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Conjunto mariachi LGBTQ derriba los estereotipos

El Mariachi Arcoiris de Los Ángeles proporciona un espacio seguro para los artistas y brinda experiencias que rompen barreras para el público.


spinner image Foto grupal del Mariachi Arcoiris
Integrante del Mariachi Arcoiris de Los Ángeles de izquierda a derecha: Edwin Martínez (violín/voz), Leandro Orozco (vihuela/voz), Saulo García (guitarrón), Carlos Samaniego (violín/voz), Raúl Barillas (violín), Lorena Rodríguez (guitarra/voz), y Valentín Tril Jr. ( guitarra/voz). En la foto no aparecen Natalia Meléndez (violín/voz) y Brian Espinoza (trompeta).
Cassidy Araiza

La tradición mariachi

  • Originario de la región occidental de México, el mariachi —y el estrechamente vinculado género de música ranchera— se considera un símbolo de la música y la cultura mexicanas. Desde sus raíces como artistas de géneros musicales regionales rurales, a partir de la década de 1930, los mariachis acompañaron cada vez más a los vocalistas principales: las estrellas típicamente muy viriles de la radio y el cine, desde Jorge Negrete y Pedro Infante hasta Vicente Fernández.
  • La ranchera también tenía una serie de estrellas femeninas, en particular Lola Beltrán, Amalia Mendoza y Lucha Villa. Sin embargo, fue Chavela Vargas en los años cincuenta y sesenta quien desafió la convención al identificarse de manera explícita como homosexual, vestirse como un hombre, y cantar en su estilo muy masculino pero único que la convertiría en una figura legendaria.
  • Durante la década de 1970, irrumpe en escena Juan Gabriel, un cantante y compositor prodigiosamente dotado que grabó muchas rancheras clásicas mientras que adoptó abiertamente una actitud más ambigua en el escenario.
  • La era digital ha convertido la ranchera en un fenómeno global, y se forman conjuntos de mariachi en el mundo entero.
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AARP

spinner image Natalia Melendez
Natalia Meléndez toca el violín y canta para el Mariachi Arcoiris.
Cortesía de Mariachi Arcoiris de Los Ángeles

Nota de redacción: Carlos Samaniego, de 41 años, fundó el Mariachi Arcoiris de Los Ángeles en el 2014 con el propósito de combatir la discriminación y proporcionar un “espacio seguro” para la interpretación, tanto para él como para otros músicos mariachi LGBTQ. Su amiga Natalia Melendez, de 42 años, es la vocalista principal del conjunto y la primera mujer transgénero mariachi del mundo.

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Para Samaniego, un cantante y violinista con formación clásica, el momento crucial que lo llevó a crear un conjunto mariachi LGBTQ se produjo después de años de ser humillado por ser homosexual mientras tocaba con otros grupos. “¿Qué tiene que ver ser gay con la música?”, subrayó. En el caso de Melendez, fue un año de introspección y oración lo que le permitió decidirse finalmente a hacer la transición. “Tan pronto como pasé mi año de estar con Dios, sentí una emoción incomparable. Tenía a Dios de mi parte, tenía a mi familia a mi lado, fue un momento hermoso para mí”.

Juntos, estos músicos de ascendencia mexicana están abriendo nuevos caminos en un género musical tradicionalmente machista, tanto así que una entrevista grabada con el grupo se archivó en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos. Esta es su historia.

¿Qué te hizo interesarte por la música mariachi en primer lugar?

Carlos Samaniego: Mi abuelo fue músico mariachi en Sonora, México, y mi padre fue músico también, interpretando rock ‘n’ roll de los años 60 en México. Mi padre aún toca la guitarra en su iglesia. Crecí cantando cuando era pequeño; es algo que he hecho toda mi vida. Siempre me ha gustado.

Natalia Melendez: Vengo de una familia musical y me introdujeron a esta música a una edad muy temprana. Siempre había música en vivo a mi alrededor. La primera vez que escuché un mariachi fue en una fiesta familiar cuando tenía alrededor de siete u ocho años, y me encantó de inmediato. No puedo explicar por qué, pero fue una reacción emocional. Las trompetas fueron lo primero que me llamó la atención, y me conmovió la intensidad emocional de los violines... sentí una fuerte conexión. Había una señora alta llamada Laura Sobrino que terminó siendo mi profesora de música. Además de cantar, también toco el violín.

Natalia, ¿estaba muy presente la herencia mexicana en tu vida familiar?

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NM: Mis abuelos son de León, Guanajuato, y mis padres nacieron en Estados Unidos. El español es mi segundo idioma, así que tuve que aprenderlo por mi cuenta cuando empecé a cantar. Era difícil, porque crecí en un ambiente donde la única persona que hablaba español era mi abuela.

¿Hay alguna ranchera específica que se convirtió en tu favorita desde el principio?

