Vida Sana
Cuando el director mexicano-estadounidense Gregory Nava estaba inmerso en la realización de El Norte, su película de 1983, nunca podría haber imaginado que este drama desgarrador sobre los migrantes centroamericanos que intentan cruzar la frontera se convertiría en un clásico y una de las representaciones más poderosas de la experiencia latina en el cine norteamericano.
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“Cuando uno hace una película, no se detiene a pensar qué pasará con ella, y después cobra vida propia”, reflexiona Nava desde su casa en Nuevo México. “El impacto que tuvo El Norte fue abrumador. Ganó premios en todo el mundo. Más importante aún, fue utilizada por la comunidad maya para presionar al Congreso y conseguir que le otorgaran estado de protección a los refugiados centroamericanos, algo que finalmente pasó en 1986”.
El Norte fue elegida en 1995 para ser preservada por el Registro Nacional de Cine de la Biblioteca del Congreso (enlace en inglés), una de 15 películas dirigidas por latinos que aparecen en la versión más reciente de la lista. Gregory Nava se anotó otra victoria en el 2021 cuando Selena (1997) se incluyó en la prestigiosa lista.
El Registro, una iniciativa que empezó en 1989 con el objetivo de salvaguardar y honrar películas significativas a un nivel cultural, histórico o estético, incluye producciones tanto de profesionales como aficionados, y documentales que salieron entre 1891 y el 2010. Un máximo de 25 títulos de directores de orígenes diversos son agregados a la lista anualmente, y la representación de la experiencia latina en el cine es una de las prioridades del momento para el Registro.
“Hacemos un esfuerzo consciente por incluir películas que reflejan la experiencia de distintas culturas, creadas por mujeres y personas de color”, explica Stephen Leggett, coordinador de los programas de la Fundación Nacional para la Conservación del Cine (enlace en inglés). “Lamentablemente, los directores latinos no tuvieron tantas oportunidades de realizar películas hasta las últimas dos décadas. La situación está mejorando. Mientras tanto, intentamos investigar la historia y encontrar esas joyas escondidas. El proceso de preservación es costoso, pero es muy importante que un país salvaguarde su patrimonio, no solo preservando las películas famosas, sino también las filmaciones caseras y documentales que nos otorgan un vistazo a una época y lugar en particular de este país”.
Elegir las películas es un proceso complejo. Primero el público envía sus sugerencias. Un consejo compuesto de 44 integrantes —archivistas, actores, directores— llevan a cabo un proceso de votación para afilar la lista. Carla Hayden, la bibliotecaria del Congreso, efectúa la selección final.
“Es muy difícil colocar películas latinas en la lista”, dice Nava. “De los 800 títulos en el Registro, son escasos los que tienen temática latina. Yo participé en el consejo, y estoy orgulloso de haberlo hecho”.
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