Vida Sana

No hay duda de que ir al gimnasio por primera vez o después de una larga ausencia puede ser intimidante. Las diferentes clases de ejercicio a menudo tienen sus camarillas, las sesiones de yoga y pilates podrían estar llenas de cuerpos esculturales, y en el área de levantamiento de pesas puede haber entusiastas del ejercicio intenso que intentan superarse unos a otros. ¿Quién no se pondría nervioso en un ambiente así?

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Pero es un error dejar que los temores te impidan aprovechar la oportunidad de estar más sano o en forma. Recuerda que, en algún momento, hubo una primera clase o entrenamiento en el gimnasio para cada usuario, así que estás en buena compañía, incluso entre los más experimentados. Recordar esto puede contribuir a aliviar tu inquietud.
¿A qué se debe la ansiedad?
Para superar la intimidación que te provoca el gimnasio, trata de identificar la causa de tu ansiedad. ¿Es porque el entorno se siente extraño y abrumador? ¿Te preocupa no saber cómo utilizar el equipo o qué hacer en una clase? ¿Tienes miedo de verte ridículo, sudoroso, fuera de forma o descoordinado? En un estudio (en inglés) publicado en el 2017 en la revista Stigma and Health, los investigadores encuestaron a 389 usuarios adultos de gimnasios con sobrepeso u obesidad y descubrieron que experimentaban estigma relacionado con el peso, como sentirse juzgados negativamente o avergonzados por su peso, en el gimnasio. Afortunadamente, esto no afectó la frecuencia con la que asistían al gimnasio, pero esos sentimientos sí hicieron mella en las conductas de afrontamiento y el bienestar emocional de los participantes. "Independientemente del peso, puede haber una sensación de inseguridad o vulnerabilidad en los centros de acondicionamiento físico", dice Natasha Schvey, coautora del estudio y profesora adjunta de Medicina y Psicología Clínica de Uniformed Services University of the Health Sciences de Bethesda, Maryland.
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