Vida Sana
Antes de dormir evitas la luz azul, tienes un colchón cómodo y persianas para oscurecer tu habitación. ¿Pero sabías que lo que comes —y cuándo lo haces— también puede afectar tu sueño?
Eso es porque si bien el patrón de vigilia y sueño está controlado por el reloj central del cuerpo (ubicado en la región del cerebro llamada hipotálamo), también tienes relojes periféricos en órganos como el hígado y el páncreas. Estos controlan los procesos fisiológicos, como el azúcar en sangre, el colesterol, la secreción de hormonas y la digestión. “Si comes en un momento contrario a tu sistema circadiano, confundirás a los relojes periféricos”, explica la Dra. Josna Adusumilli, neuróloga y médica especializada en medicina del sueño en la Facultad de Medicina de Harvard y el Massachusetts General Hospital. Esa falta de alineación entre los procesos metabólicos puede afectar tu sueño posterior.
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Según los expertos, lo ideal es comer una cena balanceada (que incluya proteínas, carbohidratos y fibra) y terminarla al menos dos horas antes de acostarte, ya que el acto de comer le indica al cuerpo que hay que estar despierto. “El cuerpo humano no fue creado para digerir alimentos acostado”, explica Michael Breus, psicólogo clínico y becario de la American Academy of Sleep Medicine.
Pero como tener hambre también puede interferir con el sueño, si necesitas un bocadillo, procura que sea nutritivo. El Dr. Daniel Barone, experto en sueño de Weill Cornell Medicine y New York-Presbyterian recomienda un bocadillo ligero como galletas y mantequilla de maní. La mantequilla de maní contiene triptófano, al igual que el vaso de leche caliente que tu madre te decía que bebieras antes de ir a dormir o el pavo de Acción de Gracias que te da tanto sueño después de comerlo. Además, los carbohidratos de las galletas pueden ayudar a que ese aminoácido que induce el sueño llegue más fácilmente al cerebro.
Aquí presentamos otros siete alimentos destacados que pueden ayudar al cuerpo a estar más preparado para el descanso.
Superalimento n.º 1: kiwi
El kiwi no es solo bueno para reforzar tu inmunidad. “Contiene además una concentración alta de serotonina, que es el precursor de la hormona melatonina encargada de regular el ciclo de vigilia y sueño”, dice Samantha Cassetty, dietista certificada y asesora de Performance Kitchen. Un estudio pequeño halló que, tras cuatro semanas de comer dos kiwis una hora antes de acostarse, las personas informaron que les resultó más fácil conciliar el sueño y que durmieron más tiempo. También se despertaron menos durante la noche. “Como el kiwi está repleto de antioxidantes y compuestos antiinflamatorios, son una mejor opción que otros bocadillos menos nutritivos de la noche”, agrega Cassetty.
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