Cómo vivir con el síndrome del intestino irritable
Una dieta rica en fibra y líquidos es clave.
Ya el venerable médico griego Hipócrates lo decía: a medida que uno envejece, el intestino enlentece…
El problema de evacuación del intestino o estreñimiento, es el problema digestivo más frecuente en Estados Unidos, sobre todo entre las personas mayores. El intestino de la persona mayor se vuelve perezoso por dos principales razones: el número de neuronas intestinales que gobiernan el automatismo intestinal disminuye y porque se acumula una mayor cantidad de tejido fibroso inútil en sus paredes.
Si bien es cierto que el estreñimiento es una molestia muy frecuente, muchas veces este no es más que el síntoma principal de un problema muy fastidioso y de origen misterioso: el síndrome del intestino irritable o colon irritable.
La tarea del colon
Recordemos que la función principal del intestino grueso o colon es preparar y almacenar las heces antes de su expulsión. Para eso, el colon absorbe el exceso de agua del material que recibe del intestino delgado, lo “seca” y produce la materia fecal, la que es luego expulsada por los mecanismos automáticos del colon.
El síndrome de intestino irritable (IBS por sus siglas en inglés) es una alteración de esa función normal de elaborar, concentrar y evacuar los excrementos y se caracteriza por una serie de síntomas variados, siendo los más frecuentes, el estreñimiento, las diarreas, la formación de gases o flatulencia y el dolor abdominal.
No estás solo
Se calcula que el IBS afecta entre 10 y 20% de la población norteamericana, a hombres y mujeres por igual y es muy frecuente en las personas mayores de 50 años. Para tener una idea de su impacto, se considera que los síntomas ocasionan de 2.4 a 3.5 millones de visitas médicas anuales y originan 2.2 millones de recetas médicas para aliviarlos.
A pesar de los adelantos de la medicina moderna, no existe ninguna prueba específica para diagnosticar el IBS y el diagnóstico se basa en los síntomas del paciente. No es sino hasta hace menos de 20 años que los tan variados síntomas de los pacientes con IBS fueron organizados por la Rome Foundation (en inglés) y se crearon los criterios de Rome:
- Los síntomas deben durar por lo menos 3 meses.
- Hay malestar o dolor abdominal asociado con al menos dos de los siguientes síntomas:
- El dolor se alivia con la defecación
- Su inicio va asociado con dos elementos: un cambio en la frecuencia de deposiciones y un cambio en la apariencia o forma de las heces (es decir, deposiciones frecuentes con heces que pueden ser duras o sueltas).
- Forma anormal en las heces, pueden ser en forma de cinta o como pequeñas bolitas.
- Frecuencia anormal de evacuación (3 o más por día)
- Presencia de moco en las heces
- Esfuerzo, urgencia o evacuación incompleta de las heces
- Formación de abundantes gases
- Distensión abdominal
El IBS de las personas mayores puede ser difícil de diagnosticar por los doctores porque se confunden con diversas enfermedades propias de la edad como diabetes o secuelas de operaciones abdominales y efectos secundarios de medicamentos. Por lo general las personas mayores sufren de un IBS que va más con estreñimiento que con diarreas.
El tratamiento
Por mucho tiempo se ha pensado que los factores emocionales cumplen un rol muy importante en la intensidad de los síntomas del IBS. Ansiedad crónica, depresión, fobias y la tendencia a la somatización (crear síntomas psicosomáticos) son padecimientos que van frecuentemente asociados al IBS.
Por su falta de efectividad, el tratamiento es muy frustrante para médicos y pacientes. Las siguientes son algunas de las recomendaciones más frecuentes:
- Entender que el IBS no es una condición grave, sino más bien una molestia. No causa cáncer ni ninguna otra grave enfermedad.
- Tratar los problemas de salud mental que puedan estar presentes.
- Hacer un diario de alimentación para identificar a los alimentos que pueden desencadenar un ataque. Tener cuidado con la leche porque la intolerancia a la lactosa puede confundirse con el IBS.
- Asegurar que la alimentación tenga alta cantidad de fibra.
- Consumir abundantes líquidos.
- Desarrollar una rutina diaria de defecación.
- Tomar medicamentos contra los cólicos intestinales. Tener cuidado con la interacción con otros medicamentos que la persona mayor pueda estar ya usando.
- Tratar laxantes suaves.
- Usar de probióticos.
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