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CS: “Me nace del corazón”, escrita por Juan Gabriel, tal como la interpretó Rocío Dúrcal. Nos cansamos de tocar algunas canciones, pero nunca me cansaré de esa. En realidad, es un huapango, no una ranchera, pero me encanta cuando lo interpreta un mariachi.

NM: Al principio, no podía distinguir una ranchera de un bolero, no sabía nada. Lo único que sabía era que me encantaba la música mariachi. En retrospectiva, es un cliché decir que me gustan todas las rancheras, pero en realidad es cierto.

La música mariachi está sumida en el machismo, más aún que otros géneros latinos. ¿Cómo fue crecer con esos estereotipos?

NM: Pues es muy cierto que me rodeaban. Durante mi niñez, se esperaba que actuara como un varón, y yo definitivamente no era esa persona. Sobresalía. En realidad, no me importaba lo que pensaran los demás, pero era confuso para alguien tan joven crecer en una cultura tan machista. Cuando crecí y fui parte de otros conjuntos mariachi, encaré mucha discriminación tanto por parte del público como de músicos intolerantes. Era una situación difícil, pero la usé para inspirarme. Lo único que podía hacer era dejar que mi música hablara por sí misma. Me dediqué tan solo a cantar y tocar mejor que mis compañeros músicos, de modo que se callaran y dejaran de llamarme maricón entre dientes.

CS: Desde el momento en que salí del clóset, he tenido que lidiar con esos estereotipos, y soy el tipo de persona que necesita que la traten de manera justa. No tolero bien la injusticia. Tal como lo dijo Natalia, ese tipo de discriminación pone de manifiesto la razón de ser del Mariachi Arcoiris para combatir ese machismo, esa masculinidad tóxica. Proporcionamos un refugio tanto para los músicos como para el público. En la edad de oro del cine mexicano, siempre veías al hombre que le daba serenatas a una mujer dócil. Hay hombres gais que tal vez hubieran querido que les dieran serenatas y pensaron que nunca les iba a suceder eso en su vida. Sin embargo, ahora les damos serenatas a los hombres. Tenemos la oportunidad de brindar esa experiencia a nuestro público. A fin de cuentas, la visibilidad engendra la normalidad.

Natalia, ¿puedes describir tu experiencia de transición?

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NM: Fue algo muy liberador. Recibir mi licencia de conducir en el correo marcó un nuevo comienzo para mí. Fue un camino arduo y tomó muchos años. Pero ahora soy mucho más feliz, vivo en paz conmigo misma.

¿Tuvo dificultad tu familia en aceptar tu decisión?

NM: Sí. Creo que es por eso por lo que tardé más en hacer la transición [a sus treinta y tantos años]. Trataba de armonizar ser quien soy y lidiar con mi familia machista. Tomé algún tiempo libre, pasé un año completo sola conmigo misma y el Señor —soy firme creyente en Jesucristo— y después de mucha introspección, hallé mis propias respuestas. Con el tiempo, mi familia aprendió a aceptarme.

¿Quiénes son los músicos que te inspiran, y a quién te gustaría inspirar un día?

CS: Juan Gabriel lo es todo para mí. Él era de otra generación y no podía decir de manera explícita que era gay, pero nunca lo ocultó. En la música, abarca toda la gama de temas, sentimientos y géneros. Natalia mencionó a Laura Sobrino. También fue mi profesora en una época, y la única mujer que fue integrante oficial de Mariachi Sol de México. Además, las mujeres del Mariachi Los Camperos. Son un verdadero ejemplo para mí porque rompieron barreras.

NM: Como soy una mujer transgénero, tengo una voz fuerte y profunda. Estudié a Lola Beltrán y a Rocío Dúrcal para ver cómo podía aplicar su estilo de cantar a mis propias interpretaciones. En términos de influir en los demás, si logro inspirar a cualquier persona, esa es una bendición.

CS: Una joven adolescente de Texas nos escribió en las redes sociales. Se identifica como mujer y en la actualidad está en transición. Nos dijo que Natalia es su ejemplo, y que yo soy su héroe del violín. Cuando establecí este grupo, fue en gran medida por razones egoístas. Necesitaba crear un medio de expresión para mí y para otras personas como yo. Sin embargo, el resultado ha trascendido el propósito original. Me hace comprender que tenemos una responsabilidad adicional, un cometido que estamos dispuestos a aceptar. Proporcionamos un espacio seguro para las personas que lo necesitan. Si el grupo tuviera que poner fin a su trabajo mañana —lo que no haremos, por supuesto— sabría que ya hemos logrado nuestro objetivo.

Ernesto Lechner es un colaborador que cubre temas de música, cine y cultura. Colaborador frecuente de los Premios Grammy Latino, su trabajo ha sido publicado en los diarios The Los Angeles Times Chicago Tribune, y las revistas Rolling Stone y Billboard, entre otras publicaciones principales.

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