Vida Sana
Stacy Davenport dice que empezó a preocuparse por su futuro poco antes de cumplir los 60 años.
“Entré en pánico, y hablé con una amiga de por qué la idea de cumplir 60 me producía ansiedad”, señala. “Si me enfermo, no tengo a nadie que me cuide”.
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Al año siguiente, en el 2018, tuve dos derrames cerebrales leves que “me hicieron ver que sería mejor poner mis asuntos en orden”.
Davenport, una consejera personal de Austin, Texas, que no tiene pareja ni hijos, forma parte del 12% de la población de 50 años o más que vive sola. Estas personas que envejecen solas pueden ser viudas, divorciadas o nunca haberse casado.
Ahora, a los 65 años, Davenport explica que los problemas de salud la obligaron a actuar en vez de limitarse a pensar en el porvenir. Nombró albacea y beneficiaria a una sobrina de Florida, le otorgó un poder notarial para su atención médica y la agregó a su cuenta bancaria.
“Mis amigos tienen familia. Están casados. Tienen hijos”, dice Davenport sobre sus amigos de Austin y las comunidades vecinas. Si bien la llevaron al supermercado y a las citas médicas después de sufrir los derrames cerebrales, conoce bien los inconvenientes que conlleva depender de amigos que tienen otras obligaciones.
Más adultos solos necesitan apoyo
Sin embargo, los adultos que envejecen solos son un grupo cada vez más numeroso, pues hay más personas que nunca se han casado, que no tienen pareja y que no tienen hijos. Además, los adultos que tienen hijos en realidad pueden estar solos si sus hijos adultos viven lejos, si tienen un hijo discapacitado que no puede cuidar de ellos o si están distanciados, por lo que hay más adultos mayores que buscan apoyo en otros lugares. Prepararse para las siguientes etapas de la vida significa hacer frente a cuestiones como las finanzas y la planificación patrimonial, la atención médica y las futuras necesidades de vivienda, así como anticiparse al deterioro de la salud y dejar instrucciones para el final de la vida. Los expertos recomiendan que las personas que envejecen solas y que han superado el aislamiento de la pandemia consideren ampliar sus círculos sociales y entablar amistades con personas más jóvenes para disipar los temores sobre su futuro.
La población cada vez más diversa de este país también repercute en el envejecimiento solitario.
“Los miembros de la comunidad LGBTQ tienen más probabilidades de envejecer solos y no tener hijos”, señala el geriatra Ashwin Kotwal, que tiene un consultorio clínico en el centro médico del VA en San Francisco y es profesor adjunto de Medicina en University of California, San Francisco.
Según Kotwal, la prevalencia de las personas que envejecen solas parece ser menor entre las comunidades hispana, negra y asiática, que tradicionalmente han dependido más de los familiares.
“Algunas de las comunidades no blancas son más propensas a compartir el hogar con otros familiares. Es un poco menos probable que envejezcan solos”, señala.
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