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5 pasos para nuevos cuidadores familiares

Sigue estos consejos para facilitar la transición al cuidado de tu ser querido.


spinner image Una mujer mayor y su hija adulta se abrazan
MOMO PRODUCTIONS/GETTY IMAGES

Cuidar a un familiar o amigo cercano que está envejeciendo o está enfermo es una de las funciones más importantes que puedes desempeñar en esa relación, y una de las más complicadas.

El cuidar de un ser querido puede presentarse de repente a causa de algún accidente o el diagnóstico de alguna enfermedad, o comenzar gradualmente al llevar a la persona a hacer las compras o a ver al médico. Más tarde, te puedes ver preparándole las comidas, administrando sus finanzas o tomando tiempo del trabajo para satisfacer sus necesidades crecientes.

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Independientemente de que solo estés comenzando a anticipar alguna necesidad o de que ya estés cuidando de un familiar a tiempo completo, estos consejos, recursos y listas de chequeo pueden ayudarte a organizarte y a encontrar apoyo en tu travesía como cuidador. Recuerda tomar un paso a la vez

1. Comienza la conversación

El momento preciso para hablar sobre el futuro es este momento, así sea incómodo.

Pregúntale a tu ser querido sobre sus preferencias, valores y deseos sobre las cosas que importan, desde la salud hasta las finanzas. Si esperas hasta que suceda un accidente, una caída o un diagnóstico grave, cuando los niveles de estrés de todos estén al máximo, es posible que las opciones sean más limitadas y más difíciles de evaluar.

  • Encuentra el momento. En lugar de poner un tema difícil de repente, encuentra una buena oportunidad para comenzar la conversación (tal vez algún comentario reciente de tu ser querido o un artículo que leíste en línea). Por ejemplo: “dijiste que te están molestando los ojos. ¿Te están causando dificultad para leer o conducir?”

  • Sigue intentándolo. Para algunas personas, puede ser difícil  aceptar que necesitan ayuda. Si tu primera conversación no tiene éxito, trata de nuevo sutilmente. Si en repetidas ocasiones no te hace caso, considera hablar con otro familiar, un amigo de confianza o un médico para que hable con la persona sobre tus inquietudes.

  • No evites el tema del dinero. Suele ser la parte central de las decisiones que tomarás como cuidador. Pídele a tu ser querido respetuosamente que revise sus cuentas bancarias y su seguro médico para que sepas cuánto dinero hay disponible a fin de cubrir los posibles costos.

  • Hazle caso a los deseos de tu ser querido y respétalos. La persona que cuidas siempre debe participar en las conversaciones sobre sus necesidades y sus planes en la medida de lo posible.

  • Invita a otras personas a la conversación. Pídeles a otras personas cercanas a tu ser querido (familiares o amigos) que formen parte del proceso. Puede que surjan conflictos, pero no tengas temor de hablar sobre ellos. Es mejor hacerlo ahora que en un momento de crisis.
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2. Forma un equipo

Tratar de asumir las responsabilidades del cuidado por ti mismo puede hacer que te agotes y que presentes problemas médicos relacionados con el estrés. No lo hagas solo.

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Contacta a otras personas para formar una red de familiares, amigos y recursos comunitarios que puedan ayudarte. Y siempre recuerda tener en cuenta a tu ser querido como parte del equipo.

  • Extiende tu alcance. Los miembros del equipo que no tengan mucho tiempo libre o que no vivan cerca pueden desempeñar funciones importantes de todos modos. Tal vez puedan ayudar a pagar alguna cuenta, a proporcionar asistencia económica o a organizar las comidas. El experto en computadoras de la familia podría organizar un calendario electrónico para las tareas y las entregas de comidas.

  • Decide quién está a cargo. Es importante tener a una persona de contacto para mantener el proceso en movimiento, y asegurarse de que todos en el equipo entiendan los planes y las prioridades. En la mayoría de familias, una persona asume la función primaria por el hecho de vivir cerca, por tener una relación estrecha con la persona que recibe los cuidados o por ser del tipo de persona que le gusta hacerse cargo de las situaciones. Puedes ser tú.

  • Considera un mediador. Cuando se presenten temas difíciles o posibles desacuerdos, puede ser útil involucrar a una persona externa que sirva de moderador, como un trabajador social o consejero espiritual, para mantener al equipo centrado y que fluya la comunicación regular y productiva.

3. Prepara un plan

Ahora trabaja con tu equipo para preparar un plan, al pensar tanto en el corto plazo (como determinar quién será responsable de cada tarea) como en el largo plazo.

