño. Algunos causantes son obvios (café, té, bebidas gaseosas) y otros no lo son tanto (chocolate, vino, edulcorantes artificiales). Alienta a tu ser querido a que lleve un diario durante varios días para identificar las posibles pautas. ¿Va corriendo al baño cada vez que bebe una bebida gaseosa dietética? ¿Tiene un accidente después de beber jugo de naranja a la mañana? Una vez que se identifican los culpables, prueba a eliminarlos y ver si hay alguna diferencia. Puedes descargar este diario (en inglés) de la National Association for Continence (NAFC).
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