No puedes anticipar cada detalle o situación, pero pensar en el futuro en este momento te ayudará a responder con más rapidez y eficacia en caso de una emergencia. Esta actitud también te ayuda a asegurarte de que todos se mantengan concentrados en lo que es mejor para tu ser querido.

  • Define las funciones. Pregúntales a los miembros de tu equipo qué tareas pueden asumir. ¿Quién está disponible para ir a citas médicas? ¿Quién puede preparar las comidas algunas veces a la semana? ¿Quién puede asegurarse de que se paguen las cuentas? Si eres el cuidador primario, delegar incluso las tareas pequeñas puede marcar una gran diferencia en tu apretado horario.

  • Sé sincero contigo mismo. Piensa en lo que estás preparado para hacer. Cuidar de un ser querido puede incluir tareas íntimas, como ayudar a tu ser querido a bañarse o a usar el baño. Si no te sientes cómodo con algo, pregunta si hay otro miembro del equipo que pueda asumir esa función. Si es viable económicamente, considera contratar ayuda.

  • Ponlo por escrito. Un registro escrito asegurará que todos estén de acuerdo y evitará malentendidos. Resume y distribuye el plan por escrito, y asegúrate de que todos entiendan que evolucionará en la medida en que pase el tiempo y la condición de la persona que recibe los cuidados cambie.

  • Encuentra la mejor forma de comunicación. Puede ser una buena idea crear un grupo de correo electrónico para mantener al tanto a todos. También considera usar alguna herramienta de planificación en línea, como Lotsa Helping Hands (en inglés) para organizarte, y estar al día en cuanto a quién está encargado de cada tarea y cuándo.
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4. Cuida a tu ser querido

Este paso abarca los otros pasos anteriores, por supuesto, y la situación de cada cuidador es diferente.

Pero hay una amplia gama de recursos y herramientas que pueden facilitar tu trabajo, independientemente de que cuides a tu padre o tu madre que vive en otro estado, a tu cónyuge con una enfermedad a largo plazo, o a un hermano con demencia. Siempre que cuides de un ser querido, averigua con tiempo dónde encontrar información y ayuda.

  • Aboga por ti mismo. Avísale a los médicos que eres el cuidador primario, y que necesitas mantenerte informado sobre la condición de tu ser querido y sus tratamientos. Pide capacitación si se espera que realices procedimientos en casa, como inyectar medicamentos o cambiar vendas.

  • Mantén la seguridad de tu hogar. Si la persona que cuidas tiene dificultad para desplazarse, o problemas de visión o audición, algunos simples cambios pueden hacer el hogar menos peligroso. Considera instalar cosas como sillas ajustables para la ducha, barras de agarre, pasamanos y luces nocturnas.

  • Mantente organizado. Los cuidadores necesitan darle seguimiento a mucha información (teléfonos de emergencia, expedientes médicos, recetas médicas, etc.). Puede ser abrumador. Hay aplicaciones para cuidadores, como CareZone y Medisafe (en inglés) que pueden ayudar a mantenerte organizado con las citas, las horas de los medicamentos y otra información clave.
Saber es poder: Consejos para cuidar de alguien con demencia

5. Cuídate a ti mismo

A quienes cuidan de un ser querido se les olvida con facilidad atender sus propias necesidades, y es por esto que a menudo presentan niveles altos de estrés, depresión y otros problemas médicos.

No descuides el ejercicio, la alimentación sana y el sueño, y saca tiempo para realizar las actividades que disfrutes. Necesitarás mantener un buen nivel de energía y estar bien para cuidar a otras personas.

  • Entiende los costos relacionados con el cuido de un ser querido. Es posible que tengas que sacar tiempo del trabajo, reducir las horas de trabajo, rechazar ascensos, y pagar por cosas como las compras y los medicamentos de tu ser querido. Trata de calcular esos costos cuando hagas el presupuesto familiar.

  • Determina si tu lugar de trabajo es flexible. Puede que tu empleador acepte ajustar tu horario o que puedas trabajar desde tu hogar algunos días para poder desempeñar las tareas relacionadas con el cuidado. Si necesitas más tiempo libre, averigua si la Family and Medical Leave Act (Ley de Licencia Familiar y Médica) cubre tu lugar de trabajo. Los empleados que cumplan los requisitos pueden tomarse hasta 12 semanas de licencia no remunerada por año para desempeñar sus deberes relacionados con el cuidado.

  • Tómate un descanso. Algunas veces los cuidadores se sienten culpables por tomarse tiempo para divertirse. Encuentra maneras de reducir el estrés y pasarla bien. Muchos cuidadores recurren al yoga o a la meditación, o planean una salida semanal para ver una película con sus amigos. Piensa qué actividades te parecen relajantes o estimulantes, y ponlas en tu lista de cosas por hacer.